Frank Sinatra ya conocía España. Las primeras veces había llegado, muerto de celos, en busca de su gran amor, Ava Gardner, quien le sustituía a la primera de cambio por actores y toreros, como bien sabemos. Otras, aterrizó por exigencias del guion, como con Orgullo y pasión (1957), una película de aventuras que transcurría en la guerra de la Independencia, junto a Cary Grant y Sophia Loren –aquí las fotos de la mujer que dejaba sin aliento–. Este filme de Stanley Kramer (Adivina quién viene esta noche, 1967) se rodó en Santiago de Compostela, Ávila y Segovia. Demasiado cerca de la capital como para no ir a intentarlo una última vez con la Gardner, debió de pensar, aunque ella ya estuviera disfrutando de la vida madrileña junto a Luis Miguel Dominguín. Dicen las crónicas de la época que una noche incluso salieron los tres juntos, que hubo juerga, gritos y alguna bofetada, pero que el escándalo no pasó a mayores.

frank sinatra y ava gardner retrato
Bettmann
Frank Sinatra, junto al amor de su vida, Ava Gardner.

Frank Sinatra fue detenido en Málaga, durante el rodaje de una película con Raffaella Carrà

La siguiente vez que la estrella de Hollywood visitó España la gresca sí fue descomunal. Tanto que acabó arrestado y pasando la noche en un calabozo de Málaga por una serie de hechos que detallamos a continuación. El suceso ocurrió en 1964, mientras el actor rodaba El coronel Von Ryan (1965), una película bélica de acción en la que compartía pantalla con una jovencísima Raffaella Carrà.

frank sinatra y raffaella carrà en el rodaje de el coronel von ryan
Mondadori Portfolio
Frank Sinatra y Raffaella Carrà, durante el rodaje de El coronel Von Ryan, en la sierra de Málaga, en 1964.

La película se había filmado prácticamente en Italia, pero aún faltaban por grabar un par de escenas en unas localizaciones de El Chorro, una aldea de la comarca del valle del Guadalhorce, en medio del Parque Natural Desfiladero de los Gaitanes. Pero Frank Sinatra, como el gran cantante y actor que ya era –a esas alturas ya había ganado un Oscar al mejor secundario por De aquí a la eternidad (1953), de Fred Zinnemann, y había sido nominado como protagonista por El hombre del brazo de oro (1955), de Otto Preminger–, no quería pernoctar en la ciudad de Málaga, sino en Torremolinos, en concreto en el singular Hotel Pez Espada, el único 5* que había entonces en pleno boom turístico sesentero de la Costa del Sol. Allí –el hotel sigue abierto, ahora con categoría 4*–, La Voz descansaba y bebía, a veces más de la cuenta, cuando el plan de rodaje se lo permitía. Y también concedía entrevistas. Fue precisamente durante una sesión de fotos y preguntas con el diario Pueblo cuando se desató la tormenta.

Frank Sinatra alegó que había sido víctima de una encerrona

Sinatra atendía a la prensa española con cierta desgana cuando se le acercó una actriz cubana llamada Ondina Canibano. Al principio parecía que la joven solo quería mostrarle su admiración, pero al rato ahí seguía de lo más insistente. A Frankie le molestó, se lo hizo saber y ella, despechada como en un drama romántico, le arrojó a la cara una copa de vino. Fue entonces cuando el protagonista de Alta sociedad (1956) perdió el control y la zarandeó sin contemplaciones. Cuando llegó la Guardia Civil a pedirle explicaciones, el cantante, encerrado en su habitación, se negó a atenderles. Dijo que cómo se atrevían unos guardias con gorro de charol ridículo a molestar a una estrella. Una estrella, recordemos, que era amiga hasta de la mafia. El ambiente se caldeó y el gerente del hotel y uno de los miembros del equipo de producción se disculparon en su nombre y prometieron a la Benemérita tranquilizar al actor y convencerle para que acudiera dos días después a declarar en comisaría. Pero Frank Sinatra no se presentó. ¿Por qué tenía que hacerlo cuando, según él, aquello había sido una encerrona en toda regla planeada por un periódico y un gobierno dictatorial, cuyo objetivo era que se hablara de España y de sus costas como nuevo destino turístico?

frank sinatra y grace kelly retrato
Bettmann
Frank Sinatra, enamorado de la vida alegre y las mujeres bonitas, en una escena de la película Alta sociedad (1956), junto a Grace Kelly.

La cosa no quedó aquí. Herido por el desprecio que mostró el actor a las Fuerzas de Seguridad del Estado, el gobernador civil de turno envío refuerzos para traer de una vez por todas a ese ‘hombre engreído’ hasta la comisaría de Málaga –por qué es la ciudad del mundo más deseada–. Se le acusaba de escándalo público y por ello se le debía interrogar. Cuentan que el italoamericano no hiló ni una frase seguida, que se ciñó a contestar con monosílabos y que, al marchar –y eso fue lo que pagó caro–, le dedicó un tremendo escupitajo a la foto del generalísimo que allí colgaba.

"Nunca volveré a este puto país de sucios bastardos fascistas"

Según trascendió, la mitad de los agentes allí presentes querían fusilarle, mientras el resto era consciente de que no se podía tocar un pelo al hombre más famoso de Hollywood, al líder de los carismáticos Rat Pack, al amigo de John Fitzgerald Kennedy –¿por qué Oliver Stone sigue buscando a su asesino?–. Y el tema se resolvió con una noche de calabozo, la expulsión directa del país a la mañana siguiente y 25.000 pesetas de multa. “Nunca volveré a este puto país de sucios bastardos fascistas”, dicen que dijo cuando subió al avión en el aeropuerto de Málaga, con destino a París, sin poder recoger sus cosas. Sabemos que no cumplió su promesa porque regresó, ya anciano, para hacer caja como cantante un par de veces más: en 1986, en Madrid, en el estadio Santiago Bernabéu, y en 1992, en el Palau Sant Jordi de Barcelona. En ambas fechas hizo lleno total, aunque luego se supo que en la capital él mismo compró un buen puñado de entradas para no ver sitios vacíos.

frank sinatra cantando en un concierto
Jay Dickman
Un Frank Sinatra entrado en años, durante uno de sus conciertos.

Volviendo a la noticia de su detención, que en su día dio la vuelta al mundo, en Torremolinos aún se habla de aquello con un añadido que bien podría ser una leyenda. Como a Frank Sinatra no se le permitió volver al Hotel Pez Emperador para hacer sus maletas –otros se encargaron en su lugar, obvio–, cuentan que las camareras, al limpiar su habitación, encontraron al menos cuatro pistolas y que el director del hotel, angustiado por el hallazgo, las tiró una noche al mar. ¡Qué buen final sin pruebas!

Visita obligada al Palacio de la Aduana (o calabozo de Frank Sinatra)

palacio de la aduana de málaga
John keeble
El Palacio de la Aduana, hoy Museo de Málaga, albergó en su día los calabozos donde Frank Sinatra pasó aquella noche.

Si quieres visitar esos calabozos, o, mejor dicho, el Palacio de la Aduana que los albergó, puedes hacerlo en cualquier momento. El edificio, de estilo neoclásico, se construyó en 1826. Funcionó primero como fábrica de tabaco, después como aduana, también fue sede del Gobierno Civil, comisaría y hoy es el Museo de Málaga en el que conviven dos: el de Bellas Artes y el de Arqueología. ¡Cuántas historias!

* Este artículo aparece publicado en el número de mayo de 2024 de la revista Esquire, a la venta desde el 23 de abril.

josh o'connor portada esquire mayo 2024
Juankr//Esquire