Hay pregunta que no te haces habitualmente, pero que si lo hicieras, seguro (insistimos: seguro), te encontrarías un estudio científico tratando de darle respuesta. ¿Por ejemplo? Supón que te preguntas: ¿Están relacionados los tatuajes con el empleo y la discriminación salarial? Pues, zasca, te encuentras con una investigación que analiza las relaciones entre el arte corporal y los resultados del mercado laboral de la Miami Business School y la Universidad de Western Australia. Aunque suponemos que la pregunta exactamente... exactamente así no te la haces. Creemos que te la haces más de esta otra forma: ¿Me perjudica tener tatuajes para encontrar trabajo? ¿Perjudica lucir tatuajes para encontrar un empleo?

A lo mejor te haces la pregunta cuando la chica que te atiende en el puesto de palomitas del cine lleva una tirita donde antes había un piercing nasal.

Pero lo mejor no es que el azar juegue a tu favor y la ciencia se formule las mismas cuitas que a ti te quitan el sueño, sino la conclusión de dicho estudio (ya que te haces la pregunta): Resulta que los tatuajes en el lugar de trabajo pueden dar a los candidatos una ventaja en mercados laborales competitivos. Alrededor del 40 por ciento de la generación del millennial luce un tatuaje, según el Pew Research Center. El estudio sólo se fija en Estados Unidos, pero es igual de sorprendente.

Investigaciones previas habían encontrado que los responsables de contratación de las empresas percibían hasta ahora a las personas tatuadas como menos empleables que las personas sin tatuajes. Este era especialmente significativo en aquellos candidatos con tatuajes visibles o incluso ofensivos que son difíciles de ocultar en el trabajo. Pero resulta que el escenario ha cambiado.

Los autores del estudio, que comenzaron a recopilar datos durante el verano de 2016, han descubierto que la percepción de los tatuajes en el lugar de trabajo ha cambiado tanto en la última década que "incluso un tatuaje visible no está relacionado con el empleo individual, los salarios o la discriminación salarial". Más concretamente, el estudio se ha encontrado con que los salarios y los ingresos anuales de los empleados tatuados son "estadísticamente indistinguibles de aquellos sin ellos". Y ahora viene la enjundia del estudio:

En el mercado de contratación, los buscadores de trabajo tatuados también tienen la misma probabilidad, y en algunos casos incluso más probable, de obtener un empleo.

Tal cual lo lees. El autor principal del estudio, un tal Michael French, profesor de economía de la salud en el Departamento de Administración y Política del Sector de la Salud de Miami Business School, va más allá. "Los gerentes de contratación que continúan discriminando a candidatos con tatuajes pueden estar conformándose con un grupo de solicitantes menos calificados.

"Dada la creciente prevalencia de tatuajes en la sociedad -alrededor del 40 por ciento para los adultos jóvenes, como apuntaba el estudio de Pew-, los responsables de contratación de las empresas que discriminen a los trabajadores tatuados probablemente se encuentren en una desventaja competitiva para los empleados más cualificados", advierten en el estudio.

Lo que no dice el estudio es que pasa en mercados laborales que no son competitivos. Y volvemos al puesto de las palomitas.