Desde las faldas de Inglaterra, atravesando el canal de La Mancha, una caravana amarilla pone rumbo al sur, a la Toscana, concretamente al lago Bolsena, en la provincia de Lazio. Allí vivirá su conductor, aprenderá italiano y asaltará tumbas de siglos pasados en busca de objetos preciosos. Bien podría ser la historia del escritor inglés D. H. Lawrence, que a finales de los años 20 del siglo pasado viajó a la campiña italiana en busca de restos etruscos y aseguró: “Pienso hasta qué punto Italia es mucho más etrusca que romana: sensible, tímida, en busca constante de símbolos y misterios”. Pero, en realidad, esta es la historia del actor Josh O’Connor (Southampton, Inglaterra, 1990).

josh oconnor retrato
Juankr//Esquire
Josh lleva cárdigan corta sobre blazer de tejido inglés, pantalones denim y mocasines de ante, todo de Loewe.

O’Connor es un artista del que puedes intuir que lo pasa bien en cualquiera de los papeles que interpreta; en cualquiera de los escenarios que pisa, tanto en películas más independientes como en otras más dirigidas al gran público. Para cada personaje que interpreta, crea un álbum de recortes, collages repletos de fotos e incluso pequeños objetos pegados a las páginas. Esa creatividad le viene de familia: su abuelo fue el reconocido escultor británico John Bunting, su abuela, Romola Jane Farquharson, es también ceramista; una tradición que el propio Josh sigue a día de hoy. Es el mediano de tres hermanos, un artista mayor y un joven investigador. Su padre, profesor, y su madre, comadrona, criaron a la familia en Cheltenham, una región con una fuerte tradición teatral. Fue entonces cuando apareció Shakespeare y se obsesionó. Ya no hubo vuelta atrás. Los viajes escolares avivaron la llama de un actor (Unamuno decía que la mejor forma de ser universal es ser local) con un crecimiento natural y sin pretensiones, desde Cheltenham a la capital. Comenzó a estudiar teatro en Bristol, se mudó a Londres, trabajó en varios proyectos a la vez: teatro, cine independiente, series de televisión… Desde entonces hasta hoy a Josh O’Connor lo has visto en papeles secundarios en series como Doctor Who (2013) o Peaky Blinders (2014) y en papeles principales de series como The Durrells (2016) que consiguió muchísimo éxito en Reino Unido, duró cuatro temporadas y captó la atención de directores de cine. Fue el caso del cineasta Frances Lee, quien contó con O’Connor para la película independiente Tierra de Dios (2017), que logró ponerle en la primera plana de jóvenes talentos in crescendo de la escena actoral inglesa. En la película, Josh interpreta a un joven granjero de Yorkshire que encuentra el amor en un inmigrante rumano, desafiando su identidad y su vida rural. Lee ha dicho de él que es su tipo de actor favorito. Un actor transformador. A ambos les valió el éxito posterior en el festival de Sundance, además de comparaciones favorables con la exitosa Brokeback Mountain, de la misma temática. Como dato: para meterse de lleno en el papel, O’Connor aprendió a asistir a las ovejas en los partos, y trajo al mundo ¡a más de 150! Al año siguiente una frase: “Básicamente estoy esperando a que muera mi madre para que mi vida cobre sentido”. Una frase del guion fue la que le bastó a Josh O’Connor para acceder a trabajar con Peter Morgan en la serie The Crown y así interpretar a uno de los personajes más controvertidos de la historia reciente de Gran Bretaña, Carlos III del Reino Unido. Tras dos temporadas siendo el joven príncipe Carlos, O’Connor ganó su primer premio Primetime Emmy y un Globo de Oro en 2021. La genial Olivia Colman, que interpretó a la reina en las mismas temporadas, dijo de él que “es uno de los actores más bellos con los que se puede trabajar”. Desde luego, es uno de los mejores actores de su generación. Algunas de esas escenas las rodó en el sur de España, en Cádiz, Sevilla y Málaga. Fue en la ciudad de Pablo Picasso donde grabó una de las escenas más tensas de la serie; la discusión de Diana y Carlos en Australia.

Josh O'Connor, un arqueólogo de tumbas etruscas en ‘La quimera’

josh o'connor retrato
Juankr//Esquire
El actor, con cárdigan y pantalón denim de Loewe.

Al comienzo de este texto mencionaba al escritor D.H. Lawrence, y es que la diferencia entre él y O’Connor es que la caravana de este último se llama Winnie y que la razón de la ruta hasta Bolsena no era para escribir un diario de viaje, sino para rodar una película bajo los mandos de la directora Alice Rohrwacher (artífice de películas como Lazzaro feliz, 2018): La quimera. La historia gira en torno a los tombaroli, ladrones que saquearon tumbas etruscas en los años 80 en busca de antiguas maravillas arqueológicas. En ella el actor recrea a Arthur Harrison, un arqueólogo inglés con un don, obsesionado con sus propios fantasmas. La palabra ‘quimera’, según cuenta la RAE, se refiere a un monstruo de la mitología clásica que vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. Aquí, la palabra quiere significar la redención del trabajo y el sueño de la riqueza fácil. Para Arthur, interpretado por un Josh O’Connor muy cómodo en su papel, la quimera se parece a la mujer que perdió. Fue algo metódico para interpretar el papel de un outsider, de un arqueólogo a la deriva: aprendió italiano, y logró hablar casi con fluidez en las escenas que se le piden, preparó su propia comida, se bañó en el lago y cortó su propia leña durante los meses que pasó en los pueblos más remotos de una Toscana que disfrutó a conciencia y cuya historia nunca se acaba del todo.

Isabella Rossellini, que además de ser una actriz brillante es la hija de Ingrid Bergman y el director de cine Roberto Rossellini, coprotagoniza la película como la enferma madre de Beniamina, de quien Arthur aún sigue profundamente enamorado. Del actor, la italiana afirmó: “Es encantador y muy accesible. Es difícil trabajar en otro país donde todo el mundo habla italiano a tu alrededor muy rápido y tú eres el protagonista y no sabes lo que dicen… Estaba muy entregado al papel”. La película, que se estrenó con éxito en Cannes, acaba de hacerlo en nuestro país.

Josh O'Connor y Zendaya son en pantalla... ‘Rivales’

josh o'connor retrato
Juankr//Esquire
Josh, con polo con cristales y cárdigan de punto de Loewe.

Para este mes también tiene una última bala: Rivales, del también italiano Luca Guadagnino, un drama esperadísimo desde que se anunció y que está interpretado también por la siempre perfecta Zendaya –aquí sus mejores looks con Chalamet– y Mike Faist, como tenistas profesionales que compiten dentro y fuera de la pista. Un triángulo amoroso repleto de tensión, lujuria y celos. O’Connor es Patrick Zweig, temperamental y oportunista. El actor se preparó leyendo la autobiografía de Andre Agassi, Open, y revisionando los partidos de Nick Kyrgios. Para prepararse físicamente, trabajó a conciencia con el exentrenador de Agassi, Brad Gilbert. O’Connor cuenta que se obsesionó mucho más con los juegos de la psique humana que con los que suceden sobre la pista: el deseo y el odio enfrentados. Es eso realmente lo que Guadagnino quiso mostrar y lo que el actor sirvió. En algún momento durante la preparación para interpretar a Patrick Zweig, O’Connor recordó las palabras de su padre cuando hablaba sobre Shakespeare, lo que decía de sus villanos protagonistas, que nunca se consideran suficientemente infames.

En Rivales Josh O’Connor también se encontró detrás de las cámaras con un viejo amigo: Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, fue el encargado de vestir a los protagonistas de la película. O’Connor es imagen de la casa española desde que en 2020 se anunciara que sería el rostro de su campaña de fragancias (fotografiado por Steven Meisel), junto a su estilista, Harry Lambert (que también viste a Emma Corrin y Harry Styles). Siempre ha trabajado con Anderson, no solo en colaboraciones de moda, sino también en el certamen de artesanía anual Loewe Craft Prize de la Fundación Loewe, presentando los premios en sus pasadas ediciones.

Cuesta creer que con 34 años el actor posea una carrera tan explosiva como silenciosa. Con el paso de los años ha sabido acallar el ruido y la fugacidad con la que sucede la fama gracias a una racha de trabajo brillante, esas rachas que de vez en cuando lanzan a un joven actor de películas independientes directo a Hollywood. Esa fama ha crecido de forma gradual. Afirma que no le molesta, pero tampoco le gusta. Le interesan otras cosas: el anonimato, cierta soledad, el estudio de cerámica que está construyendo en su nueva casa en el countryside inglés alejado del mundanal ruido, demostrando que se puede triunfar sin vivir en una gran ciudad, algo por lo que optan cada vez más mentes creativas, actores y directores de éxito. ¿Será en parte el secreto de su éxito? Tener tiempo de calidad y aprovecharlo. Quedarse en su furgoneta, a la que ha bautizado como Winnie, en vez de en el último hotel de moda. No le gustan las discotecas, ni salir con amigos en grupo, ni fingir que es guay. Pero para desgracia de él mismo, por mucho que se empeñe, lo es.

Yo en Madrid y él en Nueva York, en plena consolidación de su carrera como actor, con dos películas importantísimas recién estrenadas y con el anuncio de otras dos que vienen en camino, Josh O’Connor habla con Esquire de todo lo que es y de lo que será. Deja claro que estamos ante un hombre con inquietudes y sueños, apasionado por su profesión y consciente de las responsabilidades que esta conlleva. Es cercano y auténtico, algo fuera de lo normal para un actor inglés de treinta y pocos que está en proceso de comerse el mundo (el suyo) de una forma más silenciosa de lo que cualquiera se pueda esperar. Y es que, al final, todos tenemos nuestra propia quimera.

"Luca Guadagnino y Alice Rohrwacher son italianos, son fantásticos, son icónicos, pero no se pueden comparar"
josh o'connor retrato
Juankr//Esquire
Con jersey de punto multicolor oversize, pantalón denim y mocasín de ante, todo Loewe.

Estrenas dos películas dirigidas por dos pesos pesados del cine europeo de los más polémicos. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian el cine de Luca Guadagnino y el de Alice Rohrwacher?
Creo que no se pueden comparar. Creo que más allá del hecho de que son italianos, son dos cineastas muy diferentes y ambos fantásticos. Los dos son icónicos. Creo que Luca tiene una increíble calidad estética e intelectual en su trabajo, trabaja de forma muy dinámica y te empuja como intérprete. Todas sus películas se sienten extremadamente tensas y dramáticas y eso se traduce en diversión para el actor que está en ellas. Alice es muy diferente. Ella es como una hermana para mí. Sus mundos son vívidos. Mucho de lo que se ve en las películas procede de su vida real. Alice vive en la ladera de una colina, cultiva sus propias verduras y todos sus amigos viven cerca. Muchos de los actores de las películas son el mecánico, el fontanero o el pintor y decorador locales. Así que realmente entras en su mundo. No se pueden comparar, pero ambos tienen un talento extraordinario.

Uno de tus sueños era hacer una película con Alice. El personaje que interpretas en La quimera es muy interesante. Es un poco ‘woodyallenesco’, ¿no? ¿Hay algo de tu personalidad en común con él?
No sé si tengo las mismas neurosis que Arthur o Woody Allen, pero creo que cada vez que interpretas a un personaje siempre hay un elemento de tu alma que tiene que ir en él, y hay un elemento de su alma que viene a ti, después de terminar el rodaje. A Arthur lo sentí como la versión más cercana a mí mismo que jamás había interpretado. Muchas de las preguntas que él estaba haciéndose yo me las estaba haciendo en ese momento. Encajamos como un guante y me sentí muy cómodo viviendo con él durante un tiempo. Yo quería vivir en la choza de Arthur cuando estábamos haciendo la película, pero nos dimos cuenta de que quizás eso era demasiado, porque no había ni agua ni electricidad. Así que viví en mi furgoneta camper cuando hicimos la película. Me bañaba en el lago, lo que probablemente no era muy agradable para los que trabajaban en el set de rodaje porque apestaba [risas]. Pero él era parte de mí y yo parte de él. Y eso es algo realmente raro. Fue un regalo.

"Mi personaje en Rivales está muy lejos de lo que soy: es increíblemente seguro, es magnético, es ruidoso. Son características que a mí no me salen de una forma tan fácil"
josh o'connor retrato
Juankr
Blazer de tejido inglés y camisa de rayas con cuello blanco, todo de Loewe.
josh o'connor retrato
Juankr//Esquire

Rivales trata sobre la lujuria, el deseo, el odio y los celos. ¿Qué fue lo más fácil y lo más difícil de interpretar de este personaje? ¿Dónde te encontraste al límite de la incomodidad y hasta dónde te llevó Luca Guadagnino?
Lo interesante de Patrick es que, a diferencia de Arthur, él está muy lejos de lo que soy: es increíblemente y exteriormente seguro, es magnético, es ruidoso. Y sentí que esas son características que a mí no me salen de una forma tan fácil o ‘cómoda’. Así que cuando Luca me pidió que interpretara ese papel, me di cuenta de que iba a ser un gran reto para mí. Él es muy bueno en empujarte en direcciones desafiantes y así hacer el trabajo de una manera particular. Y eso es genial. Lo que realmente te llena como actor es sentir que estás probando tus límites. Así que me sentí muy bien con Luca. Y creo que él está excepcionalmente dotado para eso. Pero como personaje, me siento más cerca de Arthur.

En cuanto a la preparación para Rivales, he leído que fuiste a ver jugar a Rafael Nadal en Wimbledon. ¿Le copiaste algún golpe para el papel de Patrick?
Vi a Rafa cuando terminamos de rodar. Nuestro entrenador de tenis, Brad Gilbert, hizo la cobertura de tenis para España y cuando estaba en Wimbledon nos mandó un mensaje a Mike [Faist] y a mí invitándonos a ir. Y vimos a Rafa, que estuvo increíble. Es tan bueno…

Estos días ha salido en la prensa que rodarás de nuevo con Luca Guadagnino otra película a la italiana llamada Separate Rooms en la que interpretarás al escritor Pier Vittorio Tondelli. ¿Qué me puedes contar?
Todo lo que puedo decir, honestamente, es que no sé ni lo que voy a hacer mañana. O la semana que viene. Así que no sé cuáles son mis proyectos en el futuro a ciencia cierta. Pero siempre es un honor estar vinculado con cualquier cosa que Luca esté haciendo.

Volviendo a Rivales… Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, trabajó en el vestuario de la película. Llevas varios años colaborando con la casa de moda española. ¿Cómo fue trabajar con Jonathan en el set de rodaje?
Fue divertidísimo. Conocí a Jonathan hace siete u ocho años en Madrid, donde fui a hacer mi primera sesión de fotos, y me llevó a una tienda de Loewe. Él me decía: “¿Quieres este abrigo?”. Y yo contestaba: “Sí, claro”, sin dudarlo. Porque entonces el mundo de la moda era un terreno desconocido para mí. Jonathan me enseñó todo sobre él. Y, entonces, para él el mundo del cine era algo totalmente extraño. A mí me gusta estar muy involucrado con el vestuario de cualquier película, me gusta hablar con el diseñador de vestuario y compartir mis pensamientos, aunque después ellos tengan la decisión final. Es un diálogo necesario. Mientras que con Jonathan, ya sabes, nada que ver con cualquier fitting que haya tenido en el pasado. Nadie dice: “Oh, creo que deberíamos usar esto”. Te pones lo que te dan porque, ya sabes, ¡es Loewe! Creo que les encantó su trabajo en la película. Es tan talentoso… Probablemente Jonathan Anderson puede hacer cualquier cosa que se proponga.

"Corrí por el paseo marítimo de Málaga, preparándome para mi primera maratón de Londres, y por la playa. Nos divertimos mucho, la comida es espectacular"
josh o'connor retrato
Juankr//Esquire
Cárdigan corta sobre blazer de tejido inglés, pantalones denim y mocasines de ante, todo de Loewe.

Este número de Esquire está dedicado a la ciudad de Málaga. Estuviste allí rodando algunas escenas de The Crown. ¿Qué recuerdas de aquellos días?
Pues recuerdo correr por el paseo marítimo de Málaga, porque en ese entonces estaba preparándome para mi primera maratón en Londres. Junto a Emma [Corrin], solíamos correr muchísimo en la playa. Recuerdo que en Málaga rodamos la escena del viaje de Charles y Diana en Australia, cuando tienen una gran discusión. Nos divertimos mucho en aquellos días, la comida es espectacular.

Además de las escenas de la serie, ahora también te unen a la ciudad estas fotos picassianas que te ha hecho nuestro fotógrafo Juankr y que acompañan este reportaje…
¡Sí! Me dio una especie de antorcha pequeña y, mientras la sostenía, intentaba hacer un dibujo con ella. Fue asombroso. No se pueden hacer cosas muy complicadas, pero sí líneas simples. Era como pintar, ¿sabes?

¿Cómo fue perder el anonimato después de estrenar The Crown?
Cuando se estrenó yo ya había estado haciendo películas y teatro desde hacía muchos años. Empecé en el teatro. Era extraño. Todavía encuentro la fama algo extraño y me resulta difícil adaptarme a ella. También es bonito cuando vas caminando por la calle y alguien te para y te dice: “Me gustó mucho tu trabajo”. ¿A quién no le gusta eso? Es algo agradable de oír. Pero a veces, y estoy seguro de que te lo puedes imaginar, a veces te levantas y no te encuentras bien. Puede que tengas manchas en la cara o los ojos hinchados, porque estás cansado. O, simplemente, lo único que te apetece es quedarte en casa. Eso me pasa muy a menudo, porque yo soy una persona reservada, soy introvertido. Necesito mi propio espacio. Pero a veces te levantas y necesitas ir a comprar pan o mantequilla. Así que sales de casa, vas al supermercado, llevas la capucha puesta y alguien te para. Y aunque es halagador y lo agradeces, por otro lado te gustaría decir: “Por favor, déjame en paz, este es mi espacio personal”. Así que es muy difícil. Por supuesto que somos afortunados por poder hacer nuestro trabajo, cuando la mayoría de la gente que lo intenta no lo consigue nunca. Pero esta es una de las desventajas. Como en cualquier empleo, hay algunas cosas que ganas y otras que pierdes, y creo que el anonimato es una de las pérdidas más grandes que sufres al ser actor. Y a veces lo damos por sentado. Aunque la verdad es que no es todo el tiempo, ya sabes. Mucha gente no sabe quién demonios soy y eso es bastante agradable también para variar. Pero a veces es extraño, abrumador. Sí, a veces es extraño ir a Málaga y que alguien se te acerque y te diga: “¡Dios mío, eres tú!”. Es algo raro.

La fama que has generado con una serie tan viral como The Crown es positiva en tanto en cuanto una gran parte de ese público ahora va al cine a ver películas tuyas más independientes o con menos presupuesto, ¿no?
Sí, creo que es verdad. La verdad es que es así como funciona. Si haces The Crown o una película de Marvel (revisa en qué orden deberías ver sus pelis y series), la fama está asegurada… Y no tiene nada que ver con los proyectos que son geniales. Pero ayuda saber que gracias a eso también vendrán a ver las películas de Alice Rohrwacher. Así que estoy de acuerdo en que eso es una ventaja.

Dentro de los estrenos que Josh O’Connor maneja de cara a 2025 cabe destacar The History of Sound, una película a cargo del director Oliver Hermanus y basada en la novela del escritor americano Ben Shattuck del mismo nombre. De temática histórica-romántica-dramática, está centrada en la Primera Guerra Mundial y basada en la relación amorosa de O’Connor con el personaje que interpreta el actor irlandés Paul Mescal y que tanto interés ha generado después de sus últimas actuaciones en proyectos tan interesantes como la serie Normal People (2020) y Aftersun (2022). Hermanus ha dado algunas informaciones al respecto, afirmando que la química que se produjo en el set entre O’Connor y Mescal… “¡es como fuego!”

A propósito del anonimato, estás rodando una película con Paul Mescal, The History of Sound, dirigida por Oliver Hermanus. ¿Te has cuestionado los efectos de la fama, aún más si cabe, al rodar con uno de los actores más virales del momento?
No, por dos razones. Una es porque creo que Paul tiene esta cosa extraordinaria, que tienen también Timothée Chalamet (aquí sus mejores looks de alfombra) o Zendaya… Creo que es algo que pasa solo una vez cada mucho tiempo. Paul es un actor fantástico y una gran persona. Y eso es lo más importante. También lleva la fama muy bien, creo. No creo que yo pudiera lidiar con eso y no creo que nadie, siendo actor, lo espere. Y lo digo desde la experiencia. Yo llevo más tiempo en la profesión que Paul haciendo teatro. Bueno, él también hizo mucho teatro, pero es que yo soy mayor que él y he pasado mi carrera haciendo más películas independientes. Creo que he tenido la suerte de crear una carrera a fuego lento, de una manera más suave. Y eso es así porque creo que es la única manera en la que puedo manejarlo.

"Tengo suerte de tener una buena vida como actor, pero también tengo ganas de estar en casa por un tiempo"
josh o'connor retrato
Juankr//Esquire
Camisa con cuello blanco de Loewe.

¿Cómo es Josh O’Connor cuando está haciendo lo que más le gusta y nadie le ve? ¿Cuál es tu relación con el arte?
Sigo haciendo vasijas, no tanto como me gustaría, pero estoy construyendo un espacio para hacer mis cerámicas. Así que espero poder dedicarle a esto mucho más tiempo en el futuro. Creo que a medida que me hago mayor intento disfrutar más de los momentos en los que puedo estar en mi casa, en el campo. Estar solo y tener tiempo para mis cosas. Ya sabes, a veces damos por sentado tener tiempo para pensar, leer, empaparse del entorno y explorar lugares… Esas son también cosas que te ayudan en la actuación. Me gusta mucho pasar periodos de tiempo lejos de esa atmósfera. A veces puede parecer la carrera más importante del mundo y en realidad no lo es, aunque sea un hermoso regalo. Sé la suerte que tengo de hacerlo, pero hay otras cosas que siempre me han interesado y cambian todo el tiempo. Acabo de entrar en el mundo del bordado y me encanta. Ahora me voy de vacaciones cuatro semanas y solo haré bordados. Me encanta la jardinería y odio cuando estoy lejos de mi jardín por mucho tiempo. Mis amigos van a mi casa en el campo a cuidar del jardín cuando estoy lejos y me envían fotos. Y es como… ¡Es primavera en este momento! Ya hay pequeñas raíces saliendo debajo de la hierba y los narcisos están floreciendo. Quiero estar a cada paso que den observando, presenciándolo. Tengo suerte de tener una buena vida como actor, pero también tengo ganas de estar en casa por un tiempo.

Una vez entrevisté al también actor Eddie Redmayne para Esquire y recuerdo que le hice una pregunta que decía: “Si tuvieras que salvar una sola obra de arte de una inminente destrucción masiva, ¿cuál sería?”. Mencionó una obra de Brancusi, una escultura suya, una cabecita llamada Prometeo, que está en el Kettle’s Yard en Cambridge, sobre un piano. ¿Cuál sería tu elección?
Guau. Muy buena elección de Eddie, es muy buena. Me encanta Kettle’s Yard también. Es uno de mis sitios favoritos. Pero es difícil elegir una en mi caso... Probablemente salvaría... [piensa durante un largo silencio]. El comisariado de las salas cambia cada cierto tiempo en el Victoria & Albert Museum, pero hubo un tiempo una dedicada a la reconstrucción del estudio de la ceramista británica Lucie Rie. Era tan bello… Me encantaba ir y visitarlo, de modo que yo diría que es lo que salvaría, esa habitación.

En el año 1937, la ceramista Lucie Rie exhibió sus piezas en la Exposición Internacional de París, y ganó una medalla de plata junto a otros grandes artistas. Entre ellos estaba Pablo Picasso, que pintó el Guernica exactamente en el mismo evento. Cosas de la vida.

Asistente de fotografía Beka Maglakelidze y Andrii Obolonchyk. Asistente de estilismo Martina Tacchini. Maquillaje y peluquería Fernando Torrent (L’Atelier NYC) con Gents of London. Producción Marta Sánchez. Producción local Dirty Pretty Productions. Agradecimientos Hotel Hugo NY.

* Este artículo aparece publicado en el número de mayo de 2024 de la revista Esquire, a la venta desde el 23 de abril.

josh o'connor portada esquire mayo 2024
Juankr//Esquire