Imagina que acabas de formar un grupo de música y el batería te deja tirado justo antes de tu segundo concierto. Tienes que ponerte en la piel de un chaval de veintipocos que se ha visto, bailado y bebido mil conciertos del círculo underground madrileño, con epicentro en Malasaña, y para quien la música lo es “puto todo”, en ese orden sintáctico. Imagina que un par de años después, cuando ya has dado el pelotazo y ese grupo tuyo (que se llama Carolina Durante en homenaje a la guapa del colegio) flipa tanto a melómanos de oreja fina como a fans de OT, llega un periodista de Esquire y te pide, en mitad de una entrevista, que llames al batería que te dejó tirado justo antes de tu segundo concierto. Como en los libros de Elige tu propia aventura, se abren dos caminos: o haces valer tu nuevo estatus de fucking rock star y le mandas a la mierda... o sacas el móvil y marcas el número de Gonzalo Durán, que así se llama el pobre incauto que saltó del barco sin imaginar que iba a llegar al puerto de los millones de reproducciones en Spotify y las primeras líneas de los carteles de festivales como el FIB, el Low, el Arenal, el Sonorama, el Tomavistas, el SanSan, el Vida…

–¡Qué pasa, Durán! Soy Diego [Diego Ibáñez, líder y vocalista de Carolina Durante para más señas]. Nada, que estamos en una entrevista en Esquire y hemos contado que siempre estarás muy presente en el grupo porque eras Hitler, pero sonamos como sonamos gracias a ti.
–Sí que era Hitler, pero hubieseis llegado a eso vosotros solos. En serio, vuestro disco es apoteósico, cojonudo de principio a fin, y Joder, no sé es un puto himno, la mejor canción que he escuchado este año. Seguid petándolo porque os quiero a todos.
carolina durante grupo foto esquire
Pablo Sarabia
De izquierda a derecha, Juan Pedrayes, Diego Ibáñez, Martín Vallhonrat y Mario del Valle.

Ahora es el periodista quien tiene dos opciones: o puedo contar la verdadera razón por la que el batería abandonó el grupo, que se dejó caer tras el cachondeo de la llamada, o puedo explicar cómo se cocinó el sonido de una banda de actitud genuinamente punk, de guitarreo enérgico y de lírica trapera en constante éxtasis creativo. Joder, no sé…

Va, mantengamos el off the record. “Al principio íbamos muy a lo loco y no teníamos referencias claras”, reconoce Mario del Valle, guitarrista y, por si juegas a la rueda de identificación, rubio, “hasta que Gonzalo nos metió en la cabeza el dream-pop y el swagger y me volví un friki de ese rollo”. “Como en ese momento todo lo que creábamos era lo primero que hacíamos, cualquier cosa nos parecía buena”, añade Diego: “Él nos decía que era una mierda y ese sentido crítico nos vino muy bien a la larga”. Antes de ese fatídico segundo concierto apareció Juan Pedrayes (por sus rizos lo conocerás), batería de otro grupo más consolidado, Axolotes Mexicanos.

“Diego es Liam y Noel Gallagher en la misma persona: se pelea consigo mismo” MARTÍN VALLHONRAT

Por entonces tendían a distorsionar las voces con delays, “pero los colegas del underground decían que la contundencia estaba bien”, cuenta Martín Vallhonrat, el que queda, que también es actor y filósofo de carrera, ojo ahí, “pero que necesitaban escuchar mejor porque las letras les molaban mucho. Así que mandamos los pedales de voz a tomar por culo”. También influyó que a Diego se le olvidaba pisarlos... “Como la gente me decía que mucho mejor la voz directa a la cara y sin efectos, probamos así en los siguientes conciertos y funcionó todo mucho mejor”. Gracias a esa decisión, el público puede recibir con total claridad algunos versos tan sagaces y directos al estilo de

Quiero que me mires

como miras los desastres

que se emiten por la tele

y que finges que te importan

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que es el estribillo de la canción El perro de tu señorío, de una rotundidad devastadora. O, cómo no, el ya clásico

Todos mis amigos se llaman Cayetano

No votan al PP, votan a Ciudadanos.


Esas dos líneas calan con una clarividencia radical a un tipo de juventud que, como ocurrió con los Nikis en los 80, ha asimilado esta crítica tan evidente como un himno propio. Y a la vez convierte a los Carolina en el reverso tenebroso del neoliberalismo del rock que lidera Taburete. Contradicciones tan jugosas como el hecho de que la canción más reproducida en YouTube de este grupo con vocación de culto sea una colaboración con Amaia Romero, la ganadora de ya sabes qué. Se titula Perdona (ahora sí que sí) y es otro hallazgo, en este caso firmado por Marcelo Criminal:

Se me olvida que no me quieres

sobre todo cuando es viernes.


Con esa misma ausencia de prejuicios, Mario cuenta que fue fan de Bustamante (“Tenía una camiseta supercutre que mi padre encontró en el Rastro”), que Martín se mete en vena temazos de Sara Montiel para venirse arriba, que Juan era muy de Melendi y le siguen molando los Pignoise o que Diego escuchaba sin parar “el disco de los paraguas” de El canto del loco. De hecho, a sus colegas les encanta compararle con otros líderes de bandas, como los hermanos Gallagher (“Diego es Liam y Noel en la misma persona: se pelea consigo mismo”, suelta Martín) y, vamos al salseo, con ‘el loco supremo’. “Por cierto”, interrumpe Diego, “un saludo para Dani Martín. Estoy muy triste porque nos ha dejado de seguir en Instagram. Subió una foto en la que se había dibujado una lágrima tatuada en la cara y le comenté: ‘Estás en el trap’, pero de broma, que me parece un chico majísimo. Pero nos ha hecho un unfollow. A lo mejor es que no le gusta nuestro grupo...”.

carolina durante grupo diego ibáñez
Pablo Sarabia

A quienes sí les gusta Carolina Durante es a los grupos con los que comparten escenario. ¿No hay recelo por parte de los veteranos hacia cuatro millennials que les superan en tirón? “No hemos notado nada, y me sorprende porque sería lógico”, reconoce Diego: “Ya puedes tener éxito de público y a la prensa musical escribiendo que eres la polla, que no hay mayor reconocimiento que los grupos que han marcado tu vida te digan que les mola lo que haces. Que Manu de Punsetes alabe cómo escribo para mí es lo más”. Entre sus referencias citan a los Pixies, Los Delinqüentes, a Bestia Bebé como su último descubrimiento… Una onda que se aleja del ensimismamiento creativo de los indies que han marcado tendencia en la última década, y que están quedando eclipsados por esta propuesta más divertida, más peleona, más conectada con la realidad, por muy jodida que sea.

“Que Manu de Punsetes me diga que le gusta cómo escribo es lo más para mí” DIEGO IBÁÑEZ

Ellos mismos han notado ese cambio desde el escenario en apenas unos meses, como explica Diego: “El verano pasado estuvimos ya en mogollón de festivales, pero con otra perspectiva, porque sentíamos que nos había caído del cielo. Ahora atraemos a más público, tocamos a mejor hora y la gente se pasa todo el concierto cantando, porque antes solo se sabían tres o cuatro canciones”. Una vez confirmado que no han caído en el infierno de las bandas one hit wonder a la sombra del citado Cayetano, Carolina Durante visualizan su futuro con una calma saludable: “Si es que acabamos de empezar”, dice Diego con humildad creíble: “El otro día sacamos nuestra primera canción después de publicar el disco y... no sé”.

Mi respuesta a todo es ‘joder, no sé’.

Me importan pocas cosas, ya no sé qué hacer.


“Es tan sencillo como que haremos tres nuevos temas y nos planteareamos si queremos seguir por ahí o no”, remata Martín. Es su proceso habitual: aparece Diego con unos versos, Mario propone una melodía, Martín saca una línea de bajo, Juan le da la vuelta al ritmo... Desde Esquire les pedimos que se acuerden de Gonzalo y le llamen para algún bolo, porque con él empezó todo. “¡Doble batera, como Los Perros!”, se ríen. ¿Se puede transmitir mejor rollo? Joder, no.

Fotos: Pablo Sarabia • Realización: Carolina Álvarez • Vídeo: Diego Rueda y Celia Gómez • Edición: Aurora Boreal • Grooming: Mery Makeup