Los mejores libros cortos: 13 novelas breves y buenas para leer de un tirón (o dos)

158 páginas.

No pases por alto Desayuno en Tiffany's por más que hayas visto una o mil veces a Audrey Hepburn con diamantes. El libro original de Truman Capote tiene diferencias sustanciales y un tono ligeramente distinto al de la película. Además, en la novela la prosa inadaptable del narrador -que vive con Holly en un edificio de Manhattan- resulta impresionantemente precisa y dota de nuevos matices no tan conocidos a un personaje inolvidable.

128 páginas.

"Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe."

Así presentaba el propio Baricco su mayor éxito literario. Que no os engañe, Seda es una de las mejores novelas cortas con las que escapar al lejano Japón de los gusanos de seda del siglo XIX. Es una misteriosa historia de amor que, disfrazada de un libro de viajes, se lee en una sola noche como si fuera un sueño.

144 páginas.

Gabriel García Márquez sabía titular sus libros como nadie. Nunca engañan. Desde la famosa primera línea de Crónica de una muerte anunciada ("El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana...") sabemos dos cosas: que esto es una crónica (inspirada en un crimen real) y que a Santiago Nasar lo van a asesinar. Adiós al suspense. De lo que se trata es de disfrutar de cómo se suceden los hechos y de cómo se insertan en una de esas estructuras circulares que llevan el sello de García Márquez, lo que significa también unos muy agradecidos toques de realismo mágico y relato policial.

96 páginas.

Stefan Zweig tiene varias novelas cortas entre las que elegir, como Carta de una desconocida o esta otra, que nos dan pequeños destellos de la Europa de entreguerras y de la sociedad vienesa de entonces. Novela de ajedrez está entre las últimas que escribió antes de poner fin a su vida abrumado por el avance del nazismo. Narra un duelo en el que la inteligencia ha reemplazado al revólver y los peones y alfiles a las balas, y de paso da la voz de alarma frente al nazismo y las técnicas de la Gestapo. El ajedrez no parece un tema muy emocionante, pero en menos de 100 páginas a Zweig le sirve para hablar de la incomunicación y el miedo y de cómo la inteligencia sirve a veces de resistencia política y de refugio a la soledad.

144 páginas.

Escrita en 1947 por el autor de Las uvas de la ira, que siempre se preocupó de que sus libros reflejaran los problemas del mundo, La Perla tiene tanto de fábula como de retrato social. El punto de partida es minúsculo, sus consecuencias no: un pobre pescador descubre una valiosa perla en el fondo del mar, pero lo que debería ser un motivo de alegría se convierte en una maldición para él y su familia.

128 páginas.

El cartero siempre llama dos veces se puede leer en dos horas y deja la misma sensación de sudor y cigarrillos que los clásicos del cine negro que escribió James M. Cain. La relación tóxica (mucho) entre dos seres desclasados que huyen de la miseria como pueden -un trotamundos y la esposa de un emigrante propietario de una taberna en California- es una pasión criminal, desconcertante, y cargada de erotismo y violencia. En 1934 fue un verdadero escándalo de tan dura y explícita como era, y aún hoy sigue conservando toda su fuerza. Por cierto, por si te lo preguntabas, el "cartero" del título es el destino. Siempre llama dos veces a tu puerta.

128 páginas.

Aunque Bioy Casares era muy amigo de Borges y un personaje habitual de sus relatos, a él sí le gustaba escribir novelas. Eso sí, cortas. Este es el inquietante diario de un fugitivo misterioso, escondido en una extraña isla donda se enamora de una turista también extraña, misteriosa e inquietante. Esa es la atmósfera. El argumento, una historia romántica que juega con la realidad a su borgiano gusto, entre la fantasía, la ciencia ficción y la especulación filosófica.

128 páginas.

"Estoy en pleno trabajo: una cosa realmente extraña que me he traído de Venecia", escribía Thomas Mann a un amigo antes de publicar Muerte en Venecia, "una novela, seria y de tono puro, relativa a un caso de pederastia en un artista envejecido. Dices: 'Hum, hum', pero es bastante respetable". No se puede resumir mejor esta novela corta sobre la pasión inadvertida de un escritor por un joven polaco durante los tiempos del cólera. También tiene una prodigiosa adaptación al cine por Luchino Visconti, pero eso para otra tarde.

160 páginas.

Escrita en 1952, El viejo y el mar es la novela más corta de Ernest Hemingway y la mejor de todas, aquella por la que le dieron el Premio Nobel. En ella consigue mantener la intensidad física de sus mejores cuentos sin que desfallezca al pasar las páginas. A mi siempre me ha emocionado leer las peripecias de El Viejo, quien después de dos meses sin pescar un pez consigue que uno enorme muerda el anzuelo y debe luchar durante tres días para llevarlo (lo que quede de él) al puerto.

*Aunque el libro supera las 150 páginas, la novela en sí es muy breve. Viene acompañada de una interesante introducción.

144 páginas.

No quería dejar pasar la oportundiad de recomendar una de las mejores novelas cortas de la literatura española contemporánea. El autor de Crematorio confirmó su carrera en 1994 con esta novela sobre la memoria colectiva. A partir de la narración retrospectiva de un constructor envejecido y retirado en la España democrática, Chirbes se remonta a la posguerra española para mostrar su ascenso entre negocios turbios y adulterios en un Madrid que es protagonista absoluto de Los disparos del cazador.

168 páginas.

A medio camino entre el ensayo y la autobiografía, este volumen recoge once textos de la escritora y militante comunista italiana Natalia Ginzburg, tratando cuestiones como la guerra, el miedo y la pobreza, el recuerdo de su amigo Cesare Pavese (también escritor) o la experiencia de ser mujer y madre desde una mirada humana y radical.

104 páginas.

El mexicano Juan Pablo Villalobos se autoficciona con esta delirante novela sobre lo disparatado del mundo cotidiano. Un escritor latinoamericano que teme haberse aburguesado tras varios años de vida confortable en Barcelona ve su normalidad punzada por una cita médica para una colonoscopia. Por el camino (que es más bien corto), la peripecia del protagonista se llena de humor, ternura y absurdo en un relato tan sesudo como disfrutón.

192 páginas.

Esta última selección está en el límite de infringir nuestra propia marca, pero todo sea por El gran Gatsby. La novela de Fitzgerald (¿la mejor del autor? ¿la mejor de la historia de EEUU? ¿la mejor de todos los tiempos?) contiene algunos de los personajes más icónicos de los roaring twenties, una clase magistral de construcción de atmósferas y uno de los finales más cargados de significado que se nos ocurren. Lectura de fin de semana de las que te cambian la vida.