• Buenos consejos para ligar en Tinder
  • Consejos femeninos para ser mejor amante
  • Las mejores apps de citas que no son Tinder

¿Eres poliamoroso? ¿Te gustaría tener una relación abierta? ¿No tienes ni la más remota idea porque todavía no te quedan claros estos conceptos? No te preocupes: no podemos saberlo todo en esta vida, pero sí podemos informarnos todo lo posible para expandir nuestra idea del mundo, del amor y de las relaciones sexoafectivas para descubrir que quizás solo habíamos estado viviendo en los límites de lo socialmente establecido, que tenemos más opciones de las que pensábamos y pueden funcionar mejor de lo que nunca creímos.

Para ayudar a esclarecer dudas, vamos a explicar qué son exactamente las relaciones poliamorosas, por qué no son lo mismo que las relaciones abiertas, cuál es la mejor manera de hablar con tu pareja sobre el tema, cuál es la clave para que este tipo de relaciones poco convencionales funcionen... Todo ello lo hacemos con la ayuda de Ana Lombardía, experta en bienestar y salud sexual de We-Vibe, con la que nos quedan muchos más claros los conceptos. La realidad es que la única manera de responder a las preguntas con las que empezábamos el artículo es adquiriendo toda la información posible, conocer las implicaciones y, al final, tener una conversación sincera contigo mismo donde te preguntes de verdad cuáles son tus necesidades.

triángulo amoroso en vacaciones
Vladimir Vladimirov//Getty Images

¿Qué es el poliamor?

Empecemos por los básicos. "Una relación poliamorosa es aquella en la que una persona tiene varias relaciones de pareja de forma simultánea", explica Lombardía, "y al mismo tiempo estas personas que forman la relación pueden tener a su vez, o no, otras relaciones". Es importante recordar que, como apunta la experta, "en estas relaciones todo el mundo consiente y desea esta manera de vincularse, e incluyen tanto la parte afectiva como la sexual". Aquí están algunas de las claves principales: una relación poliamorosa no es solo una cuestión de sexo sino también de sentimientos, puede incluir un número infinito de personas y emparejamientos específicos y no se trata de infidelidades sino de relaciones consensuadas.

¿Qué tipos de relaciones poliamorosas hay?

Como puede interpretarse de la definición de poliamor ofrecida antes, hay una infinita cantidad de combinaciones con las que componer una de estas relaciones. Para empezar, depende del número de personas que la integran. "Cuantas más personas haya en la ecuación, más variantes pueden existir: pueden ir desde una relación de pareja de dos personas que, a su vez, tienen cada uno otra pareja, a una relación de 3, o a una compleja red de personas interrelacionadas entre sí", aclara Ana Lombardía. "A veces, estas redes pueden ser cerradas —es decir, sólo se relacionan entre sí dentro de esa red— o abiertas a nuevas personas y nuevas redes con las que se puedan interrelacionar", continúa.

En esa libertad al formar las relaciones no-monogámicas han surgido aun así algunos tipos establecidos en función de si hay relaciones que prevalecen sobre otras, si se quieren poner ciertos límites o no... Por ejemplo, está la anarquía relacional o amor libre, en el que las personas involucradas no tienen ningún tipo de restricción y se relacionan con otras con total libertad, pero también la polifidelidad, relaciones restringidas a un grupo determinado de personas que impone ciertos límites.

un grupo de amigos posan en una foto
Halfpoint Images//Getty Images

¿En qué se diferencia una relación poliamorosa de una relación abierta?

¡No es lo mismo! "En el poliamor todas las relaciones existentes pretender tener la misma relevancia y que no exista jerarquías entre ellas — es decir, que sean horizontales", apunta Lombardía. "Además, comprenden tanto la parte afectiva como la más sexual; en cambio, en una relación abierta suele existir una relación 'principal, estable y prioritaria', mientras que las demás suelen secundarias, esporádicas (a veces también son estables) y/o que se limitan únicamente a la parte sexual o a la afectiva, pero no a ambas", continúa.

Sí es cierto que hay un tipo de poliamor conocido como el poliamor jerárquico, en el que hay un grupo central en el que la relación es más intensa y comprometida, y fuera de ese círculo hay otras relaciones secundarias que no adquieren el peso sentimental de la principal. Se parece a una relación abierta, con la diferencia de que en el centro no tiene por qué haber solo una relación o que esté formada solamente por dos personas.

¿Cómo decirle a tu pareja que quieres una relación abierta o poliamorosa?

Aquí llega lo complicado. Nunca habrá una manera fácil de pasar de una relación monógama a una relación en la que se mezclen relaciones con otras personas, y por eso hay que tratar el tema con mucha delicadeza. "Suele ayudar mucho primero el 'tantear el terreno' para conocer la opinión de la pareja sobre las relaciones abiertas y el poliamor; esto nos ayudará a ver cómo está de receptiva con este tema y los posibles obstáculos que nos podamos encontrar a la hora de proponer un nuevo modelo de relación", aconseja Ana Lombardía. Es decir, busca la manera de sacar el tema en una conversación casual para conocer su postura. Incluso puedes pedirle a algún amigo de confianza que saque el tema durante una cena. ¡Usa tu imaginación!

"Después, es muy importante encontrar el momento adecuado y transmitir la idea con mucho cuidado y cariño: sobre todo es fundamental no presionar ni coaccionar, respetar el proceso de cada persona y aceptar que es posible que no obtengamos la respuesta que esperamos", añade la experta. Y esto es importantísimo: no todo el mundo está dispuesto a probar este tipo de relaciones, y no podemos obligarles o hacerles sentir mal por apostar por la monogamia. Al final del día, es una decisión individual.

female and male friends having breakfast in living room at home
Maskot//Getty Images


¿Hay aún estigma en las relaciones poliamorosas y abiertas?

Evidentemente. "Las relaciones abiertas y el poliamor son, a día de hoy, una forma minoritaria de relacionarse y poco conocida", explica Ana Lombardía. En efecto, las relaciones monógamas de larga duración son mayoría en nuestro país, y no solo eso: son las relaciones que más encontramos representadas en nuestra cultura, en el cine y las series y las novelas, y por lo tanto son las que más percibimos como "normales".

Sin embargo, las relaciones menos convencionales se abren paso, en la ficción y en la realidad. "Estamos viviendo una época en la que cada vez se hacen más visibles nuevas formas de vivir la sexualidad: el ejemplo más claro y más cercano lo tenemos en las series y películas, que cada vez con más frecuencia incluyen personas y escenas de dominación y sumisión, bondage, personajes queer, uso de juguetes eróticos, poliamor y relaciones abiertas", apunta la experta, que trabaja con la marca We-Vibe precisamente con productos de placer que están muchos más aceptados en las comunidades poliamorosas y cuyo estigma parece que cada vez es menor en la sociedad española. "Al final, el naturalizar y mostrar otras formas de vivir la sexualidad genera referentes, normaliza y permite que las personas tengamos más opciones para elegir libremente cómo queremos vivir nuestra sexualidad", continúa Lombardía, aunque reconoce que hay aún muchos prejuicios y "queda mucho recorrido por hacer".

dos manos cogidas y una bandera lgtbiq de pulsera
Javier Zayas Photography//Getty Images

Pero, ¿por qué cuesta tanto aceptar el amor fuera de la monogamia? Es una cuestión cultural, educacional y, como apunta Ana Lombardía, también porque "las estructuras sociales en las que vivimos dificultan enormemente que podamos salir de ese patrón". Al final, si la sociedad está construida pensando en relaciones de solo dos personas (y podemos añadirle otros factores, como la orientación sexual o el género), es difícil vivir fuera del molde.

"Es por ello que genera tanto escepticismo el que cada vez más personas afirmen que pueden amar a varias personas al mismo tiempo", reflexiona la experta, "tenemos muy integrada la creencia de que, si te fijas en alguien que no sea tu pareja, es porque "algo va mal" o que "ya no os queréis"... A las personas que se vinculan dentro de estos nuevos modelos de relación muchas veces se las tacha de "viciosas" o "pervertidas" pues, además de vincularse de forma no exclusiva, muchos están abiertos a otro tipo de prácticas sexuales que incluyen juegos no tan convencionales, como el sexo en locales de parejas, el BDSM o, simplemente, el uso habitual de juguetes eróticos". Más allá de nuestra preferencia personal, no nos vendría mal abrir la mente a nuevas maneras de amar, relacionarnos y sentir placer.