Puede que no lo parezca, pero las células llamadas mohos del limo son bastante inteligentes: uno de ellos fue incluso un "investigador no humano visitante" en el Hampshire College de Massachusetts en 2017. Aunque carece de cualquier cosa que se parezca a un cerebro, el moho Physarum polycephalum navega hacia las fuentes de alimentos sin volver a recorrer los caminos que ya ha tomado. En otras palabras, el moho está dotado con alguna forma de memoria espacial.

    Esta idea de la memoria espacial es especialmente interesante para los científicos de la Universidad de Ámsterdam, que realizaron un experimento analizando el caos matemático que rodea a un objeto que recuerda los lugares que ha visitado anteriormente. En un nuevo artículo publicado en la revista Physical Review Letters, los investigadores describen su montaje experimental como un "juego idealizado de billar", que supone que las paredes rebotan perfectamente y no hay otros objetos sobre la mesa aparte del que no tiene fricción.

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    University of Amsterdam
    Esto muestra cómo el parámetro de memoria espacial lleva finalmente a una bola de billar sin fricción a quedar atrapada en un único punto.

    Pero, al más puro estilo del moho del limo, los matemáticos alteraron el juego dotando a la bola de memoria espacial, lo que significa que podía recordar por dónde había pasado y, en su lugar, rebotaba contra su trayectoria anterior en lugar de cruzarse en su camino desde el pasado. Tras realizar unos 200 millones de simulaciones con diversas mesas poligonales de "billar", el equipo logró trazar la probabilidad de que una bola acabara siendo rastreada, lo que sorprendentemente formaba intrincados patrones. Si se amplían esos patrones, una región concreta revela aún más patrones de complejidad.

    El destino de la bola depende de una serie de condiciones iniciales, como la forma de la mesa y su trayectoria inicial. Sin el parámetro añadido de la memoria espacial, este "juego idealizado de billar" (bajo ciertas condiciones) es un ejemplo perfecto de caos matemático, en el que las condiciones iniciales pueden no necesariamente, pero al considerar la memoria espacial, las conclusiones tienen profundas implicaciones para la investigación biológica, como el Profesor Moho del Limo.

    El concepto de atrapamiento pide a gritos ser explorado, también en sistemas de la vida real. Por ejemplo, sabemos que los mohos del limo unicelulares utilizan rutas autoevasivas. ¿Se quedan atrapados y qué ocurre cuando lo hacen? ¿O disponen de mecanismos inteligentes para evitarlo? ¿Lo utilizan para mejorar sus estrategias de búsqueda de alimento?", afirma Mazi Jalaal, coautora del trabajo, en un comunicado de prensa. "Los resultados nos ayudarían a comprender mejor estos sistemas biológicos, y quizá incluso a incorporar las lecciones que aprendamos para optimizar esta forma de billar con memoria para su uso en robots".

    Por supuesto, como señala un matemático a New Scientist, estas simulaciones no reflejan los sistemas biológicos, que tienden a no deslizarse sin fricción por líneas perfectamente rectas, pero los billares con "memoria viva" podrían ser un trampolín para comprender mejor estos sistemas.

    Vía: Popular Mechanics
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    Darren Orf

    Darren lives in Portland, has a cat, and writes/edits about sci-fi and how our world works. You can find his previous stuff at Gizmodo and Paste if you look hard enough.