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Solo, con agua, 'on the rocks', ¿con refresco? No sabemos tu nivel de gustos o 'expertise' en cuestión de cómo reconocer y beber un buen (o no tan buen whisky) pero, si nos lees habitualmente, seguro que tienes una base. Hagamos una inmersión rápida antes de hablarte de una de las marcas de whisky por excelencia, Johnnie Walker, y desliar el lío que puedas tener con su variedad de etiquetas, que no son pocas.
Johnnie Walker es un 'Scotch', así puedes pedirlo y deberían entenderte. Presume de ser el whisky escocés (eso es lo que significa) número 1 del mundo desde la época de su fundador, John Walker. Seis generaciones después, aún en manos familiares, lo sigue siendo. Que sea 'blended' no es para nada peor, eso es un mito que ya explicamos aquí. Que sea más añejo o más oscuro tampoco es sinónimo de calidad aunque esto es muy discutido. Hay quien dice que el whisky no entiende necesariamente de edad, una mezcla más joven es distinta a una con más años, sin más, aunque sí que el precio y los matices se incrementan considerablemente.
Con Johnnie Walker y su amplia gama podemos hacer un repaso por una diversidad de casuísticas que se resume en sus famosas 'labels'. La próxima vez que dudes entre pedir un Red, Black o Blue Label, ten a mano este artículo en el que, junto a Jorge Pineda, Luxury Scotch Brand Ambassador de Diageo, las repasamos todas y catamos su último lanzamiento, Elusive Umami, un whisky que ha unido al chef tres estrellas Michelin Kei Kobayashi y a la 'master blender' Emma Walker en la búsqueda del codiciado quinto sabor en una botella. Lo han conseguido.
Ponme un Johnnie Walker Red Label cola... ¡mal!
Primera patada de la noche. Que empecemos por "abajo" no quiere decir que este whisky no sea también "uno de los grandes" según Pineda: "Representa muy bien todos los rincones de Escocia, es un 'blended' de más de 30 destilerías, muy equilibrado, con notas de vainilla, caramelo y un ahumado muy sutil". De Coca-Cola nada, ginger ale y un buen vaso alto con hielo, nos recomienda.
"Premiunizándonos" un poco encontramos el Johnnie Walker Black Label. "En esta mezcla de 40 whiskies de diferentes regiones, con más presencia de la malta que del grano, al contrario que en el caso anterior, empezamos a ver potencia porque todos están añejados como mínimo doce años".
Para realzar las notas especiadas y ahumadas de este lanzaron uno que tal vez hayas oído menos, el Doble Black, que viene de "barricas muy tostadas para que salga su esencia, siendo más complejo y más potente". Para estos, Jorge Pineda no duda a la hora de sugerir vaso bajo y servicio 'on the rocks' con unas almendritas tostadas como snack.
El oro de Escocia: Johnnie Walker Gold Label
La etiqueta dorada de la casa comprende una mayor delicadeza. Los whiskys de Speyside, muy cremosos, con cuerpo y textura, dominan la mezcla. "Es un whisky de celebración para servir muy frío, incluso después de pasarlo por el congelador", explica. Date el lujo de festejar poniéndotelo en una copa de champán y pecando con un coulant de chocolate a su lado.
Ascendiendo en la escala, llegamos al Green Label. Es un 'blended malt', una subcategoría en la que solo se mezclan whiskies de malta. "Es perfecto para quienes aún no se atreven a tomar uno de malta puro, un paso intermedio", aclara el experto. En este hay whiskies de los cuatro rincones de Escocia pero especialmente de la costa oeste. Pruébalo solo en un catavinos con una tapa de salmón ahumado para potenciar sus notas de cereales, de pastelería, humo y recuerdos de mar.
Un whisky adulto: Johnnie Walker 18 años
Este refleja muy bien los whiskies de la región de Speyside. "La inspiración es la de una receta que se regalaba a los directivos de la empresa y mejores clientes. Es muy delicado y elegante, idóneo para disfrutar solo", aconseja, dando un mordisco a un chocolate negro 70%. que va muy bien con sus notas de frutas cocidas, de compota y frutos secos.
El Johnnie Walker más icónico
Si de replicar las mejores recetas creadas por John Walker hace doscientos años se trata, el Blue Label es la panacea. La propia Emma Walker recorre veintisiete destilerías, revisa diez millones de barricas y escoge solo las mejores (de cada diez mil solo se queda con una, para que te hagas una idea) junto a sus otros doce 'master blenders': "La delicadeza, la sutileza y la textura en este es extrema. El tacto en el paladar es indescriptible por su suave sabor. A partir de ahí uno empieza a descubrir notas de piel de naranja, ahumadas, amaderadas, de vainilla, de especias como la pimienta... Es uno de los grandes whiskies 'blended' en el que ponemos todos nuestros esfuerzos", relata el embajador a la vez que anticipa el ritual para beberlo: vaso de agua helada en una mano, vaso bajo en la otra, sorbo a uno, sorbo al otro y nada más.
Hasta aquí las etiquetas siempre presentes en el mercado. Pero hay más, ediciones especiales que introducen de cuando en cuando con limitadas rarezas. Fue el caso, durante cinco años, de Ghost & Rare. "Para estos lanzamientos utilizábamos el stock que apenas quedaba en destilerías fantasmas, ya cerradas. El valor era incalculable pero están prácticamente agotadas".
El quinto sabor en un nuevo Johnnie Walker favorito
Con Ghost & Rare se cerró un ciclo pero acaba de abrirse otro, el que ha inaugurado el antes mencionado Johnnie Walker Elusive Umami. "Kei Kobayashi le descubrió ese quinto y enigmático sabor a Emma y ella se puso a buscar barricas que pudieran tenerlo. Después de probar 25.000 (¡!) ha encontrado esas notas entre lo dulce, lo salado y lo ahumado".
La primera sensación al beberlo es dulce, en efecto, después cambia a un perfil salino y termina con el humo como protagonista. No hay método ni receta específica. "Hay una determinada edad en el whisky que empieza a aportar esas pinceladas de umami pero no ocurre siempre en el mismo momento", detalla Jorge. ¿Cómo tomarlo? Solo, en una copa de vino, y con la mejor cecina, el mejor salmón ahumado, el caviar o el foie. Sí, puro umami.