Seguro que has visto esas imágenes de personas flotando en el Mar Muerto, ubicado en una depresión entre Jordania, Israel y Cisjordania. Pero lo que quizás no sabías es que en España tenemos algo muy similar, más concretamente en el País Vasco.

    Estamos hablando de las Salinas de Añana, ubicadas en la provincia de Álava, un verdadero espectáculo natural y cultural de inmensa belleza y riqueza histórica. Este "Mar Muerto" vasco es un paisaje salino único, donde el blanco de la sal contrasta con el verde de los valles circundantes, creando una visión casi etérea.

    La historia de las Salinas de Añana se remonta a casi 7.000 años atrás, lo que las convierte en uno de los complejos salineros más antiguos del mundo. Los orígenes de este valle salado se encuentran en un antiguo océano que, tras millones de años, dejó tras de sí extensas capas de sal pura. Con el tiempo, las aguas subterráneas disolvieron estas capas, creando manantiales salinos que hoy son la fuente de este "oro blanco".

    salinas de añana
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    El método de extracción de sal en Añana es tan tradicional como el lugar mismo. Se utiliza un sistema de evaporación solar, donde el agua salada se vierte sobre plataformas de evaporación construidas con piedra, madera y arcilla. Estas plataformas, llamadas eras, son alimentadas por una red de canales de madera que distribuyen el agua por gravedad, un ingenioso sistema que ha perdurado a través de los siglos.

    La sal que se obtiene es conocida por su alta pureza y calidad, atributos que la han convertido en un producto apreciado en la gastronomía de alta cocina. La salinidad del agua aquí es excepcionalmente alta, superando los 200 gramos por litro, una concentración que, aunque no alcanza la del Mar Muerto, es significativamente mayor que la del océano Atlántico.

    En la actualidad, las Salinas de Añana no solo son un lugar de producción de sal, sino también un destacado destino turístico. La Fundación Valle Salado de Añana se encarga de preservar este patrimonio, ofreciendo visitas guiadas que permiten a los visitantes descubrir la historia, la técnica y la importancia de este lugar. Además, se han implementado proyectos de realidad virtual que enriquecen la experiencia, permitiendo a los visitantes sumergirse en la historia de las salinas de una manera innovadora y educativa.

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    Este curioso lugar es también un ejemplo de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente. La Fundación produce cinco tipos de sales naturales, utilizando técnicas tradicionales que aseguran la mínima intervención en el entorno natural. Este compromiso con la ecología y la calidad ha sido reconocido internacionalmente, con premios como el Gran Premio del Jurado de los Premios Europa Nostra y la distinción de Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por la FAO.

    Pasear por las Salinas de Añana es caminar sobre la historia viva de la humanidad y su relación con la sal, uno de los recursos más esenciales. Sentirás estar en un lugar donde el pasado y el presente se encuentran, donde la tradición se funde con la innovación, y donde cada grano de sal cuenta la historia de un legado milenario que sigue floreciendo hoy en día.