El frío al que hace alusión el titular va a recorrer la columna de vertebral de los espectadores, ojalá muchos, que vean el documental No me llame Ternera, ya disponible en Netflix. En esta era en la que nos preguntamos por qué sentimos tanta fascinación por los documentales sobre asesinos, por ese género true crime de hechuras cinematográficas extranjeras, dame un nórdico por aquí, dame un yanqui por allá, resulta casi moralmente obligatorio desnudar al terror de ese maquillaje tan atractivo como sociópata y mirarlo de verdad. Es decir, con arraigo personal y comunitario, con el espejo de la historia reciente en una mano y el de la actualidad en la otra. Porque solo mirando a los ojos a un fanático, y solo si se siente el frío en la columna vertebral al hacerlo, se puede reconocer el fanatismo cuando lo tienes, cuando lo tenemos, tan cerca. Por todas partes.

Jordi Évole (Barcelona, 1974) sintió ese frío hace ya más de uno año, después de mantener una entrevista larga, tensa y exhaustiva con Josu Urritikoetxea, apodado Josu Ternera aunque le moleste, líder de ETA que ha sido una figura clave casi desde los inicios de la banda terrorista hasta su disolución. A esa sensación de frío se unió otra de un color muy distinto cuando compartió con Francisco Ruiz, víctima de uno de los atentados en los que participó Urritikoetxea, una información inédita sobre cómo se produjo ese ataque. Y otra más, esta incluso esperanzadora, cuando percibió que el documental que hila estas dos historias puede impulsar a muchas personas, sobre todo jóvenes, a entender mejor la realidad en la que viven. Hablamos de todo ello en una charla que, de nuevo ojalá, invite a ver esta pieza periodística incluso a aquellos que se dejaron cegar por una campaña lapidaria que se desató a raíz del estreno de No me llame Ternera en el pasado festival de cine de San Sebastián.

"Mantener la ficción de que este documental blanquea a Urritikoetxea o a ETA es insostenible"
jordi Évole y márius sánchez en la rueda de prensa posterior al estreno de no me llame ternera en el festival de cine de san sebastián
Carlos Alvarez//Getty Images
Jordi Évole y Márius Sánchez, directores de No me llame Ternera, en la rueda de prensa posterior al estreno en el festival de cine de San Sebastián.

Es curioso que cuando se estrenó en San Sebastián casi se pidió la cancelación del festival y de cualquier cosa que tuviera que ver contigo. Pero ahora que se estrena en Netflix, que es cuando lo van a ver miles de personas, prácticamente no hay ruido. ¿Por qué crees que se da esta paradoja?
Creo que los que intentaron hacer ruido, y lo hicieron, antes de la presentación en Donosti, ya han tenido gente de su entorno que ha podido ver el documental durante estos meses. Mantener la ficción de que este documental blanquea a Urritikoetxea o blanquea a ETA es insostenible. Es que a los 10 minutos de documental ves que es imposible, que no va a ser así. Supongo que en su momento hubo quien quiso sacar tajada utilizando la fórmula de que si está un etarra y está Jordi Évole, directamente es algo que se puede criticar sin verlo. Y creo que se equivocaron. Incluso que perdieron una oportunidad de intentar dar a conocer a un personaje que es de los que mejor puede retratar lo que ha sido la historia de ETA. Con toda su crudeza.

Hasta ahora todos tus trabajos los habías hecho en colaboración con Atresmedia. ¿En este caso era Netflix la primera opción o es que esa otra vía natural no prosperó por razones que podemos intuir?
La primera opción fue hacerlo, por encima de tener cliente. Hicimos este documental con Producciones del Barrio arriesgándonos a que se quedase en un cajón para siempre. Lo produjimos y financiamos nosotros porque queríamos ir al cliente final con el trabajo hecho, no construirlo con otros. Era nuestra propuesta, porque es un tema lo suficientemente delicado como para que luego entres en discusiones de “si esto sí o esto no”, “esto por qué”… No quería pasar por ahí porque no me iba a sentir cómodo. Cuando terminamos el documental, vimos que podía tener una dimensión internacional. Que visto en cualquier país donde haya existido lo que se denomina lucha armada, invitaría a hacer paralelismos con lo que ha sucedido en España con ETA. Buscando esa dimensión picamos en la puerta de Netflix y la verdad es que se abrió enseguida.

En Donosti contasteis que os costó mucho tiempo conseguir la entrevista. Sin embargo, Josu Urritikoetxea afirma ante ti que no había hablado antes porque a los ‘dueños del relato’ no les interesaba darle voz.
Es una buena observación. Está claro que ahí faltó una repregunta por mi parte, porque nosotros llevábamos dos años detrás de esa entrevista en concreto y tres años trabajando en un documental que pudiese retratar lo que había sido ETA. Debería haberle preguntado a qué se refiere cuando dice que no se le ha dado voz cuando realmente nosotros queríamos darle voz desde hace tiempo y no lo habíamos logrado. Así que no tengo respuesta.

"Por lo que Urritikoetxea nos dijo, efectivamente había otras personas interesadas en hacer la entrevista. No nos tiene que sorprender, es una obligación periodística"
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¿Te consta si era una entrevista buscada por otros medios u otros periodistas?
Siempre te llega que hay más gente interesada. En este caso, por lo que él nos dijo, efectivamente había otras personas interesadas. Pero eso no nos tiene que sorprender. Yo creo que entrevistar a un líder de ETA, seguramente al más simbólico de todos los que ha podido tener, es que debería ser una obligación periodística. No es una cuestión de plantearse si sí o si no. La entrevista se tiene que hacer. De una manera documentada y trabajada, como cualquier otra, igual en este caso con incluso más celo. Así que que haya más medios interesados en esta entrevista no lo pongo en duda ni muchísimo menos. No tengo la lista de peticiones, pero vamos, es que en ninguna facultad de Periodismo te podrían decir que no hagas esta entrevista. Un líder de una organización terrorista, sea en España, en Irlanda del Norte o en Túnez, sería igual.

Respecto a esa documentación y trabajo previo, ¿has llevado a cabo un proceso diferente a otras ocasiones? ¿Has hablado por ejemplo con víctimas de ETA o con terroristas arrepentidos para colocarte en un lugar determinado a la hora de abordarla?
La verdad es que llevo preparándome para esta entrevista desde hace muchos años. El tema del terrorismo en España, del terrorismo de ETA, siempre me ha interesado. Cuando tenía 12 años, ETA atentó muy duramente en Barcelona y aquello me provocó una enorme conmoción y también curiosidad por saber quién hace algo así. Hablo por ejemplo del atentado en Hipercor en 1987. Luego el tema ha seguido muy presente en mi vida. Cuando tenía unos 23 años estuve a punto de hacer una serie documental sobre la historia de ETA con el periodista Xavier Vinader para un canal de pago francés. Cuando arranqué Salvados, que tenía 33 años, también muy pronto empezamos a abordar el tema de ETA, con aquel primer encuentro con Arnaldo Otegi, con miembros de la izquierda abertxale, con víctimas del terrorismo… Así que es una entrevista que me he ido preparando durante todos esos años, no es que venga Josu Urritikoetxea y te empolles el personaje, que también, evidentemente. Sin todo ese background anterior, yo no podría afrontar una entrevista de estas características con la relativa tranquilidad con que la afronté en cuanto a saber manejar el tema.

Vamos al documental en sí. Que arranca en unos campos de Ciudad Real que se perciben casi como el Lejano Oeste, una metáfora del exilio y de más cosas que me gustaría que comentaras. ¿Por qué empieza y acaba ahí?
Te voy a ser muy sincero. Cuando empezamos la entrevista a Josu Urritikoetxea no teníamos ni idea de que íbamos a entrevistar también a una víctima, Francisco Ruiz. No estaba en nuestros cálculos porque la idea era darle voz, y ponerle a una víctima que además no fuera directa de él nos parecía que iba a quedar un poco forzado. Pero es que él, durante la entrevista, nos reconoce el crimen. Y ahí se activan las alarmas. ¿Querrá hablar este señor? O señora, que en ese momento no sabíamos nada de Francisco. Estamos hablando de un atentado del año 76, el del alcalde de Galdácano, Víctor Legorburu, así que localizarlo fue una casualidad enorme. Cuando supimos que Urritikoetxea había participado en ese atentado, nos obligaba a empezar con la víctima. Era una cuestión casi de derecho histórico. Antes de que hable el verdugo, que hable la víctima. Me parece además que te coloca en un lugar que está muy bien para enfrentarse al metraje de toda la entrevista.

"Hay gente que querría que cuando aparece en escena yo le diga que es un miserable y un hijo de puta. Yo entiendo este trabajo como algo que va más allá del exabrupto. Lo que hay es una voluntad clara de construir al personaje, de entrar en esa cabeza"
jordi evole habla en esquire de no me llame ternera, el documental de netflix
Netflix
Una imagen de la entrevista.

La gran mayoría de los documentalistas, si no todos, cuentan una historia concreta porque sienten que bajo la misma late algo universal, una historia humana que trasciende al hecho en sí. Sospecho, y me gustaría cotejarlo contigo, que esa historia universal que finalmente sale a la luz no es la que esperabais. Que el concepto que sale a flote es tan demoledor como simple. ¿Se parece el resultado a vuestra expectativa?
No se parece porque tampoco imaginamos nada en concreto. Sí que imaginamos una entrevista exhaustiva, pero no sabíamos si empezaríamos con una víctima, si por el medio iba a haber lo que hay… No lo teníamos tan estructurado. Sí que teníamos la claridad de que queríamos que el personaje que había sido el encargado de leer el último comunicado de ETA, ya sin capucha, y que además había estado enrolado en la organización en los años más duros, luego encarcelado mientras seguían esos años más duros, era un testimonio increíble. Para contar desde dentro cómo se vivió. Desgraciadamente, se ve que durante el documental yo le intento poner lo que llamamos ‘pistas de aterrizaje’ para que se baje de su globo. Y no hay manera.

En sus reflexiones finales, Urritikoetxea dice algo así como: “Malo sería para cualquiera pensar que su vida después de 50 años de lucha no ha tenido sentido. Sería monstruoso”. Esa misma palabra, monstruoso, sería un buen título alternativo para el documental.
Totalmente. Pero creo que como periodistas tenemos también la obligación de ir un poco más allá. Quizá habrá gente que espere que Josu Urritikoetxea aparezca en escena y que yo le insulte, le diga que es un miserable y un hijo de puta. Hay gente que querría eso. Yo entiendo este trabajo como algo que va más allá del exabrupto. Lo que hay es una voluntad clara de construir al personaje, y deconstruirlo también. Hay muchas ganas de entrar en esa cabeza, qué pasaba por ahí. Para mí hace una reflexión extraordinaria cuando habla de la espiral de violencia que no para. De un lado meten y del otro devuelven matando, los otros siguen metiendo, y hay torturas, y los otros matan todavía más… Quien se encontró en medio de ese fuego cruzado también tiene un gran documental.

[Sobre las declaraciones pasadas de los expresidentes del gobierno sobre Josu Ternera] "De lo que uno se puede dar cuenta es de la cantidad de hipocresía que hay en la política actual. Acaban diciendo chorradas muy grandes"

El documental recoge momentos históricos en los que los diferentes presidentes del gobierno hablan de Josu Ternera…
En esas declaraciones queda clara la dimensión del personaje. Es un miembro de ETA del que han hablado todos los presidentes vivos del gobierno de España. Felipe, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez. Creo que no encontraríamos ningún otro miembro de ETA citado con nombre y apellidos por todas las grandes autoridades de este país. Eso da fe de la importancia del personaje y del documento.

Y también impacta en la política de hoy. Porque quizá algunos de esos políticos no quieren verse hablando de esta persona en los términos en los que lo hacían.
Desde luego llama la atención la opinión que tenía Aznar cuando se habla de que Josu Urritikoetxea ha tomado el acta de diputado. “Mejor tomar un acta de diputado que una pistola”, dice. Estábamos en aquel momento en que Aznar consideraba a ETA como el ‘movimiento de liberación vasco’. No sé. De lo que uno se puede dar cuenta es de la cantidad de hipocresía que hay en la actualidad, en la política, también guiados por no salirse del guion de lo políticamente correcto. Pero acaban diciendo chorradas muy grandes.

"Me extrañó mucho que Fernando Aramburu firmara el manifiesto de intelectuales contra la emisión del documental cuando él tuvo los mismos problemas con 'Patria'"

En los últimos años hay un afán de reconstrucción de esos años, también desde la ficción. ¿Qué otras piezas falta por rescatar de ese puzzle?
Mira, esta semana se estrena en Movistar Plus+ un documental sobre la muerte de Carrero Blanco, de la que también hablamos en la entrevista. Para mí, revisitar esos lugares históricos que significaron tanto para nuestro país me parece extraordinario. Es un muy buen ejercicio. Porque si no los recuerdos se desdibujan.

Patria sería el ejemplo reciente más paradigmático.
Me extrañó mucho que Fernando Aramburu firmara el manifiesto de intelectuales contra la emisión del documental en Donosti. No lo entendí. Sobre todo es incomprensible porque él tuvo los mismos problemas cuando se estrenó la serie Patria también en Donosti. Entre los firmantes estaba él, Fernando Savater, víctimas del terrorismo…

¿Qué lectura haces ahora de esa reacción?
Es lo que te decía en la primera pregunta. Creo que el problema principal de ese manifiesto es que no habían visto la película. Que si la hubiesen visto, ni que fuese la mitad, no lo habrían hecho. Fue muy raro. Yo estaba muy tranquilo, tenía la conciencia súper tranquila, recuerdo que lo hablaba con los directivos de Netflix, les decía que no había por dónde cogerlo. Es que no hay por dónde cogerlo. Se demuestra ahora que ha pasado el tiempo: evidentemente esa polémica que algunos montaron de una manera artificial ha quedado en nada.

Quizá fue Carlos Herrera quien pinchó el globo cuando se manifestó públicamente señalando que no existía ningún tipo de blanqueamiento.
La verdad es que agradecí mucho sus palabras. Mucho. Porque en este país con tanta trinchera, que alguien de la hipotética trinchera del otro lado, dicho con todas las comillas, salga defendiendo el documental, hostia, para mí es un orgullo. Que lo comentase Carlos Herrera en su programa, que te puede gustar más o menos su opinión pero es un gran comunicador, de eso no hay discusión, me hace estar muy agradecido.

¿Has recibido algún mensaje de alguno de los firmantes del manifiesto?
No. Tampoco es que hable yo mucho con los intelectuales. Es que el hecho de romper estas líneas imaginarias que hay en España, que parece que si las traspasas te conviertes en un simpatizante o blanqueador de esa ideología… Es todo realmente absurdo. Ahora va a llegar la contrarréplica de la izquierda abertxale, que ya empezó en Donosti… Bueno, para mí lo importante es no tener miedo a la hora de encarar estos trabajos, tirar la sociedad adelante a pesar de que cuesta muchísimo. Cuesta horrores levantar un proyecto así en un país como el nuestro. Pero cuando lo consigues y ve la luz, igual parece poca cosa, y seguramente lo es, pero creo que de aquí a unos años, cuando ya se toque el tema de una manera distinta porque el dolor no estará tan cerca, recordaremos que a los 11 años de que ETA dejase de matar hubo una entrevista con uno de sus líderes, el que comunicó la disolución definitiva. Lo pondremos en valor. Porque creo que lo tiene, un valor periodístico e histórico más allá de que la entrevista esté mejor o peor hecha. Ver a un hombre, del que no sabíamos ni cómo era su voz, hablar de algo que nos ha perjudicado a todos de una manera tan terrible… Si alguien en el mundo del periodismo no quiere hacer eso, es que tiene un problema con su oficio.

"Creo que de aquí a unos años recordaremos que hubo una entrevista con uno de sus líderes ETA, el que comunicó la disolución definitiva. Y lo pondremos en valor. Porque creo que lo tiene, periodístico e histórico"
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MITXI Miguel Calvo Alejo
Jordi Évole ha sido reconocido en la categoría de libertad de expresión de los Premios Periodismo Vasco 2023 que conceden la Asociación y el Colegio Vasco de Periodistas por este documental.

La última vez que hablamos contigo en Esquire fue a raíz de la última entrevista a Pau Donés. En esa charla nos contaste de forma muy generosa cómo fue tu reacción unas horas después de despedirte de él, cómo te rompiste completamente. En el caso de la entrevista a Josu Urritikoetxea, ¿cómo fue esa reacción más emocional?
Después de la entrevista sentí frío. Fue una sensación, sí, de frío. Cambiaron las sensaciones cuando conocimos a la víctima, a Francisco Ruiz. Y ya cuando estábamos en la sala de montaje teníamos muy claro que a aquello había que darle la máxima difusión posible. Porque tengo la sensación, y lo confirman las encuestas, que tenemos unas nuevas generaciones en España muy ajenas a todo esto que ocurrió no hace más de 15 años. Si hay chavales y chavalas que entran en Netflix y por curiosidad se ponen a ver quién fue uno de los líderes de ETA, y a alguien le sirve para conocer un poquito mejor esa situación, yo ya daré por bien invertido todo el tiempo que hemos dedicado a este proyecto.

Has hecho dos películas documentales, una que conmovió a España, otra ahora que está removiendo a España. ¿Cuál es el siguiente sentimiento o la siguiente emoción que le quieres provocar a España?
Risa. Me gustaría reírme un poco más en los próximos proyectos. Será uno de los alicientes de la nueva temporada de Lo de Évole, que empezaremos en enero. Tenemos un muy buen primer invitado. Y espero que sirva para eso, para no olvidarnos de que en esta vida también estamos para sonreír y pasarlo bien. Creo que ese primer programa, y los que vengan, va a cumplir esa función.

jordi evole habla en esquire de no me llame ternera, el documental de netflix
Netflix