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Convertirte en un entendido en un tema, sobre todo gastronómico, suele ir acompañado de mucho placer… y también de un gasto de dinero creciente. Excepto leer la web de Esquire, que por ahora es gratis, el conocimiento se paga y más cuando está relacionado con las buenas cosas de la vida. Si aprendes de vino, te vas a gastar dinero en vino; si aprendes de Wagyu, te vas a gastar dinero en carne; si aprendes de ron, gastarás en rones de calidad. Y lo mismo pasa con el whisky. Pero el problema en este ámbito es todavía mayor porque quizá es el destilado en el que más diferencia hay entre lo que se puede comprar cualquiera y el capricho que te fastidia el presupuesto del mes.
Nosotros tuvimos la suelta de acudir hace unos días a una cata muy especial de The Punch Room (Hotel The Madrid Edition). En ella pudimos degustar algunos de los whiskys más exclusivos de una de las marcas más reconocidas del mundo, Glenmorangie. No es raro ver sus botellas por mil euros y, aunque lo cierto es que su media no está por esos términos, es cierto que esta etiqueta de las Highlands escocesas es sinónimo de calidad. La cata, por supuesto, solo lo corroboró.
Al contrario que otras casas, Glenmorangie suele poner nombre propio a sus whiskys, haciendo honor a una personalidad que va más allá de sus años. Probamos el Signet, un whisky con toques de café; el Nectar D'or, casi un perfume, o una joya como el Grand Vingtage 1997. De este último solo se hicieron 2.500 botellas en el mundo y no la encontraréis por menos de 700 euros. La calidad se paga, hasta ahí lo tenemos claro. Pero lo cierto es que lo que Glenmorangie llama "su toma de contacto" o "su carta de presentación" no pasa de los 40 euros y sigue teniendo la excelencia de la marca.
Como el resto de sus familiares, The Original es un whisky single malt procedente de la característica destilería escocesa de Glenmorangie, que cuenta con unos alambiques de 5 metros de alto que les han valido el apodo de cuellos de jirafa. Madurado en barriles de roble blanco americano, ganador de numerosos premios, es la mejor forma de acceder a una marca de prestigio y calidad reconocidas. Lanzado por primera vez hace más de 175 años, hablamos de una apuesta legendaria alrededor de la que se construyó esta etiqueta. Envejecido en barricas de bourbon, a pesar de ser el primero, más viejo y a la vez más joven de sus compañeros de etiqueta, sus toques afrutados y su elegancia lo hace un producto premium.
Es, lo admitimos, una simpática trampa para que pruebes Glenmorangie y vayas a más. Pero si te quedas aquí mismo, por un precio más que asequible, seguirás bebiendo un destilado de alta calidad. Nosotros, por cierto, ya te hemos recomendado también a su hermano mayor, el Glenmorangie de 16 años, en otro artículo, pero si quieres empezar por el principio sin renunciar a la calidad y al mejor precio aquí tienes tu mejor opción.