• Las mejores series de 2024 y las más esperadas
  • 20 buenas series de acción que debes ver
  • Miguel Bernardeau y la destrucción de los mares

Mi primera entrevista con Miguel Bernardeau fue un cuadro. Él lo define con unas palabras, como todo lo que vas a leer a continuación, un poquito más sinceras: "¡Fue una mierda!". Básicamente le obligamos a leer fragmentos del Quijote y otras obras literarias en modo ASMR, el por qué es inexplicable y el cómo, pues eso, un cuadro. Una mierda. Un poco de culto también, tiempo al tiempo. Porque con el tiempo todo cambia, a veces se pudre, otras florece. Qué bonito cuando ocurre esto último, qué emocionante verlo delante de tu cara.

Nos permitimos echarnos unas risas a costa de aquel despropósito después de una inolvidable sesión de fotos con Tornado, el caballo con el que Miguel ha compartido el rodaje más heavy de su carrera. Hablamos de Zorro, la serie disponible desde el 25 de enero en Amazon Prime Video y que se estrenará tres días después en abierto en Televisión Española, el domingo 28. Fueron siete meses de "puto caos" –lo de la sinceridad no es coña– en los que no tuvo más remedio que aprender a domar al animal. Y al caballo también. Un proceso que coincidió con una catarsis personal todavía más heavy, ahondada por unas circunstancias que el lector va a poder añadir con excesiva facilidad debido a lo público y mediático que fue aquello. Ojalá que, como quien escribe, puedas aderezarlo no por cotilleo (que un poco también, no nos vamos a engañar), sino por entender el planteamiento vital y profesional de un chaval que está enamorado, reenamorado, de su oficio. Y que tiene el carisma, la vocación y el empeño suficiente para que dentro de muchos años te siga interesando lo que haga. Un buen actor, un buen tío, que ha soltado el lastre necesario para mirar hacia adelante con honestidad. Lo afirmo yo y lo corrobora Tornado, porque bastaron un par de caricias y susurros para que reconociera a su colega. Como no podía ser de otra forma, Miguel Bernardeau es el protagonista de nuestra portada digital. Bueno, Tornado también.

miguel bernardeau en portada de esquire
Esquire

Se nota que el cariño que le tienes a Tornado es mutuo… ¿Conectasteis desde el principio?
Es curioso porque yo solo había montado una vez con 8 años y de hecho pensaba que tenía alergia a los caballos. Mi prima es campeona de salto y cuando mis padres me llevaban a verla a competiciones me daba una alergia que te cagas. Después de las siete pruebas de casting que hice para Zorro, yo me lo había callado. Me fui a un médico a pedirle antihistamínicos, pero era consciente de que si iba a rodar siete meses con un caballo siendo alérgico, la había cagado. Así que el primer día que me puse delante del caballo con Jean y su equipo [se refiere a Jean Dominikowski, jefe de la hípica que nos han cedido para hacer este reportaje por cariño a Miguel, las cosas como son], me dije a mí mismo: “No eres alérgico”. Y no me pasó nada. Me van a matar por decir esto pero tengo la teoría de que mi alergia era 'mental'. Resulta que de pequeño me contó mi madre que me mordió un burro y, a partir de ahí, mi cerebro hizo como un click y le tenía miedo a todo ese tipo de animales. Cuando comprobé que no me pasaba nada malo con los caballos, lo interpreté como una señal de que tenía que hacer este proyecto.

¿Has dicho que hiciste siete pruebas de casting? Fíjate que yo me imaginaba que habría sido a dedo.
No fue a dedo ni muchísimo menos, de hecho me han contado que no querían que fuera yo porque soy rubio, más o menos, y con los ojos azules. Me llamaron para hacer la prueba y fui con pocas ganas, era un día que a mi abuelo le había pasado algo, además la estaba haciendo todo quisqui, sobre todo los actores mexicanos. Incluso pensaba que era mejor que cogieran a un mexicano porque no quería meterme en esto y que luego se me echaran todos encima.

Apropiación cultural…
Sí, aunque ya lo hizo Antonio Banderas, pero ya sabes. Hice la prueba, me salió fatal y me fui. Llegué a casa y me pegó en el ego. Me fastidiaba no haberlo hecho bien y, aunque fuera por dejar una buena impresión a la directora de casting, pedí hacer otra. Y ahí empezó el proceso hasta las siete pruebas. ¡Siete!

Debe ser muy marciano ver esas pruebas en una sala vacía y tú en plan flipado: “¡Soy Diego de la Vega y busco venganza!”.
(Risas) Totalmente. A partir de la segunda le pillé el punto de diversión, me subía a la mesa, la liaba mucho… Porque en este género todo vale. El vídeo debe ser patético (risas). Pero fíjate que cuantas más pruebas iba pasando, menos quería hacer el proyecto.

¿Por qué?
Me iba desencantado del proceso. ¿Siete pruebas? Si es que no queréis que sea yo… Pero seguía yendo porque era divertido, me encontraba a un montón de actores en la puerta, lo ibas comentando…

Llegó el "sí" y empezó el entrenamiento con Tornado. Hay toda una mística alrededor de conectar con un caballo, que es metáfora de tantas cosas y despierta otras muchas cuando esa conexión se hace más y más grande. ¿Cómo fue tu relación con él?
Recuerdo ver entrar a Tornado en la hípica y que todo el mundo se girara a verlo, porque es un caballo espectacular. La relación con él ha realmente bonita, muy especial. También con Jean. En muchos momentos ha sido lo que de verdad me ha hecho querer ir a rodar y aguantar situaciones que eran inaguantables. Ese contacto me ayudaba mucho como Zorro y como Diego de la Vega, porque esa presencia del animal es muy pura, reacciona con todo, está más presente que nadie. Y te hace conectar.

¿En qué momento sentiste que lo dominabas?
No, nunca he sentido que lo dominara. Es que es una relación única. Mira, a mí me gustan mucho los perros. No cualquier perro, me gustaban mucho unos que tuve en su momento… Me recordó mucho a una relación que tuve con Sopa, una pastor alemán que crié y era muy especial porque hay algo, hay un vínculo que es inexplicable, casi onírico, una cosa más sensorial, que te miras a los ojos y entiendes. Y no es solo que Tornado me vea a mí o que yo le vea a él, es algo en lo que conectas que no consiste en dominar, sino en compartir. Desde un lugar muy instintivo, muy animal, muy puro. Siendo yo muy mental, eso me venía muy bien. Subirte a esa bestia de tantos kilos, sentir esa potencia contenida, educada, cuidada. Es muy bonito. Es un animal que en cualquier momento puede echar a correr, hacer una levantada, dar una coz y tirarte y hasta matarte, y lo no hace. Porque está educado y también porque tiene una especie de cariño hacia ti, está ahí contigo.

"En muchos momentos, mi relación con Tornado ha sido lo que de verdad me ha hecho querer ir a rodar y aguantar situaciones que eran inaguantables"
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
Look total de Valentino.

Potencia contenida, educado… Son adjetivos que podría utilizar para describirte a ti.
Puede ser, no sé… Los rodajes son muy caóticos y el propio caballo era el que obligaba a todo el mundo a bajar un poco la tensión. Vamos a parar, vamos a respirar. Porque muchas veces estás rodando una escena difícil, a nivel emocional o lo que sea, y es como “¡venga, venga, acción!”, y tú no puedes entrar. El caballo lo bajaba todo a algo más, no sé, espiritual.

Es que hay algo profundo en la relación con los animales. Diría que, cuando tienes esa conexión con un animal, tu forma de conectarte con las personas también se expande. Te ensancha la capacidad de querer, de cuidar.
Sí. Hace poco hice un viaje a Mauricio. Fue muy potente a nivel emocional… (suspira). Te cuento. Mi sueño era ver ballenas y cachalotes. Yo paso muchísimo tiempo en el mar y hago apnea, puedo bajar hasta 40 metros de profundidad, y pensaba que iba a poder tener un momento único con una ballena. Que esa ballena y yo nos íbamos a reconocer de alguna forma. Que iba a ser bonito. Y fue uno de los viajes más… Fue muy triste. Extremadamente triste.

"Venía de un momento en el que me estaba reencontrando conmigo mismo después de una ruptura muy pública. Quería reencontrarme con ‘mi actor’, con mi persona, redirigir mi vida"

¿Qué pasó?
Me tiré al agua, me encontré con una ballena y vi que, lejos de querer estar allí, me tenía un miedo increíble. No porque seas un ser extraño. Sabe perfectamente lo que eres. Y no quiere. Recuerdo bajar a unos 25 metros de profundidad y nos quedamos la hija de la ballena y yo solos, ella se estaba moviendo. La miré a uno de los ojos, ella me miró y la mirada era de pánico. Salí del agua llorando. Ahí aprendes, y ya sé que esto se ha dicho mucho, que eres menos importante de lo que crees. Y que esto no es tuyo. ¿Qué haces tú aquí?

Supongo que igual que un animal te puede enseñar a conectar, te puede recordar que no está obligado a conectar contigo, con todo lo que eso significa a muchos niveles.
Eso es. Que no todo el mundo tiene que conectar contigo ni tú tienes el derecho a forzarlo.

Sospecho que ese viaje lo emprendiste en un momento delicado, de cambio.
Era un momento personal en el que estaba escapando. Fue muy duro. La hora de vuelta en coche después de estar con la ballena me la pasé llorando a moco tendido. Era un momento emocional en el que estaba muy sensible. Ahí encontré lo que me pasaba. A parte de la ballena, esos días bajé muchas veces muy fuerte, por sentir la adrenalina, y en un momento dado, nuestro guía, que era un tipo muy simpático, me dijo: “No sé por qué estás haciendo esto pero no es por la razón correcta”. Y eso me rompió. Se me juntó todo. Y entendí. No estoy aquí ni por la ballena ni por nada de esto, estoy aquí por otra cosa. No he venido para entrar, he venido para salir.

¿De qué escapabas?
De un momento de mi vida en el que me estaba reencontrando conmigo mismo después de una ruptura, una ruptura muy pública. No solo eso. Quería reencontrarme con ‘mi actor’, con mi persona, redirigir mi vida. Quería redescubrir hacia dónde quería ir.

"Bajé a los infiernos, por así decirlo, y desde ahí me he reenamorado de mi profesión porque es lo que me ha ayudado a recuperar la ilusión"
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
Look total de Alexander McQueen.
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia

Gracias por compartir esto, porque conecta con algo que hablábamos antes de la entrevista sobre la imagen pública, sobre cómo se construye cuando quieres cargarla de un sentido que tenga que ver con tu profesión, de algo que valga la pena, y que quizá en tu caso llevó a que se te percibiera como una persona fría.
Sí, y arrogante. En realidad es un escudo. Un intento de mantener algo privado. También es un esconder inseguridades proactivamente. Preferir que nadie vea ciertas cosas de cómo soy realmente aunque piensen que soy de esa manera. Tampoco es una elección, es que me convierto en una persona seria cuando tengo vergüenza, cuando estoy inseguro, cuando estoy mal… Porque creo que tampoco es bueno exponerlo todo. Creo que estoy en ese momento de encontrar un poco el equilibrio, de poder ser yo y disfrutarlo. Porque no he disfrutado mucho por eso, por ponerme en este lugar de distancia con las cosas para que no se me vea a mí. Forma parte más de una coraza que se ha convertido después en algo reconocido por mí mismo, pero que empezó como algo inconsciente.

Me da la sensación de que, aunque siempre es una putada sufrir esa 'bajada a los infiernos’, te ha facilitado el camino de vuelta a conectar con tu ilusión por ser actor, que quizá se había nublado por todo lo que rodeaba a tu carrera.
Por lo que rodeaba a mi carrera, efectivamente, no mi carrera en sí. Hubo algo de cansarme mucho del tipo de exposición que estaba recibiendo. Porque yo nunca he sido una persona de exponer mi vida, y sin embargo sí que se ha expuesto, sin mi permiso ni mi consentimiento. No lo elegí. Creo que eso es lo que me he hizo bajar a los infiernos, por así decirlo. Y sí, es verdad, desde ahí me he reenamorado de una forma muy bonita de mi profesión porque es lo que me ha ayudado a recuperar la ilusión.

¿Cómo fue ese reenamoramiento?
Por ejemplo hice el pasado verano un curso con Juan Carlos Corazza que me vino muy bien. Me sentí en un lugar muy seguro para desatarme, para soltar muchas cosas que todavía no había soltado, porque aunque yo vaya a terapia hay profundidades a las que no había llegado. Desde ahí me pude reenamorar de mi profesión y, aunque esté mal decirlo, también de mí mismo. De mi instrumento. Te aporta mucha dirección en la vida, el ser consciente de cuidar tu instrumento. La voz, el cuerpo, la emoción, la mente.

¿Se han ensanchado tus capacidades, tu rango?
No solo eso, y no solo por ese curso. Creo que en la vida hay un momento dado en que se junta todo y tiene que ser. Yo me agarré a algo que sentía que era lo que tenía que pasar y me ha venido muy bien. También para quitarme de muchas preocupaciones, sobre todo externas, el cómo se me ve, el cómo quiero que me vean, y disfrutar. Preguntarme de verdad por qué hago lo que hago. Responder honestamente a la pregunta de por qué eres actor.

¿Cómo respondes hoy a esa pregunta? ¿Por qué eres actor?
Los actores tenemos la inmensa suerte de contar historias que no son nuestras, de vivirlas y aprender de ellas. Está muy dicho pero es la verdad. Eso te llena de una forma que muy pocas cosas te pueden llenar. Nunca antes había hecho ese trabajo de investigar, de liberarte de ti mismo, de entrar en algo que no es tuyo y entenderlo y vivirlo, desde el respeto y desde la dedicación. Hay que ser valiente para tirarte a la piscina, pero una vez que te tiras, es muy bonito. He vuelto a sentir eso, me ha enamorado y me ha dado mucha seguridad en mí mismo. Lo paso mal, lo paso bien.

Creo que eso te sucedió en el rodaje de Querer, la serie de Movistar Plus+ que has rodado a las órdenes de Alauda Ruiz de Azúa, la ganadora del Goya por Cinco lobitos.
Sí. Antes me había costado entrar en un personaje pero no salir. Y esta vez he pasado momentos muy jodidos en mi casa. He vivido esos momentos y lo he disfrutado. El sufrimiento lo ‘disfrutas’ desde el actor, desde el estar haciendo un trabajo en el que están pasando cosas de verdad. No es solo decir un texto, que está bien, lo seguiré haciendo como todos, pero de repente hay trabajos en los que sabes que estás contando algo real, que viene muy de ti, y ahí parece que por fin estás consiguiendo compartir algo con la gente fuera de todos los filtros, de todos los focos. Es de verdad y eso lo hace muy importante y muy puro. Muy valioso. La definición de “de verdad” no sé cuál es, pero cuando lo estás haciendo, lo sabes. Y por eso soy actor. No hay una definición fácil. Pero es por eso. Vivirlo me ha ayudado a ser más feliz en mi día a día, acostumbrarme a cosas cotidianas que antes no me hacían feliz. Porque sabes que todo eso nutre lo otro. En cualquier caso, la pregunta de por qué eres actor es muy bonita pero muy peligrosa porque es difícil no quedarse en lo superficial, y además evoluciona, que yo tengo 27 años, acabo de empezar, tengo muy poco vuelo. Pero cuando haces una historia en la que crees porque va a aportar algo, aunque sea conciencia sobre un tema, eso a mí ya me llena y me hace feliz. Vivo para eso. ¿A lo mejor me estoy poniendo demasiado trascendente, no?

"Me he hablado muy mal a mí mismo muchas veces. Me exijo mucho, soy muy bruto conmigo"
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
Pantalón de Loewe.
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia

Podemos ponernos un poco más incluso. Hace unos días hablaba con Patrick Criado de lo difícil que es para un actor que ha tenido un subidón de fama, como es tu caso, el quitarse las máscaras y las capas que se ha ido poniendo para lidiar con la exposición pública. Máscaras que tienen que ver con el ego, con la imagen que se crean los demás… y que cuesta la vida quitárselas cuando toca enfrentarse a un personaje.
Cuesta de verdad. Y por eso vale tanto. Hay que hacer mucho trabajo personal para de verdad soltar, para ser generoso, para contar, hay que encontrar esa fuerza, ese motor. Y cuando lo notas dentro, a mí me parece una de las cosas más bonitas que se pueden sentir, es algo realmente especial, que te hace sentirte muy lleno, muy vivo también. Para ello tienes que estar muy presente en el momento, en cuanto a la historia y en cuanto a ti mismo. Tienes que mantener un monólogo interno para saber cómo estás, preguntarte mucho y cuidarte mucho a ti mismo. Y hablarte bien. Yo me he hablado muy mal a mí mismo, muchas veces. Todavía me hablo mal, me exijo mucho, soy muy bruto conmigo. Relax. Tranquilo. Poco a poco.

Qué bien que estés en ese proceso de hablarte mejor, porque a veces tardamos demasiados años en darnos cuenta de que lo hacemos constantemente.
Uf. Me ha cambiado. Lo sigo pasando fatal, pero me he vuelto una persona más sensible. He empezado a vivir más los viajes. Es lo que soy, no pasa nada. Cuando te atreves a hacer esto en vez de aquello, que es un puto aburrimiento y te apaga, entonces de repente todo cobra más sentido. Las bajadas son bajadas pero sabes que estás bajando, y las subidas son subidas pero sabes que estás subiendo. Y es desde ahí desde donde intentas regular todo. Yo estoy en ese trabajo. He soltado. Hay una relajación también en el soltar. Ya está. Volvemos a la idea de antes. ¿Por qué haces lo que haces? ¿Qué quieres? ¿Quieres ser famoso? ¿Quieres ir a los estrenos? Bien, eso lo disfrutarás, o no lo quieres quizás. Pero qué quieres de verdad. Porque tienes que estar lleno de esto, porque esta es una profesión muy valiosa. Aprovéchalo y vívelo bien. Suelta. Y disfrútalo. Porque es desde ahí desde donde vas a hacer el trabajo real.

"Estoy aprendiendo a darme valor a mí mismo. A tener la seguridad de decir no, yo creo que puedo contar más, creo que debo entregar más"

Este cambio de percepción sobre tu oficio conlleva renuncias. Hay que saber decir que no, a sabiendas de que se dispara el riesgo. ¿Te da miedo que dejen de llamarte, que se olviden de ti o que solo te llamen para cosas que no te interesan?
Eso pasa. Algunas de las mejores actrices que yo conozco en España no están trabajando ahora mismo. Y verlo es muy duro. Verlo y vivirlo con ellas. Pero también hay una cosa muy bonita del respeto que tienen hacia la profesión: lo primero que hagan después de estar tanto tiempo sin currar no va a ser una mierda. Porque tengo ese respeto por mí y le doy este valor a mi criterio. A lo que yo valgo. Yo hasta ahora no he sido capaz de hacer eso, un poco por la dinámica de vida que llevaba y porque me da miedo dar la impresión de que a mí me llegan muchas ofertas de trabajo y no es así. Para nada. Pero sí estoy aprendiendo a darme ese valor a mí mismo. Tener la valentía y la seguridad de decir no, yo creo que puedo contar más, creo que puedo entregar más, que debo entregar más que esto. Creo que debo contar historias que yo considere que son importantes, que para cada uno son las que son… yo estoy promocionando Zorro, imagínate. Creo que debo hacerlo. Porque creo en mi talento de esa forma. Puedo cagarla muchísimo, pero será habiéndolo intentado, habiendo entregado todo de mí. Es así como yo quiero vivir mi vida como actor y como persona.

Desde este punto tan honesto, hablemos de Zorro. Porque entiendo que empezaste este proyecto antes de este cambio, o durante este cambio. Evidentemente no es una serie de culto…
Ni lo pretende. No mintamos sobre ello.

Pero sí es un producto digno y tú lo defiendes que mucho carisma. ¿Qué mola de Zorro?
Que es una serie de aventuras que te sientas a ver con tu familia y te entretiene. A mí como espectador me interesaría ver la acción, esta cosa épica del héroe, carismática, en ese código de aventuras a lo Indiana Jones con comedia, romance y acción. Y poco drama. Desde un lugar de más superficialidad, por así decirlo, pero con mucho entretenimiento. Para mí rodar Zorro ha sido una experiencia muy heavy. Siete meses en Canarias con un equipo, y me incluyo, que no estábamos preparados para eso. Para rodar tanto. 77 localizaciones, semanas y semanas de rodaje nocturno… Un puto caos. Y aún así creo que los productores han hecho un buen trabajo de aguantar, de sostener al equipo, porque obviamente nos estábamos volviendo locos. Le doy ese crédito a David Cotarelo, Ángela Agudo y a David Martínez, que han dado la cara en momentos jodidos, pero jodidos de verdad, como la cara visible de la productora.

"En 'Zorro' aprendí mucho de mis límites, de aguantar a nivel energético y psicológico. Honestamente, soy más fuerte de lo que pensaba, porque viví cosas muy fuertes"
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
Look total de Prada.

¿Influía que era la primera vez en la que tú eras el punto sobre el que orbita todo un proyecto?
Sí. Necesité mucho trabajo de soltar, de no exigir a otras personas cosas que no les puedes exigir por mucho que tú seas Zorro. Estaba todo el día enfadado. Porque todo te parece que no está a la altura de lo que tú crees que has creado. Ahí tenía mucho a mis padres, a mis amigos, no para bajarme porque se me hubiera subido, que me da miedo quedar como la estrellita, sino recordándome que no podía ser tan exigente con todo. El caso es que acabé por no disfrutar. Por una parte creo que vino bien y por otra fue un poco putada para mí mismo. Eso sí, aprendí mucho de mis límites, de aguantar a nivel energético y psicológico. Soy más fuerte de lo que pensaba, lo digo honestamente. Porque viví cosas muy fuertes durante el rodaje tanto en mi vida personal como profesional… Y tuve que aprender a soltar. Bueno, he aprendido a posteriori, que en el momento no era capaz. A soltar y a entender que no todo depende de ti, que no debes estar centrándote en lo que está haciendo el de sonido porque no es tu trabajo, es el suyo. Aunque tú pienses que está haciendo cosas mal déjale, porque seguro que tú también estás haciendo cosas mal.

Habrás hecho mucho callo, que también es oro en esta profesión.
Sí, haces callo. Y luego también hay que soltar ese callo. Yo rodaba todos los putos días y adquieres dejes, no estás entrando y saliendo de un personaje sino en una mecánica de la acción al corte, haces lo que sabes que queda bien y punto. Para este tipo de proyecto más o menos funciona, pero no es lo ideal. Fui muy consciente de eso y por eso intenté soltar todo lo que pude y me lancé a otra cosa.

Sospecho que a este trabajo le vas a coger cariño con los años.
Ya se lo estoy cogiendo. Y sobre todo estoy admirando más y más a las personas que han estado ahí todos los días dando la cara y aguantando, haciendo que aguantemos. Se merecen un gran aplauso. Porque han sostenido a un equipo revolucionado completamente, con razón en muchos momentos, pero entiendo ahora el puto caos. Es que nadie está preparado para hacer un proyecto así, es muy difícil. Diez capítulos, siete meses, dos unidades, gente de todo el mundo… Yo venía de rodar en Alemania una serie muy potente internacional también [se refiere a 1899, de Netflix], pero ahí son alemanes y los horarios van como la seda (risas). Pero bueno, aunque había mucho money no todo lo demás iba como la seda. Y fíjate, cancelada.

¿Si se plantea segunda temporada de Zorro, qué hacemos?
Hablamos. Claro. Hablamos bien, yo me llevo bien con los productores y reconocemos nuestro trabajo.

¿Qué crees que dirán de ti en la intimidad?
(Risas) Que soy demasiado exigente y que debería de disfrutar más. Con toda la razón.

No sé si lo dirán con esas palabras.
Supongo que no. Yo no lo diría así de mí mismo (risas). Es que yo me veo desde fuera y pienso que a veces estoy siendo insoportable. Pero también está la parte de genio, que tengo bastante carácter…No, de verdad que ahora les tengo mucho cariño. En retrospectiva entiendes muchas más cosas.

Insisto, dentro de unos años vas a estar feliz de haber hecho este proyecto.
Mi padre me dice lo mismo. Cuando comento cosas del rodaje, siempre me suelta: “Ya, pero eres el Zorro”.

Que se lo digan a Antonio Banderas. Seguramente ya ni se acordará de si lo pasó bien o no rodando…
Vaya que si se acordará. No he hablado con él pero estoy seguro de que se acuerda. Él sigue siendo el Zorro y siempre lo será.

Vamos a hablar de futuro. Con ese planteamiento de solo hacer proyectos que te parezcan importantes, ¿cómo está el tema?
Uf, me da miedo decirlo así… Estoy haciendo pruebas. Me han llegado un par de cosas que parecen muy interesantes… que pueden ser muy atractivas o pueden ser una puta mierda. Me apetece hacer algo que sea arriesgado para mí, que sienta que está muy lejos de mí, de lo que he hecho hasta ahora, y meterme a tope.

¿La serie Querer va en esa línea?
Sí, está lejos de mí, pero no tanto. Es muy diferente a todo lo que he hecho, así que es un buen principio. Pero es que soy súper inconformista, no me paro a disfrutarlo una vez terminado, no puedo. Al menos el rodaje y los ensayos con Alauda sí que los disfruté mucho.

Retomo la metáfora del caballo para acabar hablando de masculinidad, uno de nuestros temas favoritos en Esquire. En este sentido, el caballo es símbolo de una masculinidad dura, introspectiva…
Un poco lo que hablábamos de mí, de lo que yo intenté ser o proyectar.

Exacto. Todos los hombres estamos, o deberíamos estar, en un proceso de repensar qué es la masculinidad, por qué nos atraviesa de una forma o de otra. ¿Estás en ese viaje? ¿En ese revisarte, que es el verbo que se suele utilizar?
Es un verbo horrible pero sí, entiendo lo que dices. Sí, totalmente. Y eso como actor también te ayuda. Para trabajar la liberación de las emociones, ponerte delicado, frágil, vulnerable, saber abrirte. Eso va muy en contra de la masculinidad de la que estás hablando. Es importante permitirte eso como hombre, y que te lo permitan también, porque muchas veces los hombres no nos lo permitimos porque no se espera de nosotros y porque no gusta. Asumir también que quien lo reciba mal es culpa suya y no tuya. Dejarte atravesar por la vida de verdad y vivirla como tú quieras vivirla, seas la persona que seas. Yo he descubierto que soy una persona mucho más frágil y emocional de lo que proyecto. No quiero estar conteniéndome o privándome de decir cosas o de vivirlas o de sentirlas, de llorar o de lo que sea, para proyectar algo. No quiero estar preocupándome por cómo se me ve siempre. Insisto que no creo que sea culpa solo del hombre sino de todos, es cultural, hay una presión sobre nosotros y muchas veces nos convertimos en lo que se espera de nosotros. Y eso es lo que se cuenta en Querer, no lo digo por hacer promoción: el protagonista se convierte en exactamente lo que se espera de él y se da cuenta de que no quiere ser eso, y no quiere eso para su hijo. Eso es muy bonito. Cuando liberas esa parte de ti, que además es responsabilidad tuya hacerlo, hay mucho alivio. Y es lo que yo estoy sintiendo ahora, mucho alivio.

"Yo tenía mucho rechazo a meterme en el mundo de los actores y ahora me he dado cuenta de que me llevo de puta madre con un montón. Greta Fernández es mi mejor amiga. Nos hemos descubierto y ha sido algo súper especial. Yo nunca había tenido una amiga así. Nunca había tenido amigas realmente"
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
miguel bernardeau en esquire
Pablo Sarabia
Look total de Dior.

Eso lo percibe mucho tu entorno. De hecho, cuando inicias ese proceso, o la gente que está a tu alrededor evoluciona contigo, o cambia. ¿Es tu caso?
O desaparece, sí. Efectivamente. Los hay que siguen y van a seguir, ojalá, mucho tiempo. Que también te dan una perspectiva del tiempo, del camino, de lo que llevas recorrido. Eso es bonito. Pero es importante estar abierto a otras personas. Esta frase de ‘tengo los mismos amigos de siempre y eso es muy bueno’, me lo han dicho mucho a mí porque los sigo teniendo, pero no siempre es tan positivo. Hay amigos que es mejor no seguir teniendo porque ya no entienden tu realidad. Mira, yo tenía mucho rechazo a meterme en el mundo de los actores. A llevarme con actrices y actores, y, joder, ahora me he dado cuenta de que me llevo de puta madre con un montón y es lo que mejor me viene. Greta Fernández es mi mejor amiga. Nos hemos descubierto y ha sido algo súper especial poder conversar con alguien así, alcanzar ese tipo de confianza. Es muy bonito. Yo nunca había tenido una amiga así. Nunca había tenido amigas realmente. Las que te decía de toda la vida, pero no este tipo de amistad.

Eso conecta mucho con los temas de masculinidad.
Sí. Están los típicos que dicen eso de "no tengo amigas porque ya me las he follado a todas". Es una frase horrible. Yo no era por eso, sino porque no tenía ese contacto.

¿Habría partes de ti bloqueadas que impedían esa amistad con chicas?
Sí. Eso es. Pero cambias y de repente aparece alguien como Greta, que te abre mundos, que te estimula mucho como amiga, y lo entiendes desde ahí. Y sin embargo todo el mundo ha pensado, y siguen saliendo noticias, que somos novios. Nadie acepta que no seamos novios, ni las mujeres ni los hombres. Lo ponen sobre nosotros: como sois jóvenes y de la misma edad, sois novios. Te lo cuento ahora porque me apetece, pero en mi vida voy a salir a desmentirlo porque se está retratando la propia sociedad diciéndome eso. Que no puedo tener una amiga. No se puede entender que yo quede con mi amiga, me vaya de vacaciones con mi amiga los dos solos y que no pase nada. Si permites que eso te afecte, es lo que te decía, te conviertes en lo que se espera de ti. Sin embargo yo ahora estoy en un momento en que quiero vivir lo que me hace feliz y no tengo ningún pudor en estar con ella, hablar de todo, de cine, es una relación que me llena muchísimo, tanto a nivel actoral como personal. Yo he estado muy metido en el tema del surf y del mar y ahí no hablas tanto de la interpretación, claro. Y me hace falta porque es lo que me gusta, es lo que hago. Y antes no estaba tan dispuesto a favorecerlo como lo estoy ahora.

A ver, los actores sois muy pesados, eso es una verdad universal.
Y muy intensos. Y anda que los periodistas…

Somos un encanto.
(Risas) Qué morro.

Desde que no te forzamos a hacer ASMR tienes mucho mejor humor… Fuera de bromas, se te ve que estás en un buen momento y traspasa.
Gracias. La verdad es que estoy muy a gusto. Veremos si no se me va la puta olla otra vez con la promoción de Zorro (risas). No, en serio, estoy más presente que antes. No es que esté restando valor a lo que tenía antes. No, de verdad que no es así. Pero sí estoy mejor. Más mayor. La última vez que hablamos fue hace cuatro años. En ese tiempo uno cambia, debe cambiar. Si hablamos dentro de otros cuatro, espero estar también cambiado.

¿Qué estarás promocionando? ¿Iron Man 7?
Cabrón, no. La nueva de Sofia Coppola. O de Sorrentino (risas). Estaría bien. No, lo que molaría es estar promocionando eso y la nueva de acción de Jason Statham.

Todas las grandes estrellas saben jugar las dos barajas.
Claro, y es que además está bien, yo veo las dos. A mí me apetece contar historias con ambición que me exijan como actor y lo otro también, porque es divertido y está guay. Necesito las dos. Es curioso que muchos grandes directores y directoras llegan a casa y se ponen Las Kardashian. Entiendes la necesidad de ese producto.

Es que lo de la alta y la baja cultura está pasadísimo, perfectamente puedes estar en casa viendo Sálvame y leyendo a Kafka.
Guau, qué planazo más brutal, además conectan muchísimo. Cuanto más Kafka lees, mejor te caen los de Sálvame. Pues el otro día vi a Belén Esteban y a Kiko Matamoros en La Resistencia y por primera vez en mi vida los podía soportar. Me dieron mucha ternura.

Porque tú antes lo verías desde una posición en la que te sentías atacado… Es como lo que decías de Greta, de alguna manera ha habido medios que te robaban esa intimidad.
Bueno, ahora ya… no es que nos dé igual porque obviamente te afecta, lo lees y joder… Pero es lo que hay, ya está. A mí gracias a Dios no me siguen los paparazzi, no me sigue nadie, los putos móviles de la gente y ya. Eso es horrible. Eso te cierra. Es inevitable. Lo que yo no entiendo es como hay gente que lo lleva tan bien, en plan Timothée Chalamet y toda esta gente… ¿Cómo manejas tanta exposición y sigues haciendo cosas delicadas? Yo no lo sé. Se lo pregunté a Sadhguru, uno que va de gurú dando conferencias por el mundo.

Tú eres mucho de gurús, ¿no? Que me hablaste mucho en su día de un libro de autoayuda
¿De Sapiens? Eso no es autoayuda, ¡no te lo has leído, cabrón! Si es la historia de la humanidad, es un librazo, aunque ahora le odio un poco… Te acabas de inventar que es autoayuda y que yo soy de gurús, para nada, de hecho creo menos que nunca en los gurús. A Sadhguru le pregunté cómo consigue eso de estar siempre tan presente… y me dio una respuesta de mierda. Pero de mierda (risas).

Pues como nuestra primera entrevista. Y me callo ya que si no la segunda acaba igual. Gracias, Miguel.

Ayudante de fotografía: Sara Guillén · Maquillaje y peluquería: Cynthia de la Vega para Mery makeup · Producción: Marta Sánchez · Editora de fotografía: Carolina Álvarez · Agradecimientos: Hípica JM SL