Cuando tus papilas gustativas suben contigo por encima de las nubes, tu sentido del gusto se evapora automáticamente por la ventanilla del avión. Es así. No es solo que la comida de la aerolínea pueda ser mala, es que aunque sea magnífica jamás te va a saber igual que en tierra. ¿Por qué sucede esto y qué están haciendo las empresas para encontrar formas de que no demonicemos sus menús? Ya te contamos qué no comer antes de volar. Hoy vamos a por lo que sí comerás y cómo mejorarlo. Sigue leyendo.

"Nuestro sentido del olfato y del gusto cambian cuando estamos a diez mil metros de altura. La presurización de la cabina y el resto de condiciones a bordo afectan a la sensibilidad", explican desde la española Iberia. Es así, presión y humedad caen en picado y eso hace que "los sabores dulces y salados se reduzcan entre un 20 y un 30%. Patatas fritas y frutos secos tendrán menos sabor", continúan, un dato que ya certificó el Instituto Fraunhofer de Física de la Construcción de Alemania gracias a un estudio encargado por Lufthansa. Este mismo informe concluyó que los sabores ácidos, amargos y picantes casi no se ven afectados, lo que ya te da una buena base acerca de qué elegir o qué comer en tu próximo viaje, y acerca de los trucos que se emplean en esos menús precocinados, extremadamente sazonados. ¿Un buen consejo experto? Toma algún caramelo ácido o amargo para que después, al ingerir algo salado o dulce, el contraste sea más notorio y positivo.

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La presión atmosférica también significa que los líquidos se expanden y contraen en el aire, lo que se cree que influye sobre todo en el alcohol. Sí, el vino te sabrá mucho más ácido. Si te dan a elegir, decántate por algo más afrutado y dulce esta vez.

Recetas producidas en masa

No sólo hay que tener en cuenta las citadas condiciones en la cabina. Preparar y servir comida rica para varios cientos de personas no es una tarea fácil. Debido a las normas de seguridad alimentaria, todas las comidas deben cocinarse en el suelo. Allí es donde los alimentos se envasan, se enfrían, se refrigeran y, finalmente, se enfrentan a sobrevivir de la forma más decente posible tras el recalentamiento en el aire. Todo esto modificaría el sabor de la mejor receta incluso si te la estuvieras comiendo a nivel del mar, lógicamente.

bandeja de comida en un avión
Peter Cade//Getty Images
Cada vez hay más esfuerzos para mejorar, pero la comida de avión no deja de ser un precocinado difícil

Casi todas las aerolíneas utilizan hornos de convección, que soplan aire caliente y seco. Las exigencias internacionales así suelen indicarlo. No hay microondas, ni fuego, aunque las más avanzadas ya cuentan con inducción al menos. Lo más normal es que el contenido de tu bandejita te llegue bastante pasado de punto, ¿verdad?

El vino te sabrá mucho más ácido. Si te dan a elegir, decántate por algo más dulce

Es este punto, nunca mejor dicho, el que las empresas del aire se afanan por evolucionar y anunciar a bombo y platillo cuando alcanzan resultados. De ahí viene que muchos chefs de renombre firmen su gastronomía y que algunas como Singapore Airlines, considerada entre las mejores del mundo, trabaje estrechamente con su proveedor de catering a bordo, que replica exactamente una cabina de avión en su centro de operaciones para imitar todas las condiciones y probar así cada bocado antes de despegar, asegurándose la mejor calidad.

El umami se potencia en las alturas

No todo es malo, y es por esto que hay algunos platos que te pueden saber incluso mejor arriba que abajo. Seguro te ha ocurrido que, a pesar de la mala prensa que tiene la culinaria aérea, te ves incapaz de dejar una sola miga en según qué casos. Aburrimiento aparte (comer te resta algo del tedioso tiempo del viaje), no estás loco. El llamado quinto sabor, el umami, presente en alternativas como las sardinas, las algas, los champiñones, los tomates, la salsa de soja o nuestro jamón ibérico, puede mejorar. "El zumo de tomate, sin ir más lejos, tiene esos aminoácidos que potencian su sabor", relatan de nuevo desde Iberia. ¿Jamás pides un zumo de tomate en tu bar habitual y volando te apetece? He aquí el porqué. El mismísimo Heston Blumethal hace años, cuando se puso a diseñar la carta de British Airways, ideó, entre varias opciones, un pastel de carne con copete de algas. Lo hizo exactamente por similar motivo: por dar bola al umami.

Motivos psicológicos incontrolables

Si eres de los que se estresa ante la idea de unas vacaciones o, algo más normal, un viaje de trabajo, malas noticias: la ansiedad, como en todo en la vida, puede cambiar y cambiará seguro tu percepción del almuerzo o la cena en el aire. Quizá esto tenga difícil solución tan solo leyendo este artículo pero hay otras cosas más tangibles que sí.

menú saludable servido en clase ejecutiva en un avión
RaptTV
Menú en clase ’businesss’ en un avión

Unos cubiertos de plástico no van a mejorar tu experiencia, ¿verdad que no? Son necesarios porque son menos peligrosos y por ello los menús se piensan con esa consistencia más blandurria a la que poder atacar con un cuchillo de juguete pero, mentalmente, la magia se rompe. Observarás poco a poco, no obstante, que esto va cambiando en las clases ejecutivas y hasta en los asientos económicos, como es el caso de Emirates, la premiada aerolínea de los Emiratos Árabes Unidos con sede en Dubái.

Encontrarás curioso saber, asimismo, que un estudio de la Universidad Cornell ha revelado que el sentido del gusto está directamente relacionado no solo con el olfato, también con el oído. Entornos ruidosos como la cabina de un avión afectan y hacen que un curry te sepa mucho mejor que un pastel de fresa, pues parece ser que el jaleo refuerza aún más el dichoso umami. Si quieres que todo te sepa más real, el truco es fácil: usa auriculares con cancelación de ruido. En muchas cabinas ya los entregan así, especialmente en primera clase.