Las 30 mejores películas de ciencia ficción de la historia

La auténtica reina del género. Lenta e incomprensible para muchos, lo cierto es que sus efectos e imágenes hechos con maquetas siguen impresionando más que cualquier CGI actual. No ha envejecido y eso es porque está repleta de cosas que nunca lo harán. La cinta de Kubrick es ciencia ficción en su estado más puro y mental, una reflexión sobre los límites del ser humano y de la exploración del universo. Llena de inventiva tecnológica, con toques de thriller espacial e incluso una psicodélica secuencia de viaje interdimensional, 2001: Una odisea del espacio te llena de preguntas sin responder. Solo te da una certeza, no hay otra película mejor.

Si terror y sexo y eran los alicientes de Alien, aquí Scott logró su obra maestra llevando el cine negro a la ciencia ficción. La atmósfera urbana y sombría de aquellas películas de Humphrey Bogart y Robert Mitchum se transformaron aquí en tristes neones; los delincuentes pasaron a tener peinados cyberpunk y la femme fatale puede que, para empezar, no fuese ni femme... La eterna música de Vangelis nos envuelve en esta investigación infinita sobre la identidad llena de amor y, de nuevo, múltiples montajes para discutir durante décadas.

Podríamos decir que el clásico anime de Mamoru Oshii es algo así como el Blade Runner del anime. Lo cierto es que la definición no va desencaminada, pero no hay que elegir entre una y otra. El debate existencia en el que se adentra esta sensual policía que ya es casi toda máquina, tiene mucho de acción pero sobre todo de misterio. Una película esencial para aquellos a los que les guste fascinarse primero, y pensar después.

Pocos relatos de ciencia ficción han tenido tanto impacto sin ser adaptaciones como este largometraje escrito y dirigido por Andrew Niccol y que protagonizaron Ethan Hawke, Uma Thurman y Jude Law. La cinta nos lleva a un mundo donde casi todos los humanos han nacido in vitro con perfectas cualidades. El protagonista, sin embargo, sueña con ir al espacio a pesar de una enfermedad cardiaca. Lo hará falsificando su sangre a través de un atlera que se quedó inválido por un accidente.

El drama romántico también tiene sitio en la ciencia ficción. Lo difícil que es olvidar a una persona amada tiene aquí su concreción científica. Carrey y Winslet protagonizan esta historia donde pasado y presente se mezclan por la falta de recuerdos. Con un repunte amargo, lo cierto es que, ni con el aparatito en cuestión, es tan sencillo olvidarse de alguien.

Quien no conozca el célebre final de esta película tiene un grave problema pero también mucha suerte. Por si acaso no haremos mención alguna a… Bueno, ya sabes. Charlton Heston aparece en un planeta donde los simios controlan a los humanos y digamos que le cuesta aceptar la situación.

Ghibli suele ambientar sus películas en el pasado o en recónditos lugares rurales, donde la naturaleza luce como lo que más. Su película fundadora, sin embargo, nos lleva a un futuro desolado donde unos insectos gigantes dominan un mundo tóxico en donde apenas se puede respirar. En este desolador escenario de guerras feudales se mueve la joven Nausicäa, la única que ha comprendido el verdadero mal de la tierra.

La cinta de Ridley Scott, antes de convertirse en una franquicia muy desigual, nació como el gran ejemplo de cómo la ciencia ficción puede aunar lo mejor de otros géneros. Alien es ciencia ficción porque hay extraterrestres y naves espaciales, pero en esencia es un thriller de puro terror que logra su poder emocional a través del sexo y la carnalidad que desprende la relación entre la criatura y sus protagonistas, especialmente la mítica Ripley. Porque la escena de Sigourney Weaver en braguitas no es gratuita, como tampoco lo es que el nacimiento de la criatura sea "un parto".

Como muchos clásicos del género que más se apoya en la tecnología, Avatar ha envejecido muy rápido. Le sucede lo contrario que a 2001: Una odisea en el espacio, que tiene muchas respuestas a pocas preguntas. Pero sencillez y simpleza no son lo mismo. Cameron nos contó un cuento bastante básico de amor y ecologismo, un Pocahontas de libro, pero lo hizo para crear un mundo, Pandora, del que nos costó salir. La cinta revolucionó el 3D y cambió para siempre la creación de mundos digitales en el cine.

Tras unos años en los que el género era cosa de EEUU y URSS, Akira llevó el sci-fi a Japón. Desde entonces, el anime y el manga han sido su mejor campo de desarrollo. Pero el padre de todo esto fue Akira, una cinta distópica que cuenta los años posteriores a una supuesta Tercera Guerra Mundial. Los diferentes montajes sobre su confuso final solo han aumentado la leyenda y la discusión sobre una película llena de interpretaciones. Los paseos de Kaneda por Neo-Tokyo en su legendaria moto, y la persecución de la "energía absoluta", bien merecen el rompecabezas.

El creador de Robocop e Instinto básico siempre tuvo a bien mezclar tecnología y carnalidad. Esta apasionante cinta de Arnold Schwarzenegger, basada en un relato de Phillip K. Dick, nos lleva a un distópico Marte, que es algo así como la parte para adultos de la cantina de la Guerra de las Galaxias. Más allá de la mujer con tres pechos, nos queda una aventura onírica, entre la realidad y la paranoia que es tan entretenida como inteligente, algo que pueden decir pocas.

"E.T. Mi casa."

¿Hacen falta más razones para verla? Bueno, pues diremos que este clásico de Spielberg llevó el cine familiar al Sci-Fi con un cuento de amistad y respeto entre especies interplanetarias que bien podría tener lecturas raciales. Pero, más allá de eso, el bueno de Steven es un romántico. Solo él sería capaz de hacernos, como a la pequeña Drew Barrymore de la foto, querer dar un beso de despedida al adorable y extremadamente feo extraterrestre.

A tu elección queda elegir si la segunda, tercera y futura cuarta parte también entrarían a esta lista, pero no hay discusión sobre la primera. Neo, Trinity y Morfeo gastaron más piel que un local de BDSM para molar todo lo imaginable mientras nos explicaban que vivíamos en una simulación. Hasta que descubramos cómo poner el mundo en cámara lenta, nos contentaremos con volver a ver una de las películas claves del fin de siglo.

No habría cine de ciencia ficción tal y como lo conocemos sin este clásico mudo de Fritz Lang. En él está ya todo lo mejor de un género que se ha expandido lateralmente, pero no ha podido ni necesitado mejorar su gran referente. La explotación tecnológica de las ciudades del futuro, las agigantadas diferencias entre ricos y pobres y los robots que suplantan a personas y amores son solo algunos de las bases argumentales de esta cinta revolucionaria cuya influencia es incalculable. Pero no solo es una pionera, también sigue siendo una de las mejores.

Los ochenta hicieron crecer el género a base de menos reflexión y más aventura, y no hay nada malo en ello. Nunca los viajes en el tiempo fueron más interesantes que montados en el DeLorean con Doc y Marty. Eso sí, cuidado con ligar con tu madre.

Si de verdad te gusta la ciencia ficción, esa que te hace pensar en el ser humano más que en aventuras espaciales y disparos láser, esta es la obra de referencia. Dicen que se rodaron muchos efectos pero que el metraje se quemó. La cinta se volvió a rodar sin ningún efecto, pero no le hizo falta. Tarkovski nos adentra en la misteriosa "Zona" de la mano de tres personajes que podemos definir como el creyente, el pensador artístico y el pensador científico. Juntos se mueven por un área desolada llena de peligros mortales y caminos misteriosos que nos hipnotizan como el discurrir de las imágenes. Stalker parece cambiar a cada visionado, a cada conversación, depende del estado de ánimo de quien la ve, de sus pensamientos. Es, más que nunca, ciencia ficción para conocerse a uno mismo. Y sí, su escena final es el desenlace más exigente y complejo en el que podemos pensar.

No podía faltar la trilogía que llevó al cine espacial a convertirse en el género más popular. Puede que sus Jedis y su Fuerza no entren del todo en eso que llamamos ciencia ficción de forma estricta, más bien es un mundo de fantasía paralelo, pero todo está relacionado. Y no hay aficionado a ningún género que se pueda perder la aventura original del mundo creado por George Lucas. En él está lo mejor del espacio, de los cuentos de reyes y princesas, de espías y de guerras, de samuráis, de honor y de Shakespeare. Yo soy tu padre, le dijo la ciencia ficción a Star Wars, pero el hijo era eso y muchas más cosas.

El miedo a las máquinas es otra constante de las distopías futuras. Skynet es un gran ejemplo. Pero el gran acierto de las dos películas de James Cameron es no tener que irse a un mundo futuro para contarnos su historia. Cambiando el pasado, se modifica el futuro. Con esa sencilla idea, Cameron y Schwarzeneger crearon al mítico Terminator. Primero era el malo, luego el buenazo de "Hasta la vista Baby" (Sayonara en el doblaje) pero en ambas ocasiones verlo con una escopeta supuso una gran aventura.

De nuevo, aquí entramos en terreno resbaladizo ¿Son los superhéroes ciencia ficción o solo ficción? Ya os advertimos que aquí íbamos a ser amplios de miras. La presencia de esta película no es casual. En el desenlace de la Fase 3 de Marvel, la historia de este grupo de superhéroes dejó de ser mera lucha y aventura fantástica para convertirse en puro referencia a la ciencia ficción. Lleven o no capa y máscara, recordemos que Endgame nos lleva a una distopía futura en la que ha desaparecido la mitad de la vida del universo. Cómo afronta la sociedad ese cambio y, sobre todo cómo se arregla, es el argumento de la película. La solución no puede ser más sci-fi... Mediante viajes en el tiempo.

La obra maestra de Pixar nos demostró hasta dónde puede llegar un cuento infantil lleno de precisión y detalles. Podríamos definir a Wall-E como un cuento de amor mudo, como hubiesen hecho Chaplin o Buster Keaton, pero sucede en el espacio y entre robots. Y no lo hace por casualidad, sino para centrar su relato en el ecologismo, a través de una especie humana que ha olvidado a su propio planeta y que está a punto de no tener vuelta atrás. Si todo tiene sentido, debería ser la película favorita de Greta Thunberg.