Me toca la lotería, me autodespido del trabajo y, por fin, le confieso a mi jefe toda la tirria que le tengo. Ese es el mayor deseo del 65% de los trabajadores españoles, aquellos que se dedican a jugar (año tras año) a la Lotería de Navidad y, como no les toca, juegan luego a la del Niño. No es fácil que te toque, tampoco imposible, pero hasta que nos sonría la suerte lo mejor será mantener un trato cordial con nuestro jefe.

Sabemos que el amor es cosa de dos y las relaciones laborales, también. En esta ocasión hablamos del empleado y su jefe. Al primero siempre le interesa agradar; el segundo tiene la obligación de ser respetuoso, agradable, educado, cercano, simpático y sobre todo servicial. Os aseguro que no hay nada más gratificante para un mal jefe que sus trabajadores se adueñen (voluntariamente) del trabajo extra con el propósito de liberar la carga colectiva. Vamos que ganarás puntos si eres obediente a full y tienes la vitalidad suficiente para trabajar el doble por el mismo sueldo.

Partiendo de nuestra buena disposición como asalariados, la plataforma de empleo InfoJobs se ha propuesto descubrir cómo es el jefe ideal de los trabajadores españoles. Según los resultados del estudio, lo que más fastidia a los españoles es que no se reconozca nuestro trabajo en la empresa. Dejarnos la piel en la oficina y no escuchar un ‘¡Enhorabuena, gran trabajo!’ nos irrita más de lo que creemos. Dicho de otra forma, la falta de reconocimiento en el trabajo hace que los trabajadores se sientan infravalorados.

La desazón es justificada, por eso el 49% de la población activa pide un jefe que sepa valorar el trabajo realizado y, además, cuidar el trato con sus empleados. Esta es una vía asequible para medrar la satisfacción del trabajador y mejorar la productividad de la empresa. Realmente, son cualidades tangibles que cualquier jefe debería tener.

Pero en la vida profesional no todo son matemáticas. Según un estudio de la Universidad de Illinois (EE.UU), una buenísima relación con tu jefe no impide que los trabajadores abandonen su puesto de trabajo. Es decir, otros asuntos como un mejor salario, un mejor puesto, una mejor localización de ese trabajo o una nefasta relación con tus compañeros de turno pueden ser responsables de la salida.

Exigimos lo que nos merecemos, por eso consideramos que la honestidad y la empatía son básicas en el jefe ideal. La primera es relevante desde el punto de vista comunicativo, ya que cualquier empresario debe ser transparente para informar a sus trabajadores de la situación que atraviesa la compañía. Con ello se evitarán incertidumbres innecesarias y se configurará un entorno de confianza entre los workers. Por pedir que no quede.

A fin de cuentas, los españoles queremos un jefe cercano que sepa trabajar en equipo, delegar labores importantes y confiar en el buen hacer del resto del equipo humano. Aunque hablamos por hablar, ya que bueno o malo el jefe es abandonable de igual manera.