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Esta vez el vino de la semana es un vermut, y es que debéis saber que el vermut es un poco un vino, ya que resulta de macerar nuestra bebida favorita con diversas hierbas y botánicos siempre con el ajenjo como ingrediente dominante. Es tan clave esta planta, en su elaboración, que le da nombre. Ajenjo en alemán se dice wermut. Y es que ahí tiene su origen este líquido tuneado, en los alemanes que viajaban a finales del s.XVIII a Turín, donde se encapricharon de un brebaje que se marcaba Don Antonio Benedetto Carpano, al que empezaron a llamar vermut dado su botánico protagonista.
Fue tal el éxito que Carpano sigue funcionando actualmente, siendo su referencia estrella la denominada Antica Formula que reproduce esa receta pionera. Aun así, parece que hay un precedente anterior, muy anterior, con Hipócrates, este genio ya puso a macerar vino con ajenjo y díctamo (otra planta) cuyo resultado pasó a llamarse vino hipocrático.
Pero volviendo a Italia, los vermuts de este país se caracterizan por ser muy amargos, lo cual no siempre es del gusto español ya que nuestras versiones tienen finales más amables como por ejemplo este Yzaguirre que, despistados por el apellido, mucha gente no sabe que es catalán, región que, a través de empresarios italianos, en el s. XIX se convirtió en uno de los mayores centros de producción de vermut (y siguen siéndolo).
Este Yzaguirre lleva encima 12 meses de crianza en barrica lo que también ayuda a complejizar el vino base que seguro tampoco os imaginabais que es blanco, como en la mayoría de los vermuts del mercado, este en concreto se ejecuta a través de la uva Macabeo.
Mi recomendación sofisticada es servirlo con 2 cl de ginebra y un par de gotas de angostura, todo en un vaso con un solo hielo porque ya tenéis la botella en la nevera. Maridarlo con unas patatas con algo de pimentón y la tenéis liada.
De nada.