La honestidad se ha convertido en un requisito deseado y deseable en todos los ámbitos vitales. Trabajo, familia o relaciones de pareja, tener un nivel de honestidad alta aumenta la confianza y las posibilidades de éxito.

Además es más fácil de conseguir de lo que parece. Todo depende de ti y de tu forma de relacionarte con tu entorno. Estás a tiempo de aumentar estos niveles de una manera muy sencilla.

Oscar Wilde sabía de lo que hablaba cuando se refería en 'La importancia de llamarse Ernesto' a lo crucial que es mantenerse serio y coherente con sus principios. Lástima que la traducción al castellano de la obra hizo que earnest, es decir, honesto, pásase a denominarse Ernesto, con lo cual, el juego de palabras del irlandés se fue al traste.

Pero el mensaje final de la obra queda más patente que nunca a día de hoy a pesar de haber pasado más de 100 años. La seriedad y la honestidad son pilares básicos en nuestro día a día.

Mantenerse honesto permite sobre todo aumentar la confianza en uno mismo. En esa delgada línea que separa lo que está bien y lo que está mal, nuestra honestidad personal nos puede mostrar el camino de lo que realmente es correcto. Con ello, nuestra conciencia permanecerá tranquila. Y no nos referimos a decirle a la gente todo lo que se te pase por la mente.

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Por si fuera poco, no solo la nuestra permanece impasible al saber que has obrado bien. La gente que esté a nuestro alrededor también comprobará cómo nuestro juicio y forma de pensar les puede servir a ellos. Esta honestidad solidaria hará que el ejemplo personal de unos pocos sirva para inspirar a otros muchos.

La capacidad de inspirar y extender nuestra influencia se verá vinculada a nuestra capacidad de mantener nuestra palabra y ser sinceros. No importa el ámbito; profesional, personal o social. Los que estén a nuestro alrededor apreciarán esta manera de ser, de este modo crearemos un ascendente sobre ellos que nos será provechoso en nuestras relaciones.

Además, éstas se verán reforzadas por la situación que generan ya que la confianza propia es transmitida a los demás. Esto a su vez propicia que superiores o subordinados nos vean como personas justas y ecuánimes, cualidades más que deseadas en cualquier ambiente laboral.

Pero lo mejor de todo es que la honestidad está al alcance de la mano de cualquiera. Ser sincero y consecuente con los actos de cada uno. Decir la verdad y no pretender que los otros hagan cosas que uno no estaría dispuesto a hacer, asumiendo las responsabilidades, hará que te sientas mejor contigo mismo. Y eso, se nota y se traslada a los demás.

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Así que hagamos caso a Oscar Wilde, pongámonos serios y seamos honestos en nuestra vida cotidiana. No hace falta llegar a los límites de Henry Fonda en ‘Doce hombres sin piedad’, pero pongámonos manos a la obra.