3 pueblos medievales de Cataluña donde parece que el tiempo se ha detenido y que están más bonitos que nunca en primavera

Castellfollit de la Roca, un pequeñísimo pueblo en la Comarca de la Garrocha, cautiva a los visitantes con su ubicación única. Construido sobre un acantilado estrecho de roca volcánica, ofrece una vista panorámica alucinante. Sus casas antiguas, con paredes de piedra negra y tejas doradas, cuentan su historia pasada.

En primavera, cuando los campos y el entono natural están verdes, es el momento perfecto para visitarlo. Te recomendamos pasear por su zona antigua, admira la Iglesia de San Salvador, de origen románico, y contemplar el horizonte desde el Mirador y Plaza Joseph Pla. Gracias a su situación, es un extraordinario destino para los amantes de la fotografía.

Para comer, un clásico es la Fonda Ca la Paula, donde ofrecen un amplio menú para satisfacer al viajero tras un día de caminata por el pueblo.

Peratallada, también ubicado en la provincia de Gerona, tiene un casco antiguo, rodeado por una muralla medieval, que invita al visitante a sumergirse en un ambiente medieval único. Al recorrer sus estrechas calles, descubrirás lugares imprescindibles como la Plaza de les Voltes, el corazón histórico del pueblo, o la emblemática Calle de la Roca, con sus callejuelas empedradas y enredaderas que la convierten en uno de los rincones más fotografiados de este precioso pueblo.

Tampoco te puedes perder la Plaza del Oli, impregnada de encanto y autenticidad local, ni perder la oportunidad de recorrer la Calle Mayor, repleta de rincones pintorescos. Sumérgete en la historia en la Plaza del Castell y admira la imponente Torre del Homenaje, testigo medieval que se alza majestuosa sobre el pueblo.

Para comer de lujo, puedes hacerlo en L'Eixida Restaurant Gastronòmic, dirigido por el chef Adrià Rubio, en el que degustarás los mejores productos locales.

Besalú es un encantador municipio en la provincia de Gerona que es prefecto para pasar unos días en primavera. Su famoso puente medieval del siglo XII, conocido como el Puente de Piedra, da la bienvenida a los visitantes con sus 150 metros, sus siete arcos desiguales y la torre fortificada. Desde varios miradores, podrás apreciar su belleza y disfrutar de la vista del río Fluvià.

Además, el antiguo barrio judío o "El Call" es un laberinto de callejuelas empedradas llenas de encanto. La comunidad judía vivió aquí pacíficamente hasta el siglo XV. Explora la Calle del Mestre Abraham des Catllar y la Calle Rocafort, donde verás sorprendentes esculturas de sillas. Por último, la Plaza de la Libertat es un lugar animado para disfrutar de la atmósfera local y sumergirse en la historia y la cultura de Besalú.

Y si quieres comer muy bien, te recomendamos en restaurante Pont Vell, situado en pleno casco histórico con unas vistas maravillosas del puente.