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Lo has notado durante la pandemia por coronavirus, ha habido momentos en que sentías que si esto se alargaba un poco más se acabarían yendo al garete tu trabajo, tus relaciones y hasta tu salud, incluso sin haber pillado el maldito virus. Te ha pasado más veces, cuando algo sale mal, piensas: "Lo sabía", y te repetirás una y otra vez que era una corazonada. Pues no, no lo es, las corazonadas no existen pero lo que sí que existe es una mente subconsciente que se ha forjado a base de experiencias pasadas y que puede hacer que saborees las mieles del éxito o que muerdas el polvo.

El poder del subconsciente

Ese es su enorme poder: el subconsciente controla tus experiencias vitales, desde el tipo de comida que eliges hasta tus hábitos cotidianos, determina incluso cómo reaccionas ante contratiempos y situaciones estresantes. Funciona como el piloto automático de un avión; ha sido programado para seguir una ruta específica de la que no puedes desviarte a menos que antes hayas cambiado las órdenes preprogramadas.

¿Qué es el subconsciente?

El subconsciente es la parte de tu mente que opera por debajo de tu nivel normal de conciencia. Ahora mismo estás usando la mente consciente para leer este artículo y absorber su significado, pero bajo ese enfoque mental, tu mente subconsciente está ocupada trabajando entre bastidores, absorbiendo o rechazando información basada en la percepción que tienes del mundo que te rodea, una percepción que comenzó a formarse en tu más tierna infancia.

¿Cómo se forma el subconsciente?

En tus primeros años de existencia, tu subconsciente no rechazaba nada porque no tenía ideas preconcebidas que contradijeran lo que percibía tu mente. Simplemente aceptaba como verdadera toda la información que le llegaba. Eso acaba siempre convirtiéndose en un problema: cada vez que alguien te llamaba estúpido, inútil, lento, vago o lo que fuera, tu virginal subconsciente guardaba esa información como referencia.

Y lo mismo sucedía con cualquier mensaje recibido sobre tu potencial o sobre las limitaciones a las que te ibas a enfrentar en la vida no solo por tus habilidades físicas, sino también por tu color de piel, tu sexo o la situación social y económica de la familia en la que nacías. Mi madre insistía en no apuntarme a ballet porque era muy torpe, me tropezaba con todo, me caía con facilidad. Por suerte insistí y decidí bailar aunque lo hiciera mal, me salí con la mía y es algo que sigo haciendo cuarenta años después. No es que fuera torpe, es que mi subconsciente lo creía así.

Cuando yo era niña, a los siete años alcanzabas lo que antiguamente llamaban "edad del juicio", porque en teoría ya eras lo suficientemente juicioso como para saber distinguir entre el bien y el mal. En realidad lo que ya tenías era una sólida base de ideas preconcebidas, sustentada por toda esa programación que proviene de la gente a tu alrededor, familia, profesores y amigos, pero también de la radio y la televisión, de tebeos y libros. De tu entorno.

niño al que están regañando
Fertnig//Getty Images

¿Cómo te afecta ahora lo que quedó grabado en tu subconsciente de niño?

Pensamos que ahora que somos adultos podemos descartar todo esos mensajes hirientes que absorbimos durante nuestros primeros años de vida… Bueno, pues no es tan fácil. Hay que tener en cuenta que toda esa información se almacena por debajo de nuestro nivel de consciencia. La única vez que notas su presencia es cuando las barreras que te pone tu subconsciente impiden que lleves una vida equilibrada y productiva. ¿Sabes cuando tratas de lograr un objetivo y te saboteas a ti mismo? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué en el fondo lo que deseas está por encima de tus posibilidades? No, en absoluto. Lo que sucede es que hay algunos mensajes antiguos programados en tu cerebro que entran en conflicto con lo que tú quieres conseguir.

Con cada nueva experiencia, sacas ciertas conclusiones y guardas determinados mensajes que guiarán tus acciones futuras. Por ejemplo, ¿Qué tipo de mensaje crees que se almacena en tu subconsciente si te rechaza alguien que te importa? Ese inteligente detective que es el subconsciente irá inmediatamente a la caza de recuerdos y hallará otros ejemplos de rechazo –como aquella vez en que tu mejor amiga te dejó plantada y se fue con las chicas más populares de clase- y sacará la conclusión de que no vales gran cosa y por eso te mereces el rechazo.

Ahora viene lo interesante, si tienes ya experiencias que hayan entrado en conflicto con una idea preconcebida, tu mente subconsciente la rechazará o la reformulará para que vaya en sintonía con tu visión existente de la realidad. Se trata de desmentir esos bulos que nos cuenta nuestro subconsciente, basados en las primeras experiencias de nuestra vida, es más fácil cuando ya la vida nos ha demostrado que esas ideas no eran la realidad, sino una percepción de la misma.

Por eso las competiciones deportivas del tipo carreras populares sientan tan bien: rompen la idea subconsciente que podamos tener de antemano de que tú no estás hecho para el deporte solo porque de niño no destacabas en fútbol. Seguro que ese es el caso de más de uno que esté leyendo este artículo.

la bella y la bestia
Disney

Veamos otro ejemplo. Imagínate que tú te crees que eres una persona poco atractiva, del montón y, de pronto, alguien que tú consideras irresistible se fija en ti y muestra un interés en conocerte mejor. Lo primero que piensas es que debe ser una broma cruel o algo peor, que tú en realidad no le interesas porque lo del sex appeal no es lo tuyo. Así trabaja el subconsciente. Te hará pensar que ahí hay gato encerrado y rechazar a esa persona o hacer cualquier cosa para boicotear una relación que podría haber funcionado.

Lo mismo sucede cuando luchas por conseguir ciertos objetivos. Empiezas a pensar que tal vez no vas a ser capaz de tener éxito, y empiezas a esperar un fracaso que acaba siendo realidad. Eso también es producto del subconsciente. En las cosas positivas (que también las hay) el poder del subconsciente no presenta ningún problema, es más fácil alcanzar un objetivo si de verdad creemos que podemos hacerlo.

john schuck en 'holmes  yoyo'
Walt Disney Television Photo Archives//Getty Images

Así puedes entrenar tu subconsciente

Lo bueno es que el subconsciente es fácil de reprogramar. Hay muchas maneras diferentes de sobrescribir los mensajes restrictivos o perjudiciales que se almacenan en nuestra mente subconsciente. Según George J. Ziogas, experto en seguridad y salud laboral, existen varias técnicas que se podrían trabajar simultáneamente, pero para empezar será mucho más eficaz seguir un método o dos como máximo y luego ir incorporando más. Mejor centrar la atención que dispersarnos.

Sé consciente de tu entorno y limita la negatividad a la que te expones

Ya hemos visto que el subconsciente absorbe información constantemente y que esa información es la base de nuestras ideas preconcebidas y de donde sacamos conclusiones. Si en tu entorno diario hay negatividad y conflictos, ya sabes qué tipo de mensajes absorbe tu mente. Una de las mejores formas de evitar una fuente de negatividad es dejar de ver las noticias, otra, no asomarse a Twitter.

En lugar de eso, busca información positiva, lee ficción, o ensayo, y haz ejercicio físico. Aléjate todo lo que puedas de las personas tóxicas. Es muy fácil reconocerlas, son esa gente que siempre se está quejando o hablando mal de otros. Con el tiempo verás que tu mente ha absorbido mensajes positivos y que eso cambia la forma en que te ves a ti mismo.

Visualiza

Tu subconsciente responde muy bien a las imágenes. La visualización es una gran manera de programar tu mente con imágenes positivas y fortalecedoras. Intenta pasar 10-15 minutos al día montándote tu propia película, visualiza escenas positivas en las que tú seas el protagonista (tú en un trabajo de ensueño, en una mansión de película, con una vida sexual que ni Errol Flynn, haciendo surf en una playa paradisíaca o ascendiendo los últimos metros del Everest).

Con ese ejercicio, no conseguirás que la película se haga realidad, pero sí que esas escenas borren o redibujen las imágenes negativas almacenadas en tu subconsciente, producto de malas experiencias, miedos, preocupaciones y dudas del pasado.

errol flynn en san antonio
Silver Screen Collection//Getty Images

Para aumentar aún más el poder de la visualización, asegúrate de emitir emociones fuertes y positivas mientras "sueñas despierto"; deja que sentimientos como el amor, la alegría, la gratitud o la excitación fluyan por ti como si realmente estuvieras viviendo estas experiencias. Tu mente subconsciente absorberá los mensajes como si fueran reales. Por eso la visualización funciona, tiene el poder de compensar los mensajes castradores y centrarse en imágenes agradables, que el subconsciente va absorbiendo y que ya reproducirá más tarde.

Reafírmate

Darte a ti mismo mensajes de ánimo y de lo mucho que vales, funcionan, pero trata de seguir estas sencillas reglas:

Hazlo siempre en presente: No utilices el futuro, di "Soy eficaz y tengo éxito", no "Seré eficaz y tendré éxito", porque enfocarse en el futuro no sirve. El subconsciente solo conoce el ahora.

Haz siempre afirmaciones positivas: No digas "No soy un fracaso", porque el subconsciente no procesa lo negativo y con lo que se queda es "Soy un fracaso".

Expresa sentimientos sinceros: Decir "Soy rico" mientras te sientes pobre solo envía mensajes de conflicto a tu subconsciente. Sean cuales sean las palabras que elijas, intenta que se correspondan con tus emociones, porque tu subconsciente será más propenso a creerlas si así lo es.

Persevera: Cuanto más lo dices, más se queda. Tu subconsciente funciona igual para tus afirmaciones que para los jingles publicitarios, cuanto más se repite, más grabado se queda y más fácil aflorará luego a tu mente consciente.

ondas cerebrales
LAGUNA DESIGN//Getty Images

Altera la frecuencia de tus ondas cerebrales

Aunque parezca algo sacado de una película de ciencia ficción, no lo es. Los que han probado grabaciones de audio que deliberadamente alteran la frecuencia de las ondas cerebrales aseguran que funcionan. Las ondas cerebrales caen en una frecuencia específica según lo que estés haciendo en un momento dado:

  • Gamma cuando estás ocupado en ciertas funciones motoras
  • Beta cuando estás completamente consciente y te concentras activamente
  • Alfa cuando estás relajado
  • Theta cuando estás somnoliento o medio dormido
  • Delta cuando duermes profundamente

Los pulsos binaurales se dan cuando dos ondas sinusoidales de tono puro se presentan a un oyente de manera dicótica, es decir, una a cada uno de los oídos: hay aplicaciones y programas de audio que pueden ayudarte a reprogramar tu mente subconsciente, creando un foro más receptivo para instalar mensajes positivos. Si utilizas uno de esos programas para reprogramar tu subconsciente mientras haces los ejercicios de visualización de los que hemos hablado antes, el resultado será aún más efectivo.

Prueba la hipnosis

La hipnosis puede ser efectiva de la misma manera que los programas de inducción cerebral, pero sin el uso de frecuencias que alteren las ondas cerebrales. En su lugar, el hipnotizador, a través de su voz, te lleva gradualmente a un estado más relajado y receptivo y, una vez ahí, da poderosos mensajes positivos a tu mente subconsciente. La hipnosis no funciona para todo el mundo y no todos los hipnotizadores son iguales, pero si hay conexión, puede ser muy eficaz para reprogramar nuestro subconsciente de forma positiva.

hipnotizador a la vieja usanza
selimaksan//Getty Images

¿Cómo saber si has entrenado bien tu subconsciente?

Trabajar con el subconsciente no es como prepararse para una maratón (o una media) que si sigues un plan fijo, lo logras seguro. Una de las mayores dificultades que presenta es que no puedes asomarte dentro de tu cabeza para ver qué va bien y qué ha de cambiarse. Pero sí puedes desarrollar un profundo sentido de conocimiento de ti mismo que haga que te salten las alarmas cuando creas que puedes estar saboteándote a ti mismo.

Además de eso, hay señales que te indican que vas en la buena dirección: si empiezas a sentirte más fuerte, más seguro de ti mismo y más feliz; si te animas a aceptar retos más fácilmente; si tus objetivos no te parecen algo lejano y estresante; si notas que estás más tranquilo por dentro, a pesar de que a veces el caos reine a tu alrededor, vamos bien. Sabrás que tu subconsciente está cambiando cuando notes que te sientes mejor, contigo mismo y con el exterior.

quiérete a ti mismo
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Headshot of Rosa Martí
Rosa Martí

Rosa Martí es experta en libros, novedades literarias, fitness, yoga y nutrición. Lleva más de 10 años vinculada a diferentes cabeceras de Hearst, donde escribe sobre literatura en Esquire y sobre ejercicios y bienestar en Men’s Health, Women’s Health y Runner’s World.

Su experiencia viene avalada por una amplia trayectoria en la que combina devorar libros, escribir textos, correr maratones, traducir cómics y novelas, la investigación filológica, la crítica literaria, el ballet clásico, practicar yoga a diario y preparar su tesis doctoral.

En Esquire podrás leer sus contenidos sobre libros (ordenados por género, por estilo o por autor) y sus artículos de entretenimiento. Lo mismo te cuenta cuáles son los gentilicios más curiosos, las palabras más bonitas del castellano o los insultos en inglés más originales.

En Men’s Health, Women’s Health y Runner’s World, en cambio, se centra en su faceta más healthy, escribiendo sobre nutrición y alimentación, sobre ejercicios y entrenamiento (enfocado especialmente a running, yoga, ciclismo y natación) y sobre salud y bienestar.

Rosa Martí tiene un grado en Lenguas Modernas por la Universidad del Oeste de Inglaterra, una licenciatura en Lenguas Aplicadas por la Universidad de Rennes II en Francia y un grado de Arte y Humanidades estudiado en la Universidad de Barcelona. También es máster en Filología y Literatura por la Universidad Autónoma de Barcelona, facultad en la que prepara su tesis doctoral.

Toda esta formación le ha llevado a ser traductora de libros, cómics y de la versión impresa de Esquire. Lleva más de 10 años escribiendo en diferentes medios como Esquire, Runner's World, Women's Health, Men's Health, El País y Vanitatis.