Lo que hasta hace nada era una maldición ahora parece una fórmula de éxito o al menos eso pensábamos. Poco después de estrenarse la versión live-action de Netflix de Avatar: La leyenda de Aang anunciaba su renovación por una segunda y tercera temporada. En cuanto a One Piece, el live-action del famoso manga de Eiichiro Oda fue la serie más vista de Netflix en 2023 y todo un éxito de público. Ambas tenían algo en común. A pesar de resumir los hechos de la obra original, se mantenían muy fieles a la misma, respetando incluso los momentos clave plano a plano.

parasyte netflix anime
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Parecía que ambas habían roto la maldición de live-action sobre obras anime pero quizás solo habían hecho bien una cosa: parecerse (o al menos intentarlo) a la obra original. Películas como Death Note o Dragon Ball, ambas consideradas entre las peores de la historia tenían algo en común. Algo que, por cierto, también tenían muchas adaptaciones de videojuego. No se parecían en nada (ni lo intentaban) a la obra original.

Lo sabemos, de primeras adaptar un anime puede parecer imposible, muy caro, muy difícil, poco recomendable. Pero, entonces, ¿para qué adaptarlo? Pues por un hecho tan simple como es el de aprovechar el nombre de un producto popular para sacar algo de dinero a los fans. Por eso, nos decepciona mucho que Netflix haya optado por la fórmula incorrecta y haya hecho un live-action de Parasyte que poco tiene que ver con la obra original más allá de compartir monstruitos.

La semana pasada os decíamos que el anime de 2014 de Parasyte, de solo 24 episodios, era perfecto para ver en Semana Santa. Se trata de un anime corto, ágil y original de terror sobre un chico cuya mano se ha convertido en un parásito. Es una obra profunda llena de giros argumentales sorprendentes y dónde se reflexiona de manera profunda e interesante sobre lo que es la humanidad y sobre el papel moral del ser humano en la cadena alimenticia. Este próximo 5 de abril llega a Netflix Parasyte: Los grises, serie coreana de seis episodios que se sitúa en el mismo universo y nos presenta a una protagonista con un problema similar.

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Más un spin-off que una adaptación, lo cierto es que Parasyte: Los grises desaprovecha todo lo que hacía interesante la obra original. Nos sitúa gran parte del tiempo de parte de la policía, y no de la protagonista que debe ocultar su condición al mundo. Esta, quizás por una vaga decisión de producción para ahorrarse problemas, no comparte conversaciones con su parásito sino que este actúa solo cuando está dormida. Vamos, que la actriz pone cara serie y voz grave y ya tenemos parásito. La coexistencia entre especies, el diálogo entre el parásito y el protagonista sobre la supervivencia, la violencia, el amor, etc, se pierde por completo. No hay desarrollo más allá de un melodrama mal llevado y facilón lleno de interpretaciones muy cuestionables por parte de un reparto pasado de vueltas. Así, la serie live-action de Parasyte se ha convertido en la muestra de que la maldición nunca estuvo ahí, solo las malas adaptaciones. De paso, nos sirve para recordar, por pura comparativa, que una obra de animación puede ser mucho más profunda e inteligente que una con personas de carne y hueso.

Parasyte: Los grises y sus 6 episodios llegan el 5 de abril a Netflix, dónde ya se encuentra al completo el anime de Parasyte y sus 24 episodios.

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