- Las 20 mejores series de comedia de Netflix que puedes ver ahora mismo
- 160 chistes de humor negro no aptos para todos los públicos
- 62 series de HBO Max buenas y aclamadas por la crítica
Tras 12 temporadas, la mejor serie de comedia del siglo XXI se ha despedido de HBO Max. Es, eso sí, la tercera vez que el autor detrás de la también mejor serie de comedia del siglo XX dice que la cosa se ha acabado. Nunca nos podemos fiar, pero lo cierto es que ha sido un cierre tan redondo, tan histórico, que casi deseamos que esta vez no haya mentido. Larry David, el co-creador de Seinfeld, ha puesto fin a su serie Curb Your Enthusiasm tras doce temporadas, aunque en realidad nada de esto tiene por qué ser cierto.
Si ambas han hecho historia de la televisión es por la misma razón, una que nos impide aislar una de otra, y es la metanarrativa. Seinfeld se hizo célebre por ser un "serie sobre la nada", una sitcom que consiguió llevar el espíritu de la stand up comedy, de los monólogos sobre detalles triviales de la vida, a la televisión. El protagonista era su co-creador Jerry Seinfeld y se interpretaba a sí mismo. Su amigo George Constanza era, sin embargo, un alter ego de Larry David, el otro creador. Seinfeld jugó de manera muy valiente en aquellos años 80 y 90, e incluso basó toda una temporada en la creación del protagonista de una serie sobre su vida que, bueno, es precisamente la que estábamos viendo.
Un desarrollo genial que la hace destacar por encima de cualquier otra sitcom en la historia del humor en televisión pero que tuvo un controvertido giro al final. Nosotros hemos defendido que el final de Seinfeld es el mejor de la historia de la televisión, pero lo cierto es que es igual de controvertido que el de Perdidos o Juego de tronos. Larry David y Jerry Seinfeld decidieron acabar con sus personajes en la cárcel tras un juicio en el que se acabó juzgando su personalidad. Es inevitable que hubiésemos cogido cariño a los protagonistas de la serie, pero este final nos vino a recordar que eran miserables y que se merecían estar entre rejas. No por un delito concreto sino por su imposibilidad de vivir en sociedad.
Tras ese final en 1998, Larry David se mudó a HBO y decidió dar la cara él mismo con Curb Your Enthusiasm, una serie con el mismo enfoque pero que persigue un aire mucho más documental. Cámara en mano, rodaje en exteriores y una gran improvisación dio a esta serie un aire mucho más moderno, natural y documental, aunque también irregular. David volvía a revolucionar la comedia y la cuarta pared antes de que, por ejemplo, The Office o Modern Family se dedicasen a hablar a cámara. A lo largo de esta nueva serie había una sombra que perseguía a Larry David, la gente que le criticaba por el final de Seinfeld.
24 años después del inicio de la serie, 26 del final de Seinfeld, Larry vuelve a poner fin a su personaje con un capítulo que se titulaba premonitoriamente "Ninguna lección aprendida". Larry no aprende, y repite el final. A su personaje se le juzga por una absurda ley (real) sobre que no se puede dar agua a una personaje en la cola de votación en Atlanta. Pero, como en Seinfeld, el juicio se convierte en uno hacia su persona y desfilan las mayores barbaridades que hemos visto en la serie.
Larry acaba, de nuevo, en la cárcel y quejándose entre barrotes de la arruga de sus pantalones de pana. Pero hay un pequeño cambio, uno que redondea este final y también el anterior. Su amigo Jerry Seinfeld viene al rescate. Resulta que vio a uno de los jurados saltarse el confinamiento y el juicio es declarado nulo. Larry y Jerry salen de la cárcel juntos diciéndose que así es cómo deberían haber acabado la serie. Puede que sea verdad, pero esto es una muestra de que las segundas oportunidades solo existen cuando eres un maldito genio.
Al final, Larry se permite acabar con un chiste. Le dejamos quejándose a Susie, la mujer de su representante y mejor amigo, por haber abierto la ventana del avión y dejado pasar la luz sin preguntar a los demás. Larry David seguirá para siempre luchando esas batallas sociales que todos hemos sufrido alguna vez. Él, eso sí, se quejará siempre una y otra vez por todos nosotros. Héroe y villano por siempre.
