Seguro que ya has ido a Salamanca. Seguro que más de una vez. Pero volver a pasar un fin de semana en Salamanca siempre es buen plan. No solo es una de las ciudades más monumentales de España, que conmemora en 2018 30 años como Patrimonio de la Humanidad, también es una de las más vivas, de las más abiertas y de las más divertidas. A ello ha contribuido su Universidad, la más antigua del país y una de las primeras de Europa, que este año, por cierto, celebra su octavo centenario y sigue en plena forma. Por eso, encontrarás marcha, ambiente joven y modernas iniciativas artísticas y de ocio aparte de las imprescindibles alternativas clásicas. No pasarás hambre (ni sed), lo gastronómico aquí se toma muy en serio. ¿Te vienes?

VIERNES

18:00 h. Dormir en un hotel que es una visita obligada en sí tiene muchas ventajas. Matas dos pájaros de un tiro, te aseguras un entorno espectacular durante tu estancia y vives la esencia de la ciudad como en pocos otros establecimientos. Es el caso del Hospes Palacio de San Esteban, que fue el propio convento dominico de San Esteban, a cuyo claustro (además de a las Catedrales) tiene unas espectaculares vistas. Pasarás por sus estancias como en su día lo hizo Francisco de Vitoria o el mismo Cristóbal Colón, con la diferencia de que hoy se respira modernidad, como en la propia ciudad, gracias a un acertado, cómodo y funcional diseño interior. ¡Ah! Tiene piscina, y en Salamanca puedes agradecerla, y mucho, en los meses de calor.

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Hospes Palacio de San Esteban

19:00 h. Por cercanía, la primera parada, aún te da tiempo, debería ser las Catedrales, la vieja y la nueva, un doble viaje del románico al barroco y al futuro, como demuestra (si lo encuentras) el famoso astronauta esculpido en una de las fachadas. No debes perderte el recorrido Ieronimus, que asciende a sus torres medievales, un mirador privilegiado de la ciudad y un interesantísimo acercamiento a su construcción.

20:30 h. Está a punto de ponerse el sol y, si has ido en pareja, puedes metértela en el bolsillo desde la primera noche dando un paseo por el huerto de Calisto y Melibea, extenso jardín público en pleno casco histórico que se cree que podría haber sido el escenario en el que Fernando de Rojas situó el encuentro entre los dos amantes protagonistas de La Celestina. Las vistas del atardecer son estupendas y los arrumacos están garantizados.

21:15 h. Dicen que el amor quita el apetito pero a nosotros como que nos lo abre. Será porque sabemos de antemano que Salamanca está para comérsela así que, ¿por qué no nos vamos de tapas? Para todo "charro" hay tres locales que son la Santa Trinidad del tapeo. En realidad hay más de tres, pero estos nos pirran: En Tapas 2.0 (Felipe Espino, 10) llevan una década en eso de reinventar el pincho de barra. Y siguen en ello en su pequeño local y en un restaurante algo más amplio (Tapas 3.o) a la espalda. Sus bravas son de ranking, sus croquetas ibéricas de jamón (de Guijuelo, como no), un escándalo, y algunas "moderneces" como el sashimi de presa ibérica o el taco de costilla y jalapeños, de llorar. En Cuzco Bodega (Juan del Rey, 5) las milhojas de solomillo y foie comparten estrellato con el "cuzquito", una tosta de jamón ibérico sobre tomate aliñado, y la autóctona mini hamburguesa de ternera morucha. En La Viga (Consuelo, 16), la jeta asada merece un alto en el camino o varios a lo largo del fin de semana.

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23:30 h. Ya es tiempo de una primera copa. La Regenta (Espoz y Mina 19-21) es uno de los favoritos de los salmantinos de bien, con su estética rococó que guiña un ojo a Alas Clarín. Es un "gin club" en con decenas de referencias de ginebras. Y ya se sabe que para hacer la digestión no hay nada mejor que la ginebra. La música en vivo anima muchas noches.

01:30 h. ¿Que quieres seguir de marcha hasta que el cuerpo aguante? En Las Posadas encontrarás buen ambiente y un sorprendente interiorismo que no te dejará indiferente. Hay dos locales, cualquiera está bien aunque nos quedamos con La Posada de San Boal (Plaza de San Boal, 7), más pub. El otro, La Posada de las Ánimas (Toro, 64) está hasta el amanecer con bastante peso de lo electrónico y buenos DJ.

SÁBADO

10:oo h. Dependiendo de la hora de recogida la noche anterior, puedes reponer la energía gastada desayunando en el restaurante del hotel, donde cocinaban antaño los frailes dominicos. Después, y ya que estamos de centenario, dedícale la mañana a la Universidad, por los viejos tiempos, pero esta vez sin mirar el reloj ni aguantar clases infumables.

11:00 h. ¿Ya has visto la rana en la imponente fachada plateresca de las Escuelas Mayores? Bien, ya has hecho la turistada. Ahora entra y piérdete entre las aulas de Fray Luis de León o Unamuno y maravíllate con la Bilblioteca General Histórica, repleta de joyitas en papel. Esta no es la biblioteca original, que estaba donde hoy se encuentra la capilla, coronada por el célebre Cielo de Salamanca, la pintura del Fernando Gallego que se descubrió a mediados del pasado siglo y que hoy puede admirarse de nuevo en las Escuelas Menores, otro de los edificios de la institución.

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Turismo de Salamanca
El Cielo de Salamanca, aunque no se esté al aire libre

13:00 h. Salamanca, alto soto de torres. Ya lo decía Unamuno. Regálate una vista más, aún en plan académico, desde las Torres de la Clerecía del Colegio Real de la Compañía de Jesús, hoy Universidad Pontificia. Además de la panorámica, este lugar, y en especial su patio de estudios, ideado por Andrés García de Quiñones, es una de las mejores obras del barroco patrio. En verano, la ascensión nocturna merece la pena.

14:30 h. Aún no has cruzado la Plaza Mayor. Estamos tardando. Lo haremos pensando en tomar unas tapas en Las Tapas de Gonzalo (Plaza Mayor, 23), el proyecto más casual (y el primero en solitario) de Gonzalo Sendín, tercera generación de familia de hosteleros. Su terraza es una delicia en verano, las vistas desde el comedor en la planta de arriba, ídem, y el jolgorio de su barra, desde el desayuno hasta las copas de madrugada, más. No dejes para mañana las manitas de cerdo que puedas comerte hoy y ve después a por el mollete de carrillera ibérica de la Tapería Jamón Jamón (Sánchez Barbero, 11). Es el nuevo y primer espacio gastronómico de Arturo Sánchez, la empresa familiar de ibéricos salmantinos que se caracteriza por la elaboración artesanal de los mismos y por su excelsa calidad. En esta barra (también restaurante) casi todo rinde homenaje a sus cerdos de doble montanera, de la nariz al rabo.

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Tapería Jamón Jamón
Exquisitos ibéricos de Arturo Sánchez; no todo es jamón, jamón

18:30 h. Después de un descansito dirígete a la Casa Lis, un palacete urbano enclavado sobre la antigua muralla de la ciudad, una construcción resuelta con astucia en un difícil terreno, un exquisito ejemplo de Modernismo que hoy alberga el Museo Art Nouveau y Art Déco. Las vidrieras son un espectáculo.

21:00 h. Si por la mañana has visto a Gonzalo Sendín en sus Tapas de la Plaza Mayor, esta noche lo vas a ver en su reciente Barra del Mesón de Gonzalo en el propio Mesón (Plaza del Poeta Iglesias, 10). Comparten ubicación, una arriba, el otro abajo. Comparten chef, Marcos del Valle, y comparten filosofía, una más casual y dinámica, el otro algo más formal. En ambos conceptos, productazo y recetas de base tradicional actualizadas ligeramente por el excelente equipo de cocina. Si por la mañana salivaste con las manitas, por la noche lo harás con unos callos de premio, bravas, o croquetas de jamón ibérico y otras tantas sorpresas que se cuecen arriba en vivo y en directo.

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Barra del Mesón de Gonzalo

23:30 h. Un helado del centenario Novelty (Plaza Mayor, 2) o una copa en el Champagne Bar del Grand Hotel (Plaza del Poeta Iglesias, 6), al ladito, rematarán tu noche con el mejor sabor. Relaja, que ayer ya te liaste.

DOMINGO

11:00 h. Go West! Vámonos rumbo al oeste. Desde hace unos años, el así llamado Barrio del Oeste ha tomado la forma de una verdadera galería de arte urbano entre garajes, cierres de comercios y muros que se han convertido en obras dignas de admirar. No es algo al tuntún. Responde al empeño (y a la selección) de la asociación ZOES y el colectivo Lemarte, que organizan un concurso anual enfocado a jóvenes artistas cuyas ideas escogen y se llevan a cabo durante tres días en los espacios disponibles.

13:3o h. Una antigua carnicería, vivienda del ex carnicero Agustín Santos incluida, es La Salchichería, el centro cultural más "cool" de la zona. Bar, salas de exposiciones y un hueco de ascensor que hace las veces de escenario para los conciertos son los espacios cuyo contenido lo hace tan singular. Merece la terraza, la cerveza, el vermú, la paella y el tardeo a ritmo de DJ. Un señor domingo para volverte a casa con el mejor rollo posible y el recuerdo de que Salamanca también es moderna.

Más comer: Víctor Gutiérrez (Empedrada, 4) pone producto, técnica y sentimiento a una cocina un tanto atrevida que lleva revalidando su estrella Michelin (la única en la ciudad) durante 14 años. En La Hoja 21 (San Pablo, 21) manda la identidad regional revisitada de manera sofisticada, en lo estético y lo gustativo, por Alberto López. La vinoteca El Pecado (Plaza del Poeta Iglesias, 12) ofrece una divertida carta internacional muy para compartir en un coquetísimo local y sus postres caseros son, cuanto menos, tentadores. Tiene además dos menús degustación a precio imbatible (25 y 35 euros).

Más dormir: El hotel Don Gregorio, un antiguo palacio del XV lleno de valiosos tesoros como su patio porticado, es otro ejemplo más de estilo y buen gusto en la ciudad con alucinantes detalles de diseño y reliquias de museo. Las 300 hectáreas de la Hacienda Zorita, entre viñedos, olivos y encinas, son un excelente plan a diez minutos de Salamanca. Puedes alojarte allí, en lo que fue antiguo convento dominico visitado por Colón, disfrutar visitando las instalaciones a modo safari en "jeep" o a caballo y catar sus quesos, sus vinos y sus ibéricos propios, en bodega o en su nuevo restaurante Warehouse, un invernadero acristalado en la dehesa. Una gozada. Termina el día en su SPA con algún tratamiento de olivoterapia o vinoterapia y da gracias a los dioses por que existan lugares así, en medio de la paz más absoluta, aún a dos pasos de la civilización.

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Hacienda Zorita
Nuevo restaurante Warehouse con vistas a la dehesa

No te vengas sin: Darte un paseo por la animada calle Van Dyck por la noche. No esperes finuras ni elaboraciones gourmet pero está bien que le dediques unos vinos de primera hora, al menos. Costillas a la brasa, pinchos morunos... Dos míticos son Café Chinitas y El Minutejo (Van Dyck 18 y 55).

Un souvenir que no te tirarán a la cara: Algún dulce de los que hacen las monjas del Convento de las Dueñas cuyo claustro, por cierto, puedes y debes visitar. O el típico hornazo salmantino que venden en la confitería La Industrial (Rúa Mayor, 8). Unos buenos embutidos ibéricos tampoco son mala idea.

Con quién iríamos si fuéramos tú: Se presta tanto a los amigos, las despedidas de soltero, de casado o, antes o después, a ir en pareja. Salamanca es romántica, tranquila y gamberra a partes iguales.

Cuándo iríamos: Evita calor y frío extremo, que lo tiene, como buena ciudad castellana. A principios/mediados de junio, el Festival Luz y Vanguardias convierte a la ciudad en escenario de espectaculares proyecciones. A finales de otoño, el programa Las Llaves de la Ciudad es una buena oportunidad para conocer su parte no visible y permite descubrir espacios y lugares que normalmente están cerrados al público a través de visitas guiadas por los propios habitantes de los conventos, palacios o incluso por personajes de ficción.

Una canción para convencerte del todo: Este encuentro furtivo de Loquillo por las calles de la ciudad: