La mirada de Scott Schuman (Indiana, 1967) se asemeja a la de un cazador furtivo. Resulta afilada, sagaz, como la de quien parece vivir en un constante escrutinio de lo bello. Gajes del oficio de este voyeur de lo estético que se dio a conocer en la industria de la moda allá por 2005. Fecha en que creó su blog The Sartorialist con la intención de dejarse embriagar por la elegancia innata de esos personajes anónimos que fotografiaba por las calles de Nueva York –ciudad en la que reside– y que le sirvió como escaparate para mostrarle al mundo por qué el estilo es algo inherente a la persona. Aunque no lo parezca.

Hace más de 14 años que Schuman dejó su trabajo en un departamento de marketing y ventas para enrolarse en la fotografía de moda callejera. Hoy, tras el éxito de una bitácora con más de 10 millones de páginas vistas al mes, recala en Madrid para participar como ponente en la mesa redonda El nuevo estilo masculino celebrada en el marco del Esquire TownHouse. Una ocasión que nos permite situarnos frente al padre del street style contemporáneo –con permiso del malogrado Bill Cunningham– para invitarle a que se retrate, esta vez, a través de sus propias palabras.

Schuman, hombre menudo y bien parecido, se atusa el pelo con la mano derecha al tiempo que abrocha el botón de su americana con la izquierda. “Estoy listo”, dice, segundos antes de posar para el objetivo de Esquire. El fotógrafo fotografiado que minutos después de esta breve sesión me confesará que él prefiere situarse tras la cámara. “Siempre es más cómodo estar del otro lado”, asegura este ex comercial vestido con un impecable traje azul cobalto con corbata a juego, hoy convertido en uno de los hombres más buscados por insiders de medio mundo.

Se tiene por un tipo tímido, algo que le lleva a no esquivar ninguna pregunta. El hombre más aclamado por famosas revistas de estilo de vida continúa viajando por ciudades de medio mundo para encontrar lo que busca: “Captar la esencia de las personas anónimas”. Y lo hace siempre sobre la marcha; sale al acecho de quien se le pone a tiro, aunque no todo vale al ojo de este chamán de la fotografía callejera. “La ropa en sí misma no resulta suficiente para hacer una buena foto. Un buen retrato ha de contar con tres elementos: la persona, por supuesto su look y la luz. Este último detalle es fundamental; si no hay una buena iluminación no disparo”, sostiene.

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Schuman está considerado un verdadero ídolo de masas en el mundillo fashion. Basta con observar su trabajo durante alguna de las Fashion Weeks que se celebran en ciudades como Milán, Londres o París. Al grito de “pick me” (escógeme) muchas son las personas que buscan hacerse con ese retrato que las encumbre dentro del sector. Aunque él prefiere hacerlo a su manera: “Me gusta captar la vulnerabilidad de la persona; por eso soy yo quien elige al protagonista de cada retrato”. Así, con toda esta ceremonia, Scott ha logrado granjearse una fama que ahora encuentra en Instagram un nuevo canal para promover su trabajo. “Parece que el pulso de la moda se toma hoy en esta red social. Ahí están las estrellas del cine, de la música y de la televisión, que nunca hicieron mucho caso a los blogs, pero que ahora tienen una influencia enorme. Aunque en la era digital, como en la moda, las tendencias resultan pasajeras”, apunta un hombre que suma más de un millón de seguidores en la citada plataforma.

"En mis retratos, me gusta captar la vulnerabilidad de cada persona"

The Sartorialist sabe de lo que habla. Él es un retratista de la persona y de su dignidad, independientemente de su raza, género o condición sexual. “El principal valor de mi trabajo es ser honesto tanto con mis fotografías como con aquellos a los que retrato”, dice. Por eso, en la era del selfie, él prefiere hacer oídos sordos a esta tendencia: “Aunque se trata de un formato que se ha hecho un hueco enorme en nuestros días, no creo que sea una modalidad fotográfica en la que debamos fijarnos a largo plazo. Mi mujer se declara fanática; yo, desde luego, lo evito a toda costa”.

Scott Schuman posa para Esquire durante su TownHouse celebrado en Madrid
Fernando Roi

Qué duda cabe: Schuman es un romántico. De hecho, hay una parte de su trabajo que huye de la experiencia digital y que se escribe en clave analógica. Desde hace unos años se dedica a viajar por ciudades que están en las antípodas de la parafernalia fashion. Ahora se afana en preparar su cuarto libro fotográfico que narra sus andanzas por India, “un lugar donde es posible retratar a gente humilde, pero muy orgullosa de la ropa que lleva puesta”, sostiene. De hecho, será en septiembre de 2020 cuando salga a la venta su cuarta obra en papel con el mejor recopilatorio de imágenes made in The Sartorialist. Un concepto con el que pretende decir adiós a ese rol de fashion hunter con el que muchos le han asociado: “No me muevo solo por las semanas de la moda como hacen otros compañeros. A mí me gusta viajar por el mundo para alentar a mis seguidores a que descubran otras realidades a través de mi particular visión”.

"Valoro mucho el estilo del hombre español; es único y elegante"

Y aún más en particular, la de un retratista de almas. Un concepto que le ha perseguido durante todos estos años y que lo ha convertido en un mito contemporáneo. Reconoce que, en ocasiones, vive horas bajas: “A veces me cuesta salir a la calle. Esos días no suelo hacer fotos. Me gusta tanto lo que hago que si alguien se niega a posar para mí ya no me molesta y tampoco siento la vergüenza de mis inicios”. Schuman confiesa que ha aterrizado en Madrid sin llevar su cámara encima: “Solo estaré unas horas y todo aquello que pueda fotografiar será a través de mi teléfono móvil”. Malos tiempos para la lírica del street style patrio que, a su juicio, es uno de los que más valora a nivel mundial. "El estilo del hombre español es único, masculino y elegante; muy alejado del que predican los italianos o los franceses", afirma con vehemencia.

Él, que busca la inspiración hasta en las cosas más insignificantes, es también minimalista a la hora de vestir. "A pesar del auge que vive la estética deportiva o las tendencias del streetwear, a mí me entusiasman las prendas clásicas", dice. Se declara amante de los trajes hechos a medida, de los zapatos con personalidad –tiene cierta querencia hacia los de Prada–, aunque entre sus imprescindibles siempre hay un jersey azul y un buen abrigo. Estas dos últimas prendas resultan primordiales para que el rey del street style pueda echarse a las calles en busca de sus mejores modelos anónimos en los crudos y fríos inviernos de la gran ciudad de Nueva York.