La fiesta de Halloween siempre se ha asociado a las películas americanas. Llega octubre, las hojas de los árboles pintan de otoño las aceras, surgen calabazas gigantes y sonrientes en los portales y aparecen niños (y adultos) disfrazados de muertos por las calles. Solo falta que un niño de 6 años llamado Michael Myers mate a su hermana adolescente a cuchilladas. Estamos en Halloween y todo apunta a que llegará esa noche donde todos queremos pasar miedo... y divertirnos todo lo posible.

Pero Halloween, o Hallowe’en en contracción de All Hallows 'evening (la Víspera de Todos los Santos), se celebra desde mucho antes de que se hicieran películas en Hollywood, no implica necesariamente terror, pero tampoco inocentes juegos de disfraces; y por más que lo asociemos a las casas de madera estilo victoriano con su porche repleto de caramelos y calabazas y un interior de historias de fantasmas, ni siquiera surgió en Estados Unidos. Vamos a verlo.

El origen celta de Halloween

El término Halloween data aproximadamente de 1745, pero su origen se remonta a siglos atrás, antes de Cristo. Proviene de una tradición antiquísima de origen celta más parecida a las celebraciones rituales, como la retratada en la película Midsommar para el solsticio de verano, que a la fiesta de disfraces, dulces y calabazas que todos conocemos en la actualidad.

pelicula terror midsommar
Midsommar

Los antiguos pueblos celtas celebraban el 31 de octubre un antes y un después en su calendario con una fiesta a la que denominaban Samhain, en gaélico, “el final del verano”. Entre otras cosas, el último día de octubre marcaba el fin de la época de cosechas, el equinoccio de otoño y el cambio de estación, por lo que el Samhain se erigió en la festividad más importante de la Europa pagana. Solemos asociarla con Irlanda, pero también se extendía entre los pueblos celtas de Escocia, entre los británicos y más allá.

¿Por qué Halloween se celebra el 31 de octubre?

Para poder imaginar la importancia que tenía el Samhain entre los celtas hay que tener en cuenta que el año céltico concluía el mismo 31 de octubre, dividiendo la vida en una época de luz (primavera y verano) y otra de oscuridad (otoño e invierno). El equinoccio de otoño marcaba el punto en que los días iban a ir haciéndose más cortos y las noches más largas, en que los árboles perderían sus hojas y las cosechas se detendrían. Para los celtas, el 31 de octubre significaba la entrada en un nuevo ciclo que iría de los días más oscuros a los más claros.

El Samhein era, por tanto, una despedida en toda regla, mucho más que un adiós al buen tiempo. Los celtas se despedían de Lugh, el dios del Sol. El Samhain se iniciaba el 31 y, unido al festejo del Año Nuevo Celta, se alargaba durante tres días.

celebración actual del samhain en edimburgo
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Celebración actual del Samhain en Edimburgo.

El significado de Halloween

Los celtas daban tal importancia el 31 de octubre como un día de tránsito, entre uno año y el siguiente, entre la luz y la oscuridad, el calor y el frío, etcétera, que le otorgaban cualidades especiales. Durante la noche del 31 las fronteras entre este y el Otro Mundo se difuminaban y los espíritus de los difuntos podían caminar entre los vivos, tanto los benévolos como los que no quieren nada bueno de nosotros.

Las fiestas y los ritos sagrados que se realizaban esa noche tenían esto muy en cuenta e incluían la comunicación con los muertos. Los espíritus benévolos eran invitados y homenajeados mientras que se trataba de alejar a los dañinos. Se piensa que la tradición de disfrazarse en Halloween previene de estas prácticas, pues los antiguos se ponían trajes y máscaras escalofriantes para intimidar y ahuyentar a los malos espíritus. También comenzó entonces a encenderse grandes hogueras, fuegos ceremoniales que pretendían ahuyentar y confundir a las visitas indeseadas. Otra práctica común estaba ligada a la comida y a las últimas cosechas hasta esa fecha, dedicando grandes banquetes y ofrendas a honrar a los buenos espíritus.

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Con el paso del tiempo, la extensión de la fiesta de Samhein y la mezcla de culturas se hicieron habituales otras prácticas que han llegado a la actualidad. A los festines, fuegos y máscaras se sumó el hábito de colocar una vela encendida en las ventanas para ayudar a los muertos a “encontrar su camino” y la costumbre de dejar comida y dulces fuera de las casas a modo de ofrenda. También se hicieron comunes platos como el colcannon, hecho con puré de patata y coles, y se popularizaron las manzanas, que los jóvenes pelaban dejando caer la piel al suelo para leer en ella el nombre de su futura pareja. Y las calabazas, claro, también se incorporaron las calabazas. Pero para entonces la fiesta del “fin del verano” había adoptado otros significados.

Los mejores planes en Irlanda del Norte para vivir tu Halloween más celta

Derry-Londonderry, la ciudad con la muralla mejor conservada (siglo XVII) de toda la Isla Esmeralda, es el lugar perfecto en el que recibir al Samhain, el Año Nuevo Celta. Aquí, en Irlanda del Norte, entre templos neolíticos y castillos medievales, a un paso de la Calzada del Gigante (patrimonio mundial de la UNESCO), se celebra el que se considera el mayor Festival de Halloween de Europa, elegido Mejor Destino Halloween del mundo en 2015.

Del 28 al 31 de octubre, los espíritus ancestrales deambulan por las calles de Derry para dar la bienvenida a la estación oscura junto al espíritu de Walter de Burgh, Cailleach (la diosa del frío y de los vientos) o la Reina Morrigan, diosa celta de la muerte. Miles de personas llegan hasta aquí cada año, atraídas por el misterio y el bagaje de esta tradición que se mantiene viva en Irlanda desde hace más de 2.000 años.

Es la Irlanda mágica, la de acantilados escarpados y colinas verdes, en la que ya se encendían hogueras hace siglos para guiar a los difuntos hacia la vida y ahora, organiza los mejores planes de Halloween de norte a sur. Desde la Caza de Fantasmas en Crumlin Road Gaol, la antigua prisión victoriana de Belfast, al espectáculo del Observatorio y Parque OM Dark Sky del condado de Tyrone, en el que se pueden interpretar los símbolos celtas y aprender sobre los espíritus de la oscuridad.

También merece la pena vivir la experiencia ‘Mussenden Unwind’; una velada que incluye una cena al aire libre junto al templo de Mussenden, que asoma sobre un vertiginoso acantilado en la espectacular costa de Causeway, o el conocido Festival de Puca (del 27 al 31 de octubre) que, un año más, será la excusa perfecta para conocer el condado de Meath, donde se encuentra Athboy, hogar de la famosa colina de Ward, donde se encendieron los primeros fuegos que guiaron a los muertos hacia la tierra de los vivos en la noche de Samhain. 2.000 años de tradición celta que también se celebran en la ciudad patrimonial de Trim, cuyo castillo se llena de luces y sombras en un espectáculo terrorífico (29 de octubre).

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Cortesía Turismo de Irlanda
La experiencia más aterradora se vive en Irlanda de Norte.

¿Es lo mismo Halloween que el día de Todos los Santos?

Cuando los romanos ocuparon los dominios celtas asimilaron la fiesta del Samhein entremezclándola con la fiesta de la cosecha romana en honor a la diosa Pomona; pero a partir de la cristianización del Imperio y durante los siglos posteriores la fiesta pagana se fue cristianizando y comenzó a denominarse “La Víspera de Todos los Santos”, por la fiesta cristiana del día siguiente.

A partir del momento del año 835 en que la Iglesia señaló el 1 de noviembre como el día de Todos los Santos, ambas fiestas se entremezclarían en la conmemoración de los difuntos. Juntando elementos paganos y cristianos en una misma celebración y eliminando del vocabulario corriente el nombre de Samhein. En su lugar surgiría un nuevo, Halloween (All Hallow’s Eve).

¿Por qué asocias Halloween a los Estados Unidos?

La fiesta de la Víspera de Todos los Santos llegó a Estados Unidos (y a Canadá, siempre nos olvidamos de Canadá) en los barcos atiborrados de emigrantes que partían de Europa durante el siglo XIX. Movidos por la Gran hambruna irlandesa, en la década de 1840 una gran parte de ellos fueron católicos de origen irlandés que llevaban con ellos la fiesta de sus ancestros.

¿Qué tienen que ver las calabazas con Halloween?

Como acabamos de ver, fueron los inmigrantes irlandeses los que transmitieron al Nuevo Mundo sus versiones de la tradición, sembrando nuevas costumbres como la de tallar los Jack-o’-lantern, esas calabazas gigantes y huecas con una vela dentro que hoy en día son el principal icono de Halloween y que provienen de la leyenda de Jack “el Tacaño”, el aldeano que engañó al diablo. Y en una mezcla única de tradición y gamberrada se popularizó también el célebre “truco o trato” (trick or treat).

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La fiesta comenzaría a celebrarse masivamente en el país años más tarde, a partir de 1921, cuando se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota, al que rápidamente se sumaron otros estados. El resto es historia. La fiesta se popularizó por todo el país y a partir de los años 70, con la saga de Halloween de John Carpenter y el cine de terror, comenzó a internacionalizarse por todo el mundo.

Ahora todos celebramos cada 31 de octubre la fiesta de Halloween, eso que hace más de 2.000 años se llamaba Samhain. Cuidado con los malos espíritus.