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Esta entrevista es, a la vez, una intuición, una certeza y una celebración. Vamos de atrás hacia adelante. Una celebración porque Patrick Criado (Madrid, 1995) cierra un 2023 brillante, con la guinda de ese premio Ondas por su papel protagonista en Las noches de Tefía (Atresplayer Premium), la serie de Miguel del Arco ambientada en un campo de concentración para vagabundos, alcohólicos y homosexuales –el eufemismo era 'colonia agrícola penitenciaria'– en Fuerteventura. Tremenda la historia, desdoblada en un cabaret imaginario al que asisten los presos cada noche para liberarse a su manera, tremenda la actuación de Patrick. La certeza consiste en que el también galardonado por su trabajo en Mar de plástico, en Antidisturbios (ahí le cayó un Feroz y un Unión de Actores) o en La gran familia española (ahí rozó el Goya) es uno de los mejores actores de su generación, seguramente el más dotado para transitar personajes explosivos y complejos. La intuición es que, por todo eso y por más talentos todavía por desarrollar, Patrick Criado está a unos cuantos cumpleaños de ser uno de los grandes, de nuestros grandes, de esos que cuando los vuelven a nominar al Goya, piensas "¿otra vez?". La celebración, la certeza y la intuición. Solo falta la entrevista:

"Creo que el luto por Las noche de Tefía va a ser largo", dijiste hace unos meses… ¿Cómo ha sido finalmente?
Ya lo he pasado totalmente, pero sí es verdad que fue un proceso muy intenso en el que pasé por muchas emociones. Al principio fue terror por pensar que no iba a ser capaz. Porque era un guion difícil de leer, con cambios de época, con un tono complejo… Así que sentí ese vértigo de saber que estás ante un proyecto en el que te vas a dejar mucho y no sabes a quién se lo entregas, pero desde luego mereció la pena. Sobre el luto, lo que pasa con este trabajo es que te sumerges en un proceso muy intenso que abarca todos los aspectos de tu vida y de repente se corta de raíz. Me acuerdo que al terminar me ofrecieron algunos trabajos y es que no podía, por mi salud mental también. De repente dejé de ver a los compañeros, dejé de hablar en andaluz… Son unos momentos de transición en los que tienes que agradecer lo que has vivido y también tienes que dejar ir, aceptar que ha terminado. Fue largo. Acabamos en verano y necesité ese tiempo para reconectar conmigo, con mis amigos, mi familia…

Lo del acento debe ser muy bizarro, porque para clavarlo como lo haces entiendo que lo tienes que introducir también en tu vida normal además de en la serie.
Hablaba así constantemente. En el rodaje, todo el tiempo. Y también cuando salía a tomar una cerveza, de bromas con los compañeros, cuando me iba a Cádiz a pillar expresiones… El acento me daba algo muy fresco, también a nivel corporal. Despedirme del acento fue otro luto.

"Miguel del Arco me decía que con La Vespa no nos podíamos quedar cortos y tiré con todo. Lo bonito de este personaje era lanzarse al vacío"
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Hablabas de la inseguridad que sentiste al principio, que contrasta con la seguridad aplastante que transmites en pantalla. ¿Cómo te convences a ti mismo de que sí eres capaz?
En mi interior había duda, miedo e inseguridad. Pero el entorno me ayudó mucho a soltarme, sobre todo por la confianza que me brindó Miguel del Arco desde el minuto uno y por esos compañeros tan comprometidos que he tenido que se lanzaron al barro conmigo. Miguel me decía que con La Vespa no nos podíamos quedar cortos y eso se me quedó grabado. Tiré con todo. Seguramente en alguna secuencia me pasaba, pero era preferible subirlo de tono y que el director lo fuera bajando a quedarnos en tierra de nadie. Lo bonito de este personaje era lanzarse al vacío y disfrutarlo desde ahí.

Estar a las órdenes de Miguel del Arco es una experiencia única para cualquier actor. ¿Qué clave te dio él para habitar este personaje?
La sonrisa. Insistía mucho en la sonrisa. Pasé por muchos lugares antes de encontrar la manera en que se expresaba. Al principio imponía muchas cosas de lo afeminado, hasta que encontré lo que hay en mí de eso. Miguel me insistía en que sonriera, porque este tipo sonríe aunque esté mal. Para esto fueron muy importantes los periodos que pasé en Cádiz. Porque me ayudaron a entender el acento pero también a captar un lenguaje y una filosofía de vida. Conocí a un tipo que cualquier sitio al que entraba lo iluminaba con su sonrisa. Entendí que era eso a lo que se refería Miguel. Y trabajando por ahí dimos con el click.

¿Por qué Cádiz en concreto?
Miguel tenía claro que el personaje de Cádiz. De primeras sugerí si podía ser de Málaga, porque para mí iba a ser más fácil desplazarme allí las veces que hiciera falta, también barajamos en algún momento la posibilidad de hacerlo sin acento… Pero cuando decidimos que era de Cádiz y fui allí, entendí por qué Miguel lo tenía tan claro. Para mí fue imprescindible irme a Cádiz. Porque puedes aprender un acento, trabajar las frases, pero necesitaba ir más allá. Necesitaba encontrar su lenguaje, su corporalidad, su sonrisa. Es un todo. Además de que fue una etapa muy divertida y conocí a gente guay, fue esencial para captar la filosofía de vida, la alegría. Que además comulga mucho conmigo.

patrick criado en esquire
Ana Ruiz
Patrick lleva camisa y pantalón de Guess y zapatos de Zegna.

Tú eres una persona con una energía masculina muy potente, a sabiendas de que es un concepto escurridizo. Pero solo hay que estar un minuto a tu lado para comprobarlo. ¿Cómo fue el proceso de buscar esa energía femenina dentro de ti?
Fue muy interesante. Porque al principio era una imposición de esa feminidad, lo que a veces se llama pluma, aunque no nos gustaba llamarlo así. De hecho fue un concepto que me borré al minuto porque no era desde donde queríamos trabajar. Miguel me decía que prefería que no tuviese ningún tipo de feminidad antes que hacerlo desde ahí. Hablando con compañeros, en los ensayos, especialmente con compañeros gays que en momentos más relajados expresan ese amaneramiento, o cómo se llame, me decían que ellos podían parecer los más heteros del mundo o los más gays del mundo en función de la comodidad o de la relación con las personas. Y con ellos entendí que es algo que está en todos en cierta manera y que fluye en función de las circunstancias. Fui encontrando en mí esos lugares, esas corporalidades que están cargadas de una energía más femenina que masculina. Las saqué de mí y las coloqué sobre un tipo que, por la época que vive, sabe perfectamente como quitarse por completo esa feminidad que sí brota en sus momentos de relajación, en los que puede ser él.

La historia que cuenta la serie, y que tiene mucho que ver con la represión de la identidad, tiene un pie en los años sesenta y otro claramente en la actualidad. Pero te invito a una reflexión antes de preguntarte por ello. ¿Puede ser que a los actores de tu generación os hayan metido cierto miedo a la hora de pronunciaros sobre temas que tocan con la política? ¿Qué de alguna manera se castigó a compañeros de anteriores generaciones que sí se manifestaban más claramente y eso funcionó como aviso a navegantes?
Sí que siento que hay un miedo general a hablar. Porque en este país se ha señalado y se ha castigado mucho al que ha tenido un discurso más polémico y ha entrado en terrenos incómodos. Por otro lado, creo que tengo una mente, un cuerpo y una boca. Y una visibilidad. Siento que si tengo que decir algo, no me lo tengo por qué callar. Me gusta pensar así. Y tengo referentes como por ejemplo Javier Bardem, actores de un nivel increíble que están comprometidos con causas sociales y las mencionan sin miedo. No estamos en la obligación pero sí tenemos el derecho, como cualquier ciudadano, de hablar y dar nuestras opiniones. Además creo que es un momento en el que es necesario. Y si alguien no lo entiende, no es mi problema.

"Más allá de si eres conservador o liberal, de derechas, de izquierdas, nadie es quién para recortar y denigrar los derechos que con tanto esfuerzo y con tanta sangre se han conquistado

Prueba del algodón: en el momento en que estamos hablando, en la Comunidad de Madrid se ha aprobado un recorte de derechos en leyes que protegen al colectivo LGTBIQ+, especialmente a las personas trans. ¿Qué te provoca?
Pues me provoca rabia, impotencia y desilusión por una clase política que está involucionando. Los derechos de las personas no deberían tener un color o una ideología, deberían ser fundamentales. Más allá de si eres conservador o liberal, de derechas, de izquierdas… yo no soy quién para recortar, para denigrar los derechos que con tanto esfuerzo y con tanta sangre se han conquistado. Ante este tipo de retrocesos, el arte y la cultura deben estar ahí más que nunca para remover conciencias. Y decirle a la clase política que se encargue de mejorar la vida de las personas, que es lo que necesitamos, y no de recortar libertades y derechos. El mundo debe evolucionar hacia un lugar de más comprensión y más convivencia, no seguir segregando odio. Lo que pasa es que en tiempos de incertidumbre siempre hay una reacción ante la evolución, siempre la ha habido y siempre la habrá. La cultura es nuestra arma para hacer ver otros puntos de vista y que la gente no se quede solo con lo que el político que le agrada le dice. Y para saber de dónde venimos. Yo quiero que el de al lado tenga los mismos derechos que yo por ser hombre blanco heterosexual. Necesito que los tenga, no quiero tener privilegios sobre nadie, quiero evolucionar hacia un mundo donde convivamos en paz. Hay que pelear por ello. Miguel del Arco lo decía el otro día en una entrevista: no nos podemos relajar porque los derechos conquistados no son derechos inamovibles, hay que pelear por ellos continuamente y hay que recordar que esa pelea existe por una razón. La lucha nunca para.

patrick criado en esquire
Ana Ruiz
Jersey de Guess.

Cambio de tercio, retomando un poco el tema de la masculinidad. Es llamativo que, en el carrerón que llevas, los trabajos más exigentes o en los que más has brillado han sido todos a las órdenes de directores hombres. La lista es larga: Miguel del Arco, Rodrigo Sorogoyen, los hermanos Pastor, Mariano Barroso, Salvador Calvo, Daniel Sánchez Arévalo, José Luis Cuerda, Emilio Martínez Lázaro… Digamos que hasta ahora has sido un virtuoso interpretando a hombres bajo la visión de otros hombres. Por eso me interesa muchísimo saber cómo ha sido trabajar bajo la batuta de Paula Ortiz en la esperadísima Hildegart, una película que se estrenará el año que viene.
Lo primero, fue muy bonito conocer a Paula y conocer su mundo interior, la poesía desbordante que tiene en el cuerpo. Esa sensibilidad y esa estética apabullante. A mí me gusta mucho trabajar con mujeres lo primero porque es revolucionario, porque es necesario que sus voces cuenten tantas historias tan importantes. En el caso del trabajo con Paula, fue un proceso muy bonito. Hay ciertos momentos en los que se nota que a una mujer le ponen más condicionantes, o que la toman menos en serio.

"Las mujeres [directoras] tienen que luchar el doble para sacar sus proyectos adelante. Por eso son tan necesarias mujeres como Paula Ortiz que creen en lo que quieren hacer y que tiran adelante a pesar de todos los señores de traje y corbata que la ponen en duda"

¿Te refieres a los rodajes o a la industria en general?
No tanto en el rodaje como en las altas esferas. A que continuamente tenga que estar explicando sus puntos de vista. A mí me gustaba estar en esa lucha con ella, y junto con Najwa Nimri y con Alba Planas. Al guion le dimos toques políticos necesarios para que la película brillara más. Me encantó estar en ese proceso de entender la política desde el lugar desde el que Paula la quería abordar. Ella tiene un talento inmenso y se merece hacer todas las películas que ella quiera hacer. Sí que se nota, cuando ella quiere sacar proyectos adelante y se los pone sobre la mesa a productores y a cadenas, la duda que hay. Esa duda es generada en gran parte por ser mujer. Tienen que luchar el doble para sacar sus proyectos adelante. Por eso son tan necesarias mujeres como Paula que creen en lo que quieren hacer y que tiran para adelante a pesar de todas las trabas y de todos los señores de traje y corbata que la ponen en duda.

La historia de Hildegart es apasionante. ¿Cuál es el vínculo de tu personaje con ella?
Interpreto a Abel Velilla, un militante del Partido Socialista que se acerca a ella por unas lecturas de sus artículos que hacen en el partido. Es que Hildegart fue muy conocida en su tiempo, tanto en el ámbito político como en el social, fue una influencer de la época. Es curioso cómo ha cambiado el mundo, porque una persona como ella hoy día podría tener su espacio político pero seguramente no se convertiría en una persona que mueve masas como lo hizo. La paraban por la calle. Abel se fija en sus artículos, tremendamente modernos, y se acerca a ella para que dé unas charlas en el partido y remueva conciencias. A raíz de ahí tienen una historia que desemboca en el más trágico de los finales, nunca llegan el destino que podrían haber tenido si no se hubiera cruzado la madre. Es bonito porque ayuda a entender la parte más emocional de Hildegart, no solo la mental, cómo es cuando se enamora, y de repente los principios y la sexualidad de la que tanto habla se ven confrontados con la realidad.

Tal como hablas de ello se nota que para ti es un personajazo.
Sí, yo estoy muy contento. Además tiene un parte política, porque Abel es un tipo con unos ideales muy fuertes, y hubo momentos en que de alguna manera podía ver a mi personaje desde fuera, esta persona tan buena y con tantos principios, y pensaba que alguien como él que era así en 1933, en solo tres años le iba a estallar una guerra e iba a dejar el libro para coger un fusil y acabar matándose con sus hermanos. Es muy fuerte. Si lo único que quería era cambiar el mundo. Era una época en España en la que no había un sistema descrito como tal, había mucha necesidad por una parte de España de instaurar algo más justo, más equitativo, con la confluencia de muchísimas corrientes políticas muy diferentes, por un lado con la necesidad de revolución y a la vez con una corriente fascista que amenazaba toda estabilidad política y que al final desencadenó ese golpe de Estado y esa guerra tan dura. Pero era tan bonito ese proceso que estábamos viviendo en este país en el que ninguno tenía certeza de nada pero todos tenían la intención y la convicción de que se podía hacer. España estaba en la vanguardia de corrientes políticas, lo que pasa es que era una olla a presión por esa otra corriente que no quería esos cambios. Hablando de Hildegart, había un feminismo creciente, un progresismo, una necesidad de que los trabajadores tuvieran derechos… España hubiese estado, y lo estuvo, a la vanguardia en derechos y logros sociales. Pero vino la guerra y lo desmontó todo. La España de aquella época merece muchas películas.

patrick criado en esquire
Ana Ruiz
Beisbolera de Belaguer.

Hemos hablado de tu crecimiento como actor, de cómo te has movido en la industria, y ahora me gustaría poner el foco en cómo te ve a ti la industria. Hace 10 años estuviste nominado al Goya, este año has ganado el Ondas, ganaste el Feroz… ¿Notas que es el momento de decidir bien para poder acceder a esos papeles que te llevan al siguiente nivel como actor?
Sí. Siempre he tenido la sensación de que hay que elegir bien y, en ese sentido, ahora es un momento, a la vez que dulce, complicado. Cuando uno está en proyectos que exigen involucrarse totalmente con autores que quieren contar una historia y tienen un eco en la sociedad actual, sientes que estás aportando un granito de arena importante. Pero es difícil mantener ese nivel y hay que estar muy al loro. Son procesos difíciles y decisiones que tomo siempre en conjunto con mis representantes, porque estamos en total sintonía en cuanto hacia dónde quiero ir, y también con la intuición que tengo. No es fácil ni para ellos ni para mí, porque cuando tomas una decisión, ya sea un sí o un no, nunca sabes si te estás equivocando, si estás exigiendo demasiado o siendo demasiado selectivo. Con esa incertidumbre hay que lidiar siempre, pero tengo la suerte de contar con un equipo maravilloso.

¿Ha habido algún "no" doloroso?
Sí, ha habido muchos “no” dolorosos, pero también forma parte de esto. Te recompones, tiras, y ya está. Aunque duela.

Me refería más bien a un “no” que hayas dado tú y después hayas visto que el proyecto era mucho mejor de lo que pensabas.
No, eso no me ha pasado. También porque si tomo la decisión, la tomo. Lo difícil es tomarla, pero una vez que lo haces, ya te relajas.

"Eso muy complicado que te consideren una estrella cuando te queda todo por demostrar y todo por entender sobre la fama"

Entiendo que ahora mismo tienes una popularidad relativamente cómoda. ¿Te da vértigo saber que en el siguiente escalón el peaje es más alto?
No, no lo suelo pensar. A lo largo de mi vida he tenido picos de fama absolutamente efímeros y he podido lidiar con ellos desde que soy pequeño. He entendido lo que es. Ahora mismo la cosa está bastante estable, me reconocen algunas personas pero puedo hacer una vida perfectamente normal sin que nadie se meta en mi vida personal. Es un lugar cómodo y agradable. Intento mantener eso de la manera más anónima e íntima posible. Pero si toca, habrá que lidiar con ello, no queda otra. Lo bueno es que lo mío ha sido progresivo.

De hecho es curioso que tú empezaste de niño y no has parado pero no hay sobre ti esa etiqueta de “niño prodigio” que puede llegar a pesar.
Es la suerte que te decía de que haya sido todo progresivo. Tanto la fama o la popularidad como el hecho de trabajar. En Águila Roja empecé con un papel muy pequeño y fue adquiriendo importancia con el paso de los años. Hay mucha diferencia entre vivirlo así, con una popularidad paulatina, a que te sobrevenga un pico, en plan un Élite. Además en aquella época no existían las redes sociales. Ahora lo que sucede es que de un día para otro una persona que no ha trabajado antes hace un serie para Netflix, tiene de repente dos millones de personas, muchas marcas detrás que quieren llevarle a todos los eventos, el mundo de la moda… Y, habiendo trabajado solo una vez, puedes tener un concepto erróneo de lo que significa esto. A la hora de trabajar te puede resultar más difícil dejarte de lado, porque ya te has creado una imagen de ti mismo como elevada pero a la vez tienes todo por demostrar, te tratan como a una estrella… Eso es muy complicado, que te consideren una estrella cuando te queda todo por demostrar y todo por entender sobre la fama. Que es tan efímera y tan mentira. Porque quien te reconoce hoy, mañana no se acuerda de ti. Como tú te lo creas y vivas en eso, luego te va a costar mucho asumir los “no” o quitarte todas las máscaras que te has puesto a la hora de interpretar porque has trabajado mucho en el ego y en la identidad que te has creado y se crean de ti. Es complicado.

Si 2023 ha sido un año muy dulce… ¿Qué esperas de 2024? ¿La segunda nominación al Goya?
[Risas] Yo espero seguir trabajando de esto, espero ser feliz y tener cada vez más consciencia y autoconocimiento. Espero poder seguir eligiendo y manteniendo este camino. Y espero sobre todo poder lidiar con lo que venga de la manera más coherente y más en mi lugar que pueda.