Los 10 pueblos más bonitos de Salamanca para una escapada en otoño

Esta villa en el corazón de la Sierra de Francia es uno de los pueblos más icónicos de toda España. Lo es por su arquitectura típica a base de geométricos entramados de mandera pero también por sus centenarias tradiciones. Los balcones de su maravillosa plaza y las luces y sombras que la orientación de los edificios va generando por todo el laberíntico centro aportan sus mayores encantos.

No te pierdas: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y, muy cerca, el remoto Monasterio de Las Batuecas. Entenderás el sentido de ese refrán de madre cuando te decía "estás en Las Batuecas". El hotel y spa Abadía de los Templarios te sorprenderá y hará desconectar del todo.

Un impresionante balcón natural sobre el Duero en Salamanca con vistas de vértigo y una romántica leyenda a lo Romeo y Julieta. Bienvenido a Aldeadávila, dentro del parque Natural de Los Arribes del Duero. De hecho, Unamuno se refería a él como su corazón. Solo por asomarte al Mirador del Fraile, en la imagen, ya merece la pena desplazarte hasta casi la frontera portuguesa. El pueblo, presidido por la bonita iglesia de El Salvador y su torre, iniciada como alcázar militar, es idóneo para explorar la epatante naturaleza del alrededor.

No te pierdas: El Palacio del Marqués del Caballero,el salto de Aldeaadávila con el cercano Convento La Verde. Otro mirador, el del Picón de Felipe, es el escenario de la historia que dice que un habitante de Aldeadávila llamado así se suicidó desde lo alto porque su novia era portuguesa y no podía estar con ella. Ahí tienes tu historieta local para entretener a tus colegas.

Candelario es un pueblo para ejercitar las piernas y acabar con muslos de acero. En la ladera de la sierra homónima, su encantador entramado de calles en pendiente le otorga una estética de postal de la que pocos pueden presumir. Sus conocidas regaderas (canales de agua cristalina recogida de las nieves de las montañas) recorren todo este laberinto y seguirlas es una buena ruta para perderse por él.

No te pierdas: Además de las citadas regaderas, buscar sus batipuertas, las medias puertas que protegen la entrada de las casas, son uno de sus elementos más originales. Su ermita del Cristo del Refugio y la magnífica iglesia de la Asunción son otras paradas imprescindibles.

Dentro de la comarca de Tierra de Peñaranda, se encuentra la localidad de Cantalapiedra, otra de las que se pueden incluir, muy merecidamente, entre las más bonitas de Salamanca. Apenas mil habitantes conservan el sabor de antaño rodeados de estepa en la que cantidad de especies cinegéticas habitan. Frontera entre reinos, fue fortificada por reyes leoneses en calidad de señorío eclesiástico. Su impresionante iglesia de Santa María del Castillo es solo uno de los testigos de su esplendor junto a la preciosa Plaza Mayor.

No te pierdas: Pasa además por el Monasterio del Sagrado Corazón, la Ermita de la Virgen de la Misericordia, el Torreón del Deán o la Casa de los Onís para seguir dándote cuenta del poderío que alcanzó.

Encrucijada entre Castilla, Extremadura y Portugal, Ciudad Rodrigo es un pueblos históricamente guerrero. Romanos, bárbaros, musulmanes, portugueses... Todos la han acechado y han querido quedarse con uno de los tesoros de nuestra geografía. En el siglo XII Fernando II de León se convirtió en su principal benefactor, rodeándola de murallas, dotándola de importancia eclesiástica y, por tanto, señorial. Ahí están sus magníficos edificios entre palacios e iglesias que cayeron en manos napoleónicas para ser luego liberados por lord Wellington, a quien se designó por ello duque de la ciudad.

No te pierdas: A la catedral se suma la iglesia de San Pedro-San Isidoro, donde confluyen estilos tan diversos como el románico, el mudéjar, el gótico, el renacentista y el neoclásico. La casa de los Águila, el palacio del Marqués de Cerralbo y el Palacio de Montarco son otras paradas hasta terminar en el castillo, hoy Parador de Turismo para que te quedes a dormir.

Cuando uno va llegando a Ledesma emite siempre un "guau". Al fondo, la espectacular iglesia de Santa María, en medio del caserío protegido por la muralla. A sus pies, el río Tormes, salvado por los puentes. Espera a introducirte en el entramado de callejuelas que conforman su casco antiguo para transportarte del todo al pasado y presente de esta localidad con encanto.

No te pierdas: Entra por la puerta de San Nicolás, admira las casonas en el recorrido hasta la iglesia de Santa María la Mayor y termina con las vistas desde su adarve.

En la confluencia de dos ríos (Alagón y Francia), Miranda del Castañar preside una colina sobre la que vigila la vida que sucede a su alrededor. El viejo castillo protagoniza un recinto amurallado que acoge escudos, callejas, arcos y piedras talladas que encierran secretos a descubrir. Por sus calles se respira la historia medieval de la villa. Descubre la organización de sus calles y su modo de vida, la tradición de compartir casas y bodegas y la peculiar idiosincrasia que solo se entiende hablando con los mirandeños.

No te pierdas: la Ermita de la Virgen de la Cuesta, sus Fuentes Grandes y cercanos parajes naturales de gran belleza como el Camino de los Prodigios.

Un precioso casco antiguo de origen medieval, que destaca por sus calles con casas de piedra y balconadas que conservan todo el encanto de otros tiempos, es el reclamo para visitar otros de los pueblos más bonitos de Salamanca. No es de extrañar que esté declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico porque desde su plaza mayor a su iglesia, el paseo es pintoresco como pocos.

No te pierdas: la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves o su atractiva Plaza Mayor. Es muy interesante su Museo Etnográfico Casa de las Artesanías porque los bordados aquí son famosos.

No confundir con Miranda del Castañar. San Martín es otro de los pueblos típicos de la provincia de Salamanca que también presenta las emblemáticas casas con listas de madera y preciosas balconadas. Acércate en otoño para conseguir una estampa tan de postal como la de la imagen.

No te pierdas: Su castillo, en cuyo interior hay un cementerio, la iglesia de San Martín, el puente romano o la plaza mayor. Y en los alrededores no deberías dejar de visitar el Bosque de los Espejos, un espacio verdaderamente mágico.

Es de los pueblos menos conocidos de la Sierra de Francia y vamos a descubrírtelo. Con excelentes vistas de la propia peña, esta localidad en lo alto de una pequeña meseta a mil metros de altitud es muy curioso por su arquitectura popular, manifestada en una irregular Plaza del Altozano en la que se tapea, por cierto, de maravilla. La cultura es un bastión, desde el siglo XVIII cuenta con variada actividad teatral que sigue en el Teatro Liceo o de León Felipe.

No te pierdas: La diminuta ermita del Cristo de las Batallas cuenta con un antiquísimo retablo igual que el santuario del Robledo. En él se guardan los restos de Simón Vela, quien encontró en el siglo XV la imagen de la venerada virgen de la Peña y de Juana Hernández, joven que lo profetizó. La iglesia de San Sebastián, los lavaderos o la torre del Concejo son otras paradas.